11

371 37 8
                                    


«Turned away from it all like a blind man»
Under Pressure ~ Queen

El calendario despedía el mes de octubre y las decoraciones en las calle daban cuenta del paso del tiempo. A esas horas, su mente se iba a la deriva pensando y pensando. El viento nocturno le revolvió el cabello y Chris le dio una mirada a su reloj; ya marcaba la media noche. Tal vez debía regresar al auto que fue de Finn y ahora por derecho era suyo. Distraerse un rato escuchando música era una buena opción, pero decidió evadirla.

Ese auto contenía el recuerdo envenenado de quien prefería evitar. Maldijo en silencio, porque tenía que olvidarse de ese chico y le resultaba imposible hacerlo.

Era su asunto pendiente.

La noche avanzaba en el más ominoso silencio. Trevor quería acabar de enloquecerlo. Le confió una labor tan tediosa, que tenía la sospecha que era una represalia de su jefe. Mientras se podría en vida, del edificio que vigilaba no salía ni un alma. La suya en particular pronto lo abandonaría si no había acción y pronto.

¿Era eso lo que quería? Alejarlo del departamento aquel, de los edificios del estado. ¿Era lo que Trevor buscaba? Matarlo de aburrimiento.

No, quería atormentarlo, porque en medio de aquel silencio y vacío en los alrededores, solo podía pensar en ese chico. Necesitaba regresar y asegurarse que seguía vivo. Tenía que ser así, porque todos sus esfuerzos no pudieron ser en vano. No iba a permitir que todo su arduo trabajo se fuera al caño.

Chris dejó su posición para rodear el edificio una vez más.

Ni siquiera un gato callejero se animaba a merodear por la zona. Contrariamente a lo que pensaba su jefe, ese edificio estaba vacío. Trevor debía estar bromeando. Lo envió a congelarse el trasero, esperando por algo que no iba a suceder.

Era hora de regresar al auto e informarle a Trevor que se podía ir al carajo. Si tanto interés tenía en la actividad dentro de ese edificio, podía venir él mismo a fisgonear. Listo, el edificio estaba más abandonado que él de niño. Fin del asunto.

Chris escupió al suelo hirviendo de rabia. Giró sobre sus talones y emprendió la marcha. Ni consiguió llegar a la esquina cuando sintió un breve chirrido en la puerta.

No, esa no era una puerta, era una ventana oxidada cuyo sonido poco discreto pondría en alerta a cualquiera. Maldijo en silencio y se pegó a la pared esperando no haber sido visto. Esperó un momento sin animarse a moverse. Traía la capucha puesta y estaba listo para actuar.

Instintivamente una de sus manos buscó el arma escondida entre sus ropas. Por fin, ya iba a empezar a dudar de la capacidad de Trevor.

Ahí salían las ratas de su agujero. Eran dos y de las gordas. Así que por fin sacaban el hocico; seguro creyeron que iban a poder ocultarse por siempre.

Despacio, cuidándose de no ser vistos el primero de los sujetos se deslizó de la ventana con torpeza. Tenía un arma el muy idiota y no se molestaba en dejarlo notar. Creían que nadie los vigilaba, pero cuán equivocados andaban.

—¡Libre, libre! —susurró el primer imbécil al segundo todavía encaramado en la ventana —Apúrate, baja de una vez.

El segundo se quedó en la ventana, como si sintiera el peligro acechando. Giró la cabeza en dirección donde Chris se escondía y apenas tuvo tiempo de agazaparse, cuando una bala intentó alcanzarlo.

—¡Carajo! —masculló Chris sin pensar en perdonarse por haber fallado el tiro.

El otro sujeto, no supo que hacer. Si regresar a su escondite o emprender la fuga. Las ratas siempre regresar a su madriguera y hacia allá se fue.

Rapsodia entre el cielo y el infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora