Pressure pushing down on me
Pressing down on you, no man ask for.Under Pressure Queen
Pasó la noche acurrucado contra la pared. Despertó sobresaltado con el sonido de golpes en la puerta. El miedo hizo que se despabilara al instante. La voz de quien despotricaba desde el corredor del edificio hizo que se pusiera de pie y corriera a abrir.
Era June quien a esa hora aparecía despeinada y con el maquillaje corrido. En una mano tenía su cartera y en la otra sus zapatos de taco. No necesitaba decirle donde estuvo, podía olerlo en la ropa sucia llevaba puesta.
—¡Tú no entiendes! ¿No? —reclamó lanzándole un golpe con su cartera —.¡Te dije que no cierres por dentro, imbécil! ¡Lo haces al propósito!
Era inútil defenderse o explicarle que la puerta no tenía seguro. Era ella quien, por estar tan ebria, no podía atinarle a la cerradura. Dominick escapó hacia la cocina siendo perseguido por la recién llegada.
—¡Me quieres dejar fuera de mi casa! ¿Eso quieres, maldito? ¡Basura! ¡Te voy a enseñar a dejarme afuera otra vez!
June lo persiguió alrededor de la mesa y Dominick consiguió poner distancia entre ambos. Levantó ambas manos para intentar calmarla, aunque sabía que no resultarían sus esfuerzos.
—Vi...vin...vinn...o...a... busca...te...tt...Trr...Tr...bol
Balbuceó Dominick y no necesitaba repetirlo. June se detuvo con el puño en alto, a punto de alcanzarlo y la borrachera se le fue del susto
—¿Cuándo? —gritó ella con ira renovada—. ¿Cuándo me lo ibas a decir, imbécil?
—A...a...noche.
—¿Qué le dijiste? ¡Responde, estúpido!
—Nn...nnn...nno est...abs. Vo...vo...vo...lll....ver, di...dijo.
June dejó la persecución al darse cuenta del lío en el que se encontraba.
—¡Dame lo de la renta! ¡Rápido! ¡Dame el dinero o te largas de aquí!
—Ya s...sss...se lo...di. —Dominick se encogió de hombros. No tenía más que centavos que darle.
—¡Mentiroso! —gritó ella corriendo hacia su hijo—. ¡Bastardo mal agradecido! ¡No me quieres dar dinero! Yo sé que tienes mucho dinero guardado.
—¡Noo... no...tt...go...na...dd...!
—¡Mientes! ¿Acaso no te compras esas porquerías que tienes en tu cuarto? ¡Maldito seas!
June atrapó a su hijo de un brazo y lo arrastró hacia su habitación en busca del dichoso dinero que aseguraba que guardaba. Lanzó al chico sobre la cama y le volteó los cajones al suelo. Unas cuantas prendas, cuadernos viejos, papeles garabateados, panfletos de concierto en el Parque Central, partituras, de todo menos lo que June buscaba. Con ira revisó bajo la cama y hasta sacudió la cama para ver si escondía algo. Ahora no sólo estaba furiosa, sino desesperada. ¿Qué iba a hacer? ¿De dónde esperaba el Trébol que consiguiera la cantidad que quería?
—¡Esto es tu culpa! —recriminó llevándose las manos a la cabeza—. El dinero lo saqué para darte de tragar, maldito malagradecido.
Dominick no respondió. No era la primera vez que lo culpaba de sus deudas. June pateó las cosas sobre el suelo y volvió a desquitarse con él. Le pegaba de rabia, siempre lo hacía desde que podía recordarlo. Le era imposible traer a su mente una memoria acerca de June, cuando no estuviera furiosa lastimándolo.
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Rapsodia entre el cielo y el infierno
General FictionLlegamos al mundo sin pedirlo. No elegimos nuestro destino, porque viene escrito por manos ajenas. Mientras Dominick sobrevive al infierno, ayudado por su viejo violin, Chris convive con sus demonios, incapaz de exorcizarlos. La vida es como una r...