Capítulo 31

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Me lancé directamente en contra del Güero cuando me había dicho "Marica" que unos se hicieron a un lado cuando me había lanzado para pelear.

Con mi auto lanzamiento me llevé al Güero hasta una butaca, con la cual se golpeó en una parte de la cabeza.

-Con que esas tenemos, eh Marica. -dijo el Güero y se levantó de un salto y me dio un golpe en el labio.

Me dolió el golpe pero me aguanté para azotarle uno en el ojo derecho. Luego él me regresó uno en el estómago. Después yo le azoté uno en la quijada.

Tras regresarnos cada uno un golpe, el Güero se hartó de los golpes que me agarró de la espalda y  me empezó a aplicar una llave en la cual me retorcía mi brazo izquierdo.

El Güero me aplicaba mucha fuerza que estuvo a punto de lesionar mi brazo, de no ser porque me acordé de mi odio hacia Lionel y hacia Diego que me liberé con una fuerza tremenda y lancé al Güero al escritorio del maestro.

Me hallaba de verdad furioso que terminé lanzando una butaca a la pared con una simple patada normal.

Agarré al Güero por las greñas de su cabello y empecé a azotar su frente al escritorio. Poco a poco iba azotando con más fuerza la frente del Güero porque iba recordando el momento en que Mónica me cortó.

Ya cuando no sabía ni lo que estaba haciendo, me separaron de el Güero. Tenía la frente sangrada.

-Oye Christian estás demente. -me dijo uno de los amigos del Güero en tono acusador.

-Yo sólo... -traté de defenderme pero fui interrumpido por Ariadna.

-Lo hiciste de maravilla. -me susurró Ariadna al oído derecho.

-¿Qué? -pregunté sorprendido pero a la vez desconcertado.

-Si. Ahora ya tengo un momento para poder hablar con el Güero y decirle todo lo que siento. -me dijo felizmente.

-¿A esto le llamas éxito? -dije sarcásticamente y continué-. Mira lo que acabo de hacer, herí de gravedad al Güero. Sabes qué, conmigo no cuentes más para tus planes. -setencié y me fui del salón.

Estaba furioso, y Ariadna me había provocado a hacer esto. 10 minutos después, el secretario académico me mandó a llamar junto con el Güero.

Estuve sentado en el pasillo de afuera de la oficina del secretario académico.

Cuando estaba volviendo a recapitular mentalmente la pelea, escuché que alguien se acercaba hacia a mí.

Al levantar la mirada, vi que era María la que se acercaba.

-¿Ahora qué acabas de hacer? -me preguntó severamente.

-¿Por qué no se lo preguntas a Zenón? -le dije retadoramente.

Sólo me lanzó una mirada de amenaza porque Zenón (el secretario académico) salió de su oficina.

-Gracias María. Te he llamado para que vengas a darle un estate quieto a tu hermano. Me avisaron que ha golpeado a unos de sus compañeros brutalmente hasta hacerle sangrar el rostro. -le dijo Zenón a María.

María me lanzó una mirada severa.

-Él fue el que empezó a lanzarme bronca. -me defendí.

-Ah, y por eso empleaste la fuerza física en vez del diálogo, ¿no? -me dijo sarcásticamente Zenón.

Yo solamente me quedé callado.

-Zenón. ¿Me permitiría un momento a solas con mi hermano? -preguntó mi hermana.

Noches De Nostalgia [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora