12. Sienteme... por todas partes.

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PoV Sherlock

Las llaves temblaban entre sus manos mientras se apresuraba a abrir la puerta del 221b. Parecía nervioso, o mejor dicho, parecía ansioso. Había deslizado su lengua por sobre sus magníficos labios al menos 6 veces en las pocas cuadras que habíamos caminado tomados de las manos. Y no estaba seguro de que se hubiese puesto de esa manera en las otras muchas veces en las que lo habíamos hecho. Supongo que nunca era planeado o premeditado. Estábamos juntos en la cama y sucedía porque debía suceder; él me miraba durante minutos infinitos como si fuera algo hermoso, y me decía que me amaba. Entonces yo comenzaba uno de aquellos besos que ninguno deseaba terminar, hasta que pasaban a ser algo más fuerte e intenso. Y sucedía, porque lo necesitábamos. Un efecto de huracán desordenaba mi palacio mental y dejaba todo hecho un desastre; pero por el amor de Dios, merecía la pena cada vez que tenía el derecho a tocar la suavidad de su piel, cada vez que escuchaba salir de sus labios los gemidos que era capaz de producir.

Tal vez yo también me encontraba un tanto ansioso.

Lo acorrale contra el lado interior de la puerta, con mis brazos aprisionando su cuerpo y lo besé con vehemencia. Una vez más ninguno quería detenerse, pero debíamos hacerlo.

- La Sra. Hudson podría estar aquí en cualquier momento - susurró entre jadeos. Podía sentir su erección crecer y rozar mi muslo derecho.

Elimine de mis recuerdos el trayecto de las escaleras hasta mi sofá, supongo que estaba concentrado en otros pensamientos.

- Hieres mi ego - comentó en un tono de voz que lograba borrar todo pensamiento lógico de mi estructurado cerebro. En mi defensa, al mismo tiempo él bajaba mis pantalones y se acercaba peligrosamente a mi entrepierna - nunca estás listo primero.

- Tú eres mucho más hormonal, Joh... - y su nombre se mezcló con un gemido involuntario que se escapó de mis labios, mientras los suyos tocaban mi miembro.

Se rió por lo bajo, triunfante.

- Mi nombre jamás se había escuchado mejor- murmuró antes de continuar su tarea de forma habilidosa.

- s... sienteme - le rogué - por todas partes.

No quería que se detuviera. Quería ser egoísta, narcisista, quería dejarlo besar cada parte de mi cuerpo y que el sentimiento de placer jamas acabara. Era como droga. Era la droga más delirante, más hermosa. Sonidos involuntarios surgían de mi garganta y amenazaban con delatar nuestro encuentro intimo. Pensé en que deberíamos ir a nuestra habitación, debido a que aquel departamento era un lugar transitado, con mis clientes y la Sra. Hudson rondando todo el día. Sin embargo, ninguno estaba muy predispuesto de dejar de hacer lo que estaba haciendo. De mi parte, sentir placer, del suyo, darlo. Pero él merecía ser recompensado. Liberó mi miembro pero beso mi estómago mientras subía por mi torso con sus labios, a medida que desabrochaba mi camisa. Comencé a deslizar mis dedos largos por el interior de su pantalón con suavidad y delicadeza, esperando encontrar su erecto miembro listo para dejarme hacer mi trabajo. Cuando la baja temperatura de mi mano se encontró con aquella piel ardiente, dejó escapar por su boca un suspiro que lo obligó a detenerse en su tarea de adueñarse de cada centímetro en mi cuello.

- Sherlock... - suspiro sin aliento.

Comencé a masturbarlo mientras me deshacía de su pantalón y ropa interior. Él pretendía que podía manejarlo, que podía continuar besándome de aquella manera de la forma metódica en la que venía haciéndolo. Por mi parte, sabía que mi esposo estaba a unos segundos de perder el control de la situación. Y yo deseaba que lo hiciera, deseaba ser capaz de hacerlo sentir de la forma que él lo hacía conmigo. Recostó su cabeza sobre mi hombro mientras mi mano subía y bajaba por su miembro. Sentado encima mío, ambos a medio vestir, ambos envueltos en un clima de placer y deseo, entendimos que para lo que venía a continuación, necesitábamos una cama. Nuestra cama.

N/A: sin excusas, solo disculpas y mucho amor a todos ustedes, de verdad. Espero que lo disfruten.  

La historia sobre nosotros - Parte 2 (Johnlock)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora