Lucifer

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Era completamente culpable de todos sus pensamientos y acciones durante esa semana, pero aun así se negaba rotundamente a cualquier sentimiento por el menor que no fuera una amistad. Si, lo había notado, el gran cambio que habían tenido de una amistad a una relación... Un tanto... ¡No! Se negaba a sentir algo, no podía tener sentimientos por su mejor amigo, no podía. Pero aun así, se encontraba frente a él sintiendo esa lujuria consumir su cuerpo poco a poco de solo escucharlo, probablemente era un juego más de Key buscando respuesta a su último encuentro de sus labios, lo conocía tan bien que podía poner sus manos al fuego por la duda que este aun tenia. Al igual que él.

Aun no sabía porque dejo que sus labios tocaran los del menor, en realidad, no entendía porque de la nada Key le parecía completamente hermoso, atractivo, aunque ya lo había pensado mil veces, era su mejor amigo y con ese ego que la diva tenía no podía mentirle cuando decía la verdad, incluso en su forma tan extraña de vestirse, a lo cual él le llamaba estilo propio.

Bien, era el culpable, completamente culpable de cómo el menor debería estar sintiéndose en ese momento y de cómo el mismo se sentía deseoso de probar los labios ajenos. No había quedado satisfecho con un solo contacto la última vez que se besaron, necesitaba más, es que los labios de Key eran perfectos, no podría compararle con una mujer, su forma ya especial provocaba aún más deseos por unir sus labios.

—Me estabas pidiendo los besos a mí, sin embargo aceptaste los de Yoogeun. —Dijo Key realizando un puchero en sus labios. — ¿Me engañaste Yeobo?

¿Engañarlo?, si realmente fueran una pareja, no podría engañarlo, nadie se le comparaba, sin duda Kibum era único.

—Los besos de Yoogeun son tiernos... —Susurro.

—¿Y los míos? —

—Solo he probado tus labios una vez. —

—Entonces, ¿Quieres un regalo? —

No podría tener mejor regalo que un beso del menor, estuvo todos esos días esperando por probarlos una vez más, pero se contenía, no podía dejar de pensar en lo que estaba ocurriendo, era un hombre, pero era jodidamente hermoso, sexy, tierno, y su mejor amigo, ¡Por dios! ¿Cómo no verlo de otra forma? No era gay, no podía estar sintiendo algo por un hombre, era imposible.

Tenía la oportunidad de estar con miles de mujeres hermosas, idols, actrices, modelos. Lee Minjung, Shin Sekyung, eran mujeres que le gustaban, si bien una era bastante inalcanzable, era su estereotipo de mujer ideal, como la otra, completamente hermosa, aunque más accesible. ¿Qué tal si luego se enteraban de esa confesión en el programa?, sin duda no debió abrir la boca de esa forma, estaba metido en un gran lío, aunque hasta ahora todo iba con normalidad.

—¿Un adelanto de mi regalo? — Preguntó.

—Digamos que es un adelanto...—

—Entonces lo acepto.

Debía asegurarse que no fuera la última vez que tocaría sus labios. Sabía una vez más que se arrepentiría de sus acciones, pero cuando estaba con Key, no pensaba en absoluto, menos cuando este estaba coqueteándole de esa forma. Y... ¡Mierda! ¿Cómo era posible?

Sus labios prácticamente devoraban los contrarios, ya no era un simple beso como aquel de apenas unos roces entre ellos, como si exploraran por primera vez los labios del otro. El terreno ya era conocido, por ende sus labios buscaron con más deseo los ajenos, sus manos se aferraron a la cintura contraria, atrayéndolo de tal forma en la que sus cuerpos quedaran completamente unidos, mientras el propio estaba apoyado contra la pared, aun lado de la entrada a la habitación compartida.

Era imposible ser escuchados, en realidad no, podían ser descubiertos en cualquier momento y tendrían que dar mil y una explicación al respecto, donde sabía que se hundiría aún más negando sentimientos por el menor, hasta ahora solo negaba a sentir, para él era una simple atracción sexual. Aunque si lo pensaba bien, era aún peor, desear sexualmente a su mejor amigo lo convertía inmediatamente en gay, pero tenía sus excusas, comenzando por ser un hombre, como todos, tenía necesidades. Entre ellas el placer.

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