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  Keep coming up with love but it's so slashed and torn.

Under Pressure - Queen

Cuando era más joven solía asistir a la escuela con regularidad.

Recordaba bien cuanto disfrutaba asistiendo a clases en la escuela primaria. En aquel tiempo encontraba alivio al infierno que vivía en casa. En esa época, June llevaba hombres al departamento casi todos los días. Dominick siempre les tuvo temor. Prefería quedarse deambulando entre las aulas, antes que volver al departamento que le resultaba ajeno.

Varios años pasaron, pero las cosas no cambiaron. Ella seguía llevando a sus novios de turno y Dominick prefería mantenerse lejos de casa a cualquier precio.

La escuela ya no era una buena opción para matar el tiempo. Dominick aprendió desde muy joven que el mundo es cruel y sus compañeros de clase se encargaron de aseverarlo.

Tenía un problema de habla, lo cual lo convirtió en blanco fácil para los otros muchachos. Se burlaban de él cada vez que lo veían y gritaban toda clase de insultos. Si algo tenía que agradecerle a su madre, era el ser inmune a las palabras duras.

Fue cuando el acoso se volvió algo serio. Empujones en los pasillos, golpes que trataban de parecer casuales, se convirtieron en ataques frecuentes, incluso durante las clases. Dominick, tenía una ligera cojera en la pierna que nunca sanó por completo y correr no le servía de mucho. Tampoco era bueno peleando y como todo en su vida, terminaba perdiendo la partida, Dominick dejó de asistir a la escuela.

Sin embargo, tanto Anelka como June, pensaban lo contrario. Fue su madre quien lo mandó a esperar a quien decía era su padre, en la puerta de la escuela. Se suponía que pasaría por él al terminar las clases, pero ya llevaba dos horas esperando.

Pensándolo bien. ¿Por qué tenía que hacer lo que ella quería? No tenía por qué quedarse hasta quien sabe cuando. De repente no iba a llegar. Quizá todo fue inventado por June para deshacerse de él.

Tendría que irse algún día de esa casa, pero no sabía a dónde. No tenía nadie a quien recurrir además de Anelka. Pero tampoco podía ser una carga para ella. Las palabras de ese sujeto Chris calaron hondo. Debería buscar un trabajo, debería marcharse de casa, buscarse otro lugar donde vivir.

Pero, ¿dónde iba a trabajar si no podía ni hablar bien? June siempre le decía que era un inútil y no dejaba de tener razón. Para lo único que era bueno era para tocar el violín y leer música, pero eso apenas si le daba dinero para comer.

Pasaba el tiempo y su supuesto padre no llegaba. Sólo estaba dieciséis años tarde, así que unos minutos más no eran nada. Dominick empezaba a sentirse más nervioso conforme avanzaba las manecillas del reloj que no poseía. ¿Qué iba a hacer ahora? June le dijo bien claro que, si no iba a encontrarse con Russel, no volviera a casa.

Ese era su nombre, Russel. June no dijo nada más, no le dio detalles de cómo era él, sólo le dijo que pasaría a buscarlo. ¿Ahora qué? ¿Qué hacer si no aparecía? Esa noche no podía volver al departamento. Dormir en la calle no era opción, hacía demasiado frío para quedarse a la intemperie.

Russel no iba a aparecer. June mintió como era costumbre. Como cuando le decía que le daría de comer si dejaba de molestarla. Cuando le reclamaba el dinero de la renta y una vez se lo daba, lo echaba a la calle. Ella lo quería fuera del departamento y de su vida. Por eso inventó lo de Russel. Siempre era tan tonto, siempre le creía. Sintiéndose un idiota por creer las mentiras de su madre, Dominick resolvió marcharse.

No tenía nada más que hacer ahí, esperando como pan que no se vende.

—¡Ey, ey, tú! Tú eres Dominick, ¿no?

Rapsodia entre el cielo y el infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora