First Love | Suga | Min Yoongi | BTS

Cuatro

  — Hye Ji-ahh ...Hye Ji-ahh.—  Escuche que alguien me llamaba con con una fingida dulce voz. no necesite girar para saber quien era. Intenté apurar el paso para perderle, me escondí en el almacén del gimnasio y guardé silencio. Llevaba días escapando de el, estaba demasiado avergonzada por lo que había pasado el otro día. Debo estar loca por haberlo abrazado.— ¿Por qué te escondes de mi?— dijo Yoongi abriendo la puerta del almacén.

  — Supongo que es obvio que no tengo ganas de verte.— soné mas desagradable de lo que quería. Me senté en unas colchonetas y el no tardó en sentarse a mi lado. Intenté con todas mis fuerzas mantener la distancia, no quería recordar el agradable olor que emanaba de su cuerpo al momento de abrazarlo y me sentí estúpida por estar nerviosa. 

— Te dije que quería enseñarte a decir groserías.—  Dijo levantando las cejas.

— Supongo que no tienes amigos...— vi como agachaba su cabeza.

— No tengo, pero al parecer tu tampoco eres de muchos amigos.— Era cierto, mi descuidada personalidad y "poco fina" forma de vestir hacían que mi popularidad fuese la misma que la de una piedra.— deberías estar agradecida por mi compañía. 

  — Ni que fueras tan importante.— solté una risa.—  ¿estás seguro de que no eres tu  quién busca desesperado mi compañía?— le di un pequeño codazo a su costado.

  — Creo que piensas demasiado, estoy aburrido y no tenía a nadie a quien molestar, solo eso.— pude divisar un leve sonrojo en sus mejillas. Reí internamente, a pesar de ser mayor que  yo, solo era un niño pequeño y asustado que quería a alguien para desahogarse. Pude entenderlo, a mi también me costaba hacer amigos y no solía confiar en la gente.

  — Seré tu amiga, aunque espero al menos tener el beneficio de no tener que quedarme castigada.— Dije lo último para sonar como si quisiera ganar algo a cambio y así no sonar tan amigable. Vi como sus ojos brillaban, fue casi imperceptible, al igual que una tímida sonrisa que escondió rápidamente.

— Bu-bueno... yo...— Solté una fuerte carcajada. Era la primera vez que lo veía tan nervioso.

— ¿Estás tartamudeando?.— di unas palmadidas en su espalda mientras no dejaba de reír.— debería haber sacado una fotografía de este momento.

— ¿Te gusta la fotografía?— Ignoró mis burlas y parecía realmente interesado en mi respuesta.— ¿Te quieres dedicar a eso?

— Si me gusta, pero como hobby, mi real pasión es  la danza.— ahora el reía a carcajadas, me giré para ver su rostro y me fijé que hasta le costaba respirar.

  — Lo siento.— se secó las lagrimas de los ojos.— Es solo que no te imagino bailando, no pareces de la clase de chica muy femenina.

— Te equivocas, soy muy buena en ello, algún día si tienes suerte te mostraré.— Le guiñé un ojo y sonreí tímidamente. El hizo lo  mismo.

— Ven, te voy a enseñar algo.— agarró mi muñeca y comenzó a tirar de mi. Llegamos a una sala al fondo del pasillo, en el centro de esta destacaba un piano. Se sentó en frente de este y me sentó a su lado.— ¿Qué quieres escuchar? lo que sea.

— Eh...el cumpleaños feliz.—   miró mi cara en busca de ironía, pero no la encontró.

— ¿Por qué quieres  esa simple canción? Puedo tocar lo que sea, soy bastante bueno en ello.—  Me di cuenta que a pesar de las rudas palabrotas de Yoongi en el fondo era tan dulce como su blanca piel, quizás eso me impulsó a sincerarme con el.

— Yo..yo nunca recibí una canción de cumpleaños antes.— comencé a jugar con mis dedos, nerviosa.— mis padres se separaron cuando yo era pequeña, comencé a vivir con mi hermana y mi madre, pero al parecer yo le recordaba a mi padre, por lo que siempre estaba enojada conmigo. Ahora que ya soy más grande solo intento no pasar mucho tiempo en casa, ya me acostumbré a esa rutina.— esperé que me mirara con lástima, lo que no había confesado a nadie se lo conté en menos de dos semanas de haberle conocido.

—  La tocaré para ti, pero no ahora, lo haré cuando realmente sea tu cumpleaños.— comenzó a tocar una dulce melodía, suave, como su piel.— Quiero ser compositor.— soltó serio, noté la sinceridad de sus palabras.

— Me parece que tienes mucho talento.— cerré mis ojos y me dejé llevar por la música. 

— Eres la primera en saberlo, si mis padres se enteran estoy muerto.— comenzó a tocar más fuerte, sentí la rabia expresada en sus movimientos.

— Entonces no dejes de trabajar en conseguirlo, tienes talento y se nota a kilómetros la pasión que sientes por la música.—   dejó de tocar, me miró y quedamos frente a frente.— prométeme que harás música sin importar lo que suceda.— Estiré mi meñique y el lo atrapó con el suyo, sin apartar su mirada de la mía.

— Prometido.— sellamos nuestra promesa y apareció una dulce sonrisa en sus labios.

—Hablo enserio, que no te importe la jodida mierda que piensen los demás.— soltó una carcajada y vi como se acercaba lentamente a mi.

—  El cactus al fin ha dicho una grosería, felicitaciones.— tomó mi cuello con su mano derecha mientras que con la otra se apoyaba en el asiento. Dio un suave y lento beso. Era tan dulce como el, sentí cosquillas en las piernas y supe que ya no sería capaz de escapar de el.

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Ya se viene el drama 77

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