Capítulo 20

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El rostro del pobre Myung Soo estaba muy golpeado, limpiar y curar las heridas iba a ser incluso más difícil de lo que fue separarlo de Sungyeol cuando se estaban peleando. Y ni que decir del rostro de Sungyeol.

- Me pregunto si habrá ido al hospital – dije casi en un susurro mientras bañaba un algodón en alcohol.

- Veo que te sigue importando... -

- Veo que no fuiste lo suficientemente golpeado – contesté mirándolo con tristeza – No debiste lanzarte encima - .

- Prometí que iba a protegerte –

- Realmente te mereces un aumento, lo has hecho muy bien Myungie – coloqué el algodón en su rostro y Myungsoo frunció el ceño, apartó el algodón de su rostro y me miró a los ojos. Con su mano herida acarició mi mejilla y descendió hasta mi barbilla, tomándola entre sus dedos, de modo que su rostro y el mío quedaron a escasos centímetros.

- Eres muy bonita – susurró casi en mis labios, y cuando pensé que iba a besarme, se separó de mi – Pero no es por eso que cuido de ti. Antes era por la paga, porque este es mi trabajo... pero ahora... es diferente... - lo miré sin saber que decir.

- Yo... realmente me siento muy confundida... con todo lo que esta pasando, no sé ni que pensar... no sé que hacer... - suspiré pesadamente para después mirarlo a los ojos - y si tú no te sientes cómodo con eso tal vez sería mejor que... - y entonces me besó. No me dejó tomar aire, ni siquiera me dejó pensar. No era un beso rápido, ni demandante, sino uno dulce, uno realmente reconfortante.

- Voy a tratar de seguir protegiéndote Yoon Li, aunque tú no quieras. Lo haré solo porque te quiero, no porque quiero que me quieras, sino que me da satisfacción cuidar de ti. Desde ahora, me siento completamente responsable de tu felicidad, ya que con eso, seguramente obtendré tu amor – me dijo seguro, depositó un dulce beso en mi mejilla, se levantó, y subió las escaleras rumbo a su cuarto, dejándome realmente sorprendida. Sin embargo, una parte de mí, mas grande de lo que me gustaría aceptar, se encontraba realmente emocionada.

Los siguientes días acontecieron con mas calma de la que esperaba sentir. Como todo los días, Myung Soo se levantaba temprano a preparar el desayuno, yo planificaba la actividad de la tarde, y juntos nos embarcabamos en dicha aventura.

- ¿Qué tiene preparado para hoy, señorita Kim? - dijo Myung Soo mientras mordía un panqueque.

- ¿Deberíamos ir a acampar? - pregunté curiosa.

- ¿Deberíamos? -

- Realmente sonamos como una pareja - solté una risa.

- Señor y Señora Kim - completó Myungie antes de soltar una carcajada. Mordió el panqueque aún con una sonrisa y luego me miró a los ojos cambiando de expresión. Lo imité.

La carne se asaba perfectamente en la parrilla portátil, el olor que esto ocasionaba casi me hacía delirar. Myung Soo volteaba la carne tan lentamente que me torturaba. Estaba tan jugosa.

- ¿En qué piensas? - dijo Myung de repente - ¿Se ve tan buena? - completó refiriéndose a la carne. Asentí anonadada.

- ¿Y tú? ¿Piensas en algo? - . Myungie asintió sonriente, pero luego cambió su expresión a una seria y me miró directamente a lo ojos. Poco a poco me sentía atrapada en el magnetismo de su profunda mirada. Descolocada y nerviosa. Pero no incómoda. Asentí. - ¿Piensas en mi? - agregué, y al instante me arrepentí del comentario. Sentí la adrenalina correr por mis venas y deseé quedarme sorda en la respuesta. Sin embargo él solo soltó una risita nerviosa. Realmente no se lo esperaba. Y digamos que yo tampoco. Yo jamás le hubiera dicho algo así a Sungyeol, ni siquiera de broma. No era tan valiente. No sabría que hacer si hubiera dicho que si. Pero mucho menos si hubiera dicho que no.

Myung soo armó la mesa plegable y colocó un plato con kimchi en ella, sin contar el otro montón de aperitivos que puso después, ¿a qué hora había preparado todo eso? Todo olía riquísimo. Me acerqué ambas sillas y me senté mientras recargaba mis pies en una de ellas, haciendo que Myungie rechistara.

- Siempre me puedo sentar en tus piernas - me susurró sonriente. Tomó la carne y la acercó a la mesa.
- Menos mal, porque me encuentro muy cómoda - contesté cerrando los ojos. Myung soo se quedó callado unos momentos, y para cuando abrí los ojos ya se había comido casi la mitad de la carne blanda.
Rápidamente le quité los palillos y comencé a comer, de modo que Myung pudo aprovechar la oportunidad y se sentó. Tomó mis piernas nuevamente y las pudo encima de las suyas, para luego masajear mis pantorrillas. - ¿Hay algo que no puedas hacer? - suspiré.
- Algunas cosas... -

La noche comenzaba a verse en el cielo luego de un hermoso atardecer. Myung soo sacó una cámara, al parecer de su sombrero, y tomó hermosas fotografías del paisaje. Verdaderamente eran bellísimas. Mi celular comenzó a sonar.

- Hola Hani -
- Li... ¿cómo estas? -
- ¿Lista para casarte? - mencioné mientras miraba a Myung soo, quien estaba realmente perdido en su mundo de fotografías. Sonreí y me volteé, aún admirando lo guapo que su concentración lo hacía ver. "Su concentración y cualquier cosa", inquirió mi conciencia.
- Necesito que vayas a probarte el vestido mañana temprano, no estaré ahí, pero ya les dije a las empleadas que irías... ¿crees poder hacerlo sin mí? No quería mandarte sola -
- Oh, no iré sola - dije volviendo a mirar a mi compañero. - Estaré allí, no te preocupes -
- Cualquier arreglo que necesites no dudes en decirlo. Te adoro Li. Adiós - agregó sin más y colgó. Resoplé. Esto sería divertido, supuse.

Caminé un poco y observé el paisaje, fascinada. Nunca había venido a un lugar tan bonito, y mucho menos con un amigo, ni siquiera con mi padre. Suspiré, pensando en que no lo extrañaba y conté las pocas veces que me acordé de él. En estas pocas semanas habían pasado tantas cosas. Miré hacia abajo, el perrito me estaba lamiendo los pies. Me agaché y lo tomé en mis brazos. Nunca le había hecho cariños a un animal, y mi papá tampoco, fue hasta que conocí a Myung Soo que vi a alguien diciendo cosas bonitas y hablando aniñado con una mascota. Sonreí al recordar el día en que se lo di, estaba realmente contento. Mi teléfono vibró, haciendo que los cariños pararan, bajé al perrito a regañadientes y chequé mi celular. Era un mensaje de Gemma. "Hay una fiesta mañana en la noche y no tienes permitido faltar. Llevar al niñero es una opción, sin embargo no es recomendable. Habrá muuuuucho alcohol", leí en mi mente. Nunca pensé ver a Gemma decir cosas relacionadas con alcohol. Era extraño y... divertido. Levanté la mirada y me encontré a Myung Soo recogiendo los trastes, me acerqué rápidamente. Parecía bastante perturbado. Traté de tomarlo de un brazo, pero lo ignoró olímpicamente y siguió en lo suyo.

- ¿Quieres decirme que pasa? - exclamé ya alterada. Myung Soo detuvo lo que estaba haciendo y me miró angustiado.
- Tu padre esta en casa -

ANGEL - Kim Myung Soo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora