TREINTA Y CINCO

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—Maluma está bien bueno. —Comentó Andreina mientras salíamos de ver a Thomas y Wendy... A decir verdad mis únicos tres amigos -sin contar a Damián- se habían llevado bien. 

—Sí... Él compuso una canción para la banda en la que está mi novio. —dije, sintiéndome orgullosa de mis chicos.

—Otro que está bien bueno, con tu permiso claro... Es tú novio, y sus amigos... En especial ese moreno hermoso. —la miré y reí, Así que le gustaba Richard. 

—Tengo hambre. —admití. —Y sí, son todos bellos. 

—Cerca de mí casa hay una cafetería que venden los mejores Sandwiches del mundo, y hacen una pizza tan... Oh mi Dios.

—Amo tanto la pizza que... que... ¡Me casaré con un señor Pizza! —dije, emocionada, haciendo reír a Andreina con mi loca confesión. —Vamos por pizza, vamos por pizza. —dije, adelantando el paso junto a ella. 

Tomamos un taxi y me sorprendí al ver que en realidad la cafetería no quedaba tan lejos de mi hogar.

 Mi celular comenzó a timbrar, como siempre, asustándome un poco. 

—¿Hola? —pregunté, entrando junto a Andreina a la acogedora cafeteria. 

—Bebé. —saludó Joel. —¿Te gustan más los carros o las Jeepetas? 

—Jeepetas... ¿Qué pasó? —preguntó.

—Nada, y... ¿iPhone o Samsung? 

—A ti bañado en choco... Pizza. —dije burlonamente.

—¿Chocopizza? —preguntó extrañado. —¿Qué?

—No sé, apenas uso mi celular... 

—¿Dónde estás? —preguntó, esta conversación no parecía tener un punto fijo.

—En una cafetería con Andreina, tenemos hambre. —dije, haciendo referencia a mi amiga y mis hijos o hijas.

—Coman bien, te llamo luego preciosa... Te amo. 

—Yo también te amo, Pimiento Caliente. —reí.

—Te has cogido con decirme así... Ya verás que te pondré algún nombre, ya verás. —continué riéndome hasta que le cerré. 

Me adelanté a escoger una mesa en lo que Andreina pedía nuestra comida, cuando estuvo finalmente sentada conmigo aprecié como algunas chicas me miraban a algunas mesas. 

—¿Estás acostumbrada a eso? —preguntó Andreina.

—¿Eh? —respondí, distraída. 

—A que te miren, ¿estás acostumbrada a eso? —aclaró.

—Un poco... Cuando ando con los chicos las miradas son más inevitables, es extraño... Pero es lindo ver el amor que se tienen los chicos con las fans. —admití.

La comida llegó, un jugo natural para ambas, una Mini pizza para mí y un super Sandwich para Andreina... Cuando probé la Pizza mis angelitos, y mi estómago me exigieron dejarle una muy buena propina al lugar... Y volver, definitivamente volver.

—Oh mi Dios... Esto está delicioso. —aprecié, con al boca llena de Pizza.

—Te lo dije. —sonrió Andreina, orgullosa mordisqueando su Sándwich.

—Te amo por esto. —le dije.

Para cuando terminé de comer, noté que las chicas aún me observaban pero esta vez me tomaban fotos sin discreción alguna. Le agradecí al cielo que estaba usando un suéter de Zabdi que en mí parecía un vestido y mi vientre no se notaba lo suficiente para levantar sospechas. Con todo el atrevimiento del mundo pagué todo lo que consumimos y dejé una muy buena propina.

Definitivamente volvería. 

En un pequeño debate decidimos ir a mi apartamento que para nuestra suerte se encontraba solo. 

—Nunca pensé que una novia embarazada de alguien tan famoso fuera tan... Normal. —dijo Andreina. —Es decir, eres tan humilde... No parece que tienes todo lo que quieres a la palma de tu mano.

—Es que... No tengo todo lo que quiero a la palma de la mano. —reí, ella me miró curiosa. —No tengo a Joel en mi mano, mis hijos están en mi vientre y mi Padre en el cielo. —reí, aunque quizás mi última frase le haya quitado toda la gracia. Andreina me miró seria, comprendí sin explicación el por qué. —Tranquila, estoy en paz con la muerte de mi padre... Él está en un mejor lugar. 

—¿Te puedo preguntar algo? 

—Dime. —la animé.

—¿Tu embarazo no te trajo problemas con mi familia? —preguntó curiosa, en realidad... Yo me preguntaría lo mismo, 1) Si tuviera una familia normal. 2) Si mi madre fuera normal.

—No, mi madre es muy liberal... Y ama a Joel. —Sí, amaba a Joel.

La puerta de entrada se abrió, creando un silencio entre Andreina y yo para poder ver quien o quienes habían llegado... No sabía por que todos hacíamos esta extraña cosa hacer silencio para ver mejor... Mínimo veíamos por los oídos. 

—Oh mi Dios. —murmuró Andreina, sorprendida. 

—Oh, Hola. —saludó Richard acercándose, le ofreció a mano a Andreina y se acercó a besar mi mejilla. —Tu loco, psicópata, anormal, y extraño novio viene subiendo la escalera con el anormal de Christopher. —reí por todos los nombres que salieron de la boca de Richard. —Por cierto, soy Richard. —se terminó de auto-presentar con Andreína.

—Yo... Andrrr... Soy Andreina. —Ambos sonreímos, estas reacciones eran las más adorables.

—Que linda. —comentó el Monkey, señalándola. 

La atención de todos fue a la puerta en cuanto Joel entró con algunos 10 globos en forma de ranas de diferentes colores.... ¿Qué Diablos?, pero el premio a "¿Qué Diablos?" se lo llevó Christopher cuando entró disfrazado de una rana gigante . Andreina explotó en una fuerte carcajada mientras yo recordaba las palabras de Richard.

—Loco, psicópata, anormal, extraño Novio... y Anormal Christopher... —dije, mirándolos con mi mejor cara de "Te has ganado el Grammy al momento más "Qué Diablos", felicidades". —Monkey... ¿Qué les pasó?

—¡HOLA! —saludaron energéticos mi novio y Chris, Andreina no paraba de reír y yo no entendía.

—¿Pero que diablos? —se me escapó. 

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HAAAAAAAAHAHAHA

Tu luz (Joel Pimentel, CNCO). >EN EDICIÓN<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora