Capítulo 8

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"Voy a reescribirlo de nuevo, nuestra historia no terminará. Pero ahora enterraré el hecho de que la realidad se está filtrando en mi piel..." (Fiction)

- ¿Me extrañaste? – dijo sonriente. Me tomó de la cintura y me acercó a él, quedando mi cara tan cerca de la suya que su aliento se combinaba con el mío.
- Joder – susurré.
- No pudiste haberlo dicho mejor – .

Me levantó, dejándome así colgar de su hombro para llevarme cargando hasta el coche, sin dejar despedirme de mis amigos y Heema que se encontraba ocupada bailando con ShinDong. Me subió al asiento trasero y posterior a colocar el seguro de niños, ¡SEGURO DE NIÑOS! , se metió al auto.
Condujo en silencio, tanto, que hasta se escuchaban nuestras respiraciones. Y por supuesto yo no tenía absolutamente nada que decir.
El portón ya se encontraba abierto, de par en par, lo cual le impidió bajarse del auto, seguramente para evitar algún plan macabro para salir de aquí por parte mía. Así que al llegar me abrió la puerta del auto, tomó mi mano y me jaló para meterme a la casa. No me jalaba lastimándome, sino que me llevó con delicadeza hasta la entrada, me bajó, me quitó los zapatos y de allí me cargó en brazos, nueva pero ahora decentemente, y me llevó consigo hasta su habitación. Me puso en la cama y se fue al baño para luego regresar con la pomada y las pastillas que hace como una semana me había recetado el doctor. Me miró a los ojos, con mirada triunfante, y se sentó victorioso en la cama. Yo levanté mi pie, el cual ya se encontraba adolorido, y él lo tomó para comenzar a aplicar la cremita milagrosa.
- Al menos pudiste irte sin tacones, el daño hubiera sido menor – comentó serio. Nunca lo había visto así de callado.
- El hubiera no existe – contesté sin mirarlo. Él dirigió sus ojos a los míos, vacilante. Pero no dijo nada. - ¿Cómo supiste que..? –
- Mi deber es protegerte, y lo sabes –
- ¿Eres espía, o guardaespaldas, de la mafia o algo así? – Él abrió los ojos de golpe, bajó la mirada, abrió la boca como para decir algo, pero lo calló, y lo único que, continuo a un suspiro, pude escuchar fue mi respiración agitada por un estruendoso sonido afuera de la casa. Este sonido anunciaba la llegada de una tormenta. Myungsoo soltó mi pie con delicadeza y se paró de la cama para ir a asomarse por la ventana de su habitación.
- Estuve en la milicia, cinco años – su rostro no tenía color, lo que reafirmaba que él seguía molesto. Pero... ¿cómo no estarlo?
- ¿Y no te aburrías? – Myung sonrió por primera vez desde que llegamos de esa fiesta. No respondió. Tomé mi teléfono y vi la hora, las 2:39 am. Joder, acabo de arruinar el cumpleaños de una persona.
- Hora de dormir – dijo al tiempo que tomaba la sábana para taparme - ¿Irás mañana a la escuela? – lo miré sarcástica, ¿quién era yo para decidir eso? Está bien, hago lo que se me plazca, pero ahora quiero que él sea quien tome control de la situación.
- ¿Debería? – contesté sonriente.
- Te perdono – dijo, tomó una camisa de su cómoda, y salió de la habitación. 

Esta era la segunda vez que dormía en la cama de Myungsoo. Ni siquiera llegaba a perturbarme ya que su aroma era uno muy bueno, no me parecía un aroma extraño. Me quedé pensativa hasta sentir el sueño, que tan lejos de aquí me llevó. Pero aún en sueños, estaba con él...

ANGEL - Kim Myung Soo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora