CUARENTA

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—A ver si entendí, ¿a la derecha está la niña? —preguntó Richard acariciando con ambas manos mi vientre.

—Así es. 

—Que inteligente ese Moreno. —aplaudió Andreina. 

—¿Harán pública la noticia? —preguntó Richard. 

—No sé... No me siento cómoda con que mi embarazo esté en el ojo público. —admití.

—Te entiendo, por eso preferí presentar a Aaliyah cuando nació... No quise dejar a mis fans de lado con la noticia, pero tampoco quise ponerla como centro de atención. 

—Lo sé, en realidad creo que es lo mejor. 

—Eres un fantástico padre, Richard. —comentó Andreina, notaba el cariño entre ellos.

—Gracias. —le sonrió. —¿Porqué las cositas de tío no patean? —dijo, hablando con mi vientre y provocando con efectividad que el niño pateara.

—Ay, eso dolió. —reí.

—¿Ya le avisaste a Wendy? —preguntó Andreina.

—Iré con Joel, Christopher mañana para decirles a Thomas y Wendy.

—¿Donde está el psicópata de tu novio? —preguntó Richard.

—Salió con Yoyo a comprar algo para cenar para ustedes, por cierto amé la ensalada de frutas. —agradecí una vez más.

—Oh, está bien. —dijo Richard, retirando sus manos de mi vientre. —Ya no quieren patear más... La patada vino de la izquierda... Entonces fue... ¡El niño!

—¡Bingo! —aplaudí con acierto. 

***

Tras un debate, decidimos todos pasar la noche en la casa común de los chicos. Cuando llegamos Erick, Zabdiel y Christopher tenían un Karaoke y el resto no lo pensó dos veces antes de unirse a ellos. 

La música retumbaba en toda la casa, Andreina se divertía junto a Richard mientras que yo tuve que sentarme... La Reinita y el Reicito me tenían con los pies acalambrados e hinchados. Pero, no quería decirle a Joel, quería que se divirtiera con sus amigos. 

—¿Qué pasa? —preguntó Erick, sentándose a mi lado. 

—¡Chicos! —dijo Joel, llamando la atención de todos. —Es un niño y una niña. —informó alegre para todos. 

—¿En serio, Loco? —preguntó Erick, emocionado. —Muchas Felicidades, Zaphir. —me abrazó, y luego dirigió una de sus manos a mi vientre.

—Gracias, cubanito. —sonreí, mis hijos no estaban en movimiento actualmente. —Están durmiendo.

—¿Puedes sentir eso? —preguntó.

—Puedo sentir hasta cuando tienen hipo. —reí. 

—Es lindo eso... Nosotros los hombres nos perdemos de eso. 

—Pero sin ustedes no habría "eso" tampoco. —ambos reímos. 

Erick se paró a Bailar y hacer bulla con los demás, Andreina y Richard habían ido a otro lugar porque no los veía en ningún lado. 

Miré a Joel, él reía mientras cantaba... Su hermosa risa me hacía sonreír. Amaba a mi Mexicano como nunca había amado a nadie más. Eramos jóvenes, pero nuestro amor parecía viejo. Acaricié mi vientre, fruto de nuestro alocado amor sin protección. 

Pero también amaba con locura a mis hijos, no podía esperar para tenerlos en mis brazos. 

***

Un agudo dolor atravesó mi vientre, algo húmedo salía de mi entre piernas. Toqué desesperada aquel lugar y mi corazón de desenfrenó al ver sangre correr. 

—¡AYUDA!  —grité con la voz desgarrada, pero no había obtenido respuesta. —¡JOEL! 

—¿Qué? —preguntó, detrás mí. —Habla rápido, Me tengo que ir.

—Mis hijos, estoy sangrando. —lloré.

—Ah... Que mal, me voy. 

—¡AYÚDAME JOEL, NUESTROS HIJOS! —grité, desesperada, tomando su brazo. El dolor se extendió en todo mi cuerpo.

—Suéltame. 

Suéltame. Suéltame. Suéltame. Suéltame. Suéltame. Suéltame. Suéltame.

—¡ZAPHIR DESPIERTA! —Gritó Joel desesperado, abrí los ojos.

Mi corazón se estaba por salir de mi pecho, pero una parte de mí se alivió al ver que fue sólo una pesadilla.

—Estabas llorando, y gritando dormida... ¿Qué pasó? —preguntó, asustado.

—¿Qué hora es? —pregunté, tomando aire. —Quiero agua, por favor. —le pedí.

—Las cuatro de la mañana, ahora mismo te busco agua mi amor... —besó mi frente.

—Soñé que estaba sangrando, y me dolía el vientre y tú... —las lágrimas empezaron a correr en mi rostro. —A ti no te importaba. 

—Tranquila, muñeca... Eso no pasará. —me abrazó. —Yo jamás me iré  de tu lado.

—¿Seguro? —pregunté, escondiendo mi rostro en su cuello.

—Dalo por hecho mi vida, fue sólo una horrible pesadilla... 


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Tu luz (Joel Pimentel, CNCO). >EN EDICIÓN<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora