Capitulo 35. "Mónica River" (Capitulo final)

465 14 7
                                    


     _______________(tn) *

     — Sebastián y yo somos mellizos.
     — ¡¿Cómo que son mellizos?! — jadea Gianluca al borde del desmayo — ¿Porqué no me lo habías dicho antes?
     — Pues por que nunca me lo preguntaste.
     — Yo no creo, ¡no lo creo! — chilla Jocelyn — ¡Sebastián te dice todos los días que te ama y que eres la más hermosa del mundo! ¡Eso no es de hermanos!
     — Se lo digo por que es la pura verdad — Sebastián se coloca las manos en las caderas con su entrecejo arrugado — Yo AMO a mi pitufito. Es mi ÚNICA hermana y por supuesto que es la más hermosa del mundo. Digo, es mi versión femenina.
     — Vaya que eres la modestia en persona, Sebas.
     Me mofo. Sebastián me sonríe inocente y Vanessa pega un chillido.
     — ¡Ustedes hacen cosas raras en su cuarto! ¡He escuchado muchas veces las morbosidades que se dicen!
     — ¡Es cierto! — chilla Jocelyn — Ustedes tienen sus noches de "juegos", ¿cómo justificas eso?
     — ¿Y de que clase de juegos crees que hablamos, pervertida? — pregunta Sebas reduciendo su mirada. Jocelyn se pone roja y no responde nada. Sebas suelta una ruidosa carcajada — Oye chica, deberías dejar de leer cincuenta sombras de Grey, te hace mucho daño.
     — Cuando decimos noche de juegos — digo levantando mi dedo — hablamos literalmente de juegos. Ya sabes, Need for Speed, la PES, la FIFA y los que le siguen.
     Antes de que alguien más siga preguntando sus estupideces, a Sebastián se le ilumina la cara y una sonrisa macabra aparece en su rostro. No me da buena espina su expresión.
     — ¿No me digas que no les has dicho que tú y yo tenemos el mismo nombre? — pregunta Sebastián.
     Gianluca lo ve alucinado y abriendo sus ojos como platos, pregunta:
     — ¡¿Te llamas Sebastiana?!
     Me parto de la risa como todos los demás. Gianluca y sus estupideces... Incluso hizo reír al amargado de Sebastián.
     — ¡No! — chillo — ¡No me llamo Sebastiana, tonto!
     — ¿Y entonces?
     — Yo — dice Sebas dando un paso al frente — yo me llamo Daniel Sebastián NOYER HILUX y mi pitufito se llama... — Sebastián me ve divertido y yo me pongo roja. No me gusta mi primer nombre. Es más, no sé porqué mamá nos puso dos nombres — Anda minion, diles tu primer nombre.
     Fulminando a Sebastián con la mirada, muevo mis manos nerviosamente y en un pequeño susurro, digo mi primer nombre:
     — Daniella...
     — ¿Cómo? — pregunta Gianluca acercando su oreja.
     Me pongo más roja y vuelvo a murmurar muy bajito:
     — Daniella...
     — ¿Cómo dices? — preguntan todos y yo me cabreo.
     — ¡Joder! ¡Que me llamo Daniella! — grito como ogro. Ignazio, Jocelyn, Vanessa, Franc y Gianluca sueltan un "ooooooh" sorprendidos.
     Nacho, que se había mantenido en un segundo plano, se acerca a Sebas y a mi y nos ve con curiosidad.
     — Pues... — murmura — viéndolos así de cerca, detenidamente si se parecen mucho... — Sebas y yo sonreímos ampliamente y asentimos — de hecho, los dos hacen los mismos gestos, tienen el mismo color de ojos, piel, cabello y labios... De no ser por la obvia y más que notable diferencia de estaturas, pues si fuera más obvio que ustedes son hermanos gemelos.
     — Mellizos — lo corregimos Sebas y yo al mismo tiempo.
     — Bueno, eso — Ignazio aparta mi cabello de la cara y luego el de Sebas y nos ve. Asiente sonriendo — Sip, son hermanos. Se parecen mucho y creo que ahora todo tiene sentido.
     — ¡Minion! — chilla de repente Sebas viendo su reloj. Mierda. — ya es hora que me vaya, mi vuelo sale en media hora.
     Asiento un poco enojada. Para nada me gusta que Sebas se vaya a Francia a recuperar a su novia, la tal Helena... Pero el otro día lo escuché hablar con ella. Le dijo que de verdad la quería. Bueno, en realidad le dijo que la amaba y se me hizo cachitos mi corazoncito. Que Sebastián tenga una novia no me hace gracia y no me gusta... Es mi hermano... Pero por eso mismo, por que es mi hermano y lo amo debo dejarlo ser feliz... Cuando me dijo que quería ir a Francia no le hice un dramón, de hecho me tragué mis celos y comprendí. Ya estoy madurando mucho.
     — Hey pitufito — murmura Sebas acariciando mi mejilla — quita esa cara mi amor... Te prometo que voy a regresar lo más rápido posible. Sólo me acuesto con Helena unos días y luego me vengo corriendo — veo a Sebastián alucinada. Este es más patán de lo que creía... — además — sisea viendo a Gianluca — con este buitre cerca, ni loco te dejo tanto tiempo sola.
     — Tranquilo, cuñado — dice Gianluca sonriendo — de mi bella me encargo yo. Te prometo que...
     — ¡No soy tu cuñado imbécil! — chilla Sebas.
     — Además — gruño quitando la mano de Gianluca de mi hombro — yo ya NO soy TU bella, así que ya te puedes ir de mi casa. De todos modos sólo viniste a felicitar a Sebastián, ¿no?
     — ¡Esa es mi hermana! — canturrea Sebas dándome un azote en el trasero — Bueno pitufo, me voy. Espero que saques a patadas a este ridículo italiano de mi casa. No lo quiero ver cuando vuelva. ¡Nos vemos!
     Sebas se va saltando como conejo en pascua.
     — Mini Noyer — dice Charlie que se levanta junto con Piero. Los dos están demasiado sonrientes — Nosotros nos tenemos que ir de parranda. Nos vemos... Y no te conocía esas mañas. Cochina... Mira que ser la novia de tu propio hermano...
     Ante la carcajada de Piero y de él, le dejo ir un puñetazo en el hombro a los dos y gruño:
     — ¡Imbécil!
     — ¡Ay! Imbécil otro que pensó eso... Ya me voy. Nos vemos.
     Charlie se va casi llorando al igual que Piero. Entonces, volteo a ver a Gianluca con la mirada de víbora que tan bien se me da. Él baja su cabeza un poco avergonzado y murmura:
     — Soy un imbécil...
     — Gianluca, si vas a decirme lo que es obvio y lo que todo el mundo ya sabe, pues ya te puedas ir. Ya hablaste todo lo que tenías que hablar con mi HERMANO así que, ¡Ciao! ¡nos vemos! ¡Sayonara! — gruño y me doy la vuelta.
     Gianluca que es más molesto que un dolor en el trasero, me toma de la mano, hace que lo vea y que no me vaya. Maldigo.
     — Lo siento mucho, mucho, mucho mi amor... Los celos me hicieron ver cosas donde no las habían... Pero te juro que ni si quiera se me pasaba por la mente que ese... Tipo fuera tu hermano.
     — Ajá, claro. Ya te puedes ir.
     — ¡Bella! — protesta — te necesito... Deseo tanto que me perdones... Ahora se que ni tú, ni Ignazio hicieron algo de lo que pensé...
     — ¡Ya tarde te das cuenta! — grito histérica — Gianluca, enserio, vete de mi casa por que ya no te quiero ver. Lo nuestro se terminó. Es más, haz como si yo nunca hubiera llegado a tu vida...
     — Yo no puedo hacer eso... Tú lo eres todo para mi... Eres mi vida, lo más bello y hermoso que me ha podido pasar... Bella, yo te quiero mi amorcito...
     Y allí esas palabras que tanto odio... Ese es el maldito problema. Gianluca me quiere... Yo no lo quiero, lo amo... A pesar de estarme haciendo la fuerte ante él y los demás, deseo tanto abrazarlo y besarlo... Pero no lo haré, no señor.
     Cerrando los ojos con toda mi fuerza y tragando mis lágrimas, digo:
     — Gracias, Gianluca. Pero no te quiero ver más...
     Me voy corriendo hasta mi cuarto y me arrojo a mi cama. Sin poder evitarlo, comienzo a llorar. ¡maldito Ginoble!... ¿Es tan difícil amarme?... Si no me ama, si sólo me quiere no debería de buscarme... Se debería ir de mi vida y buscar a alguien a quien si pueda y quiera amar. Será difícil olvidarlo... Pero tampoco será imposible.
     — ________________… — susurra la ronca voz de Gianluca.
     Me levanto de la cama sin verlo a los ojos cuando siento sus dedos acariciar mis muslos.
     — ¿Que quieres? Creí ser bastante clara cuando te dije que te fueras de mi vida.
     — Fuiste muy clara — murmura y me abraza por detrás — pero no quiero irme de tu vita, de tu lado...
     — Suéltame Gianluca... — sollozo tratando de empujarlo.
     Gianluca me aprieta más a su cuerpo y hunde su cara en mi cuello. Lo besa con dulzura. Mis fuerzas comienzan a resquebrajarse.
     — No pienso soltarte. Si te suelto, estoy seguro que harás que me vaya de tu vida y ya te dije que no puedo ni quiero...
     — Gianluca...
     — Bella... Por favor... Por favor, no me dejes... No me dejes... Si tan sólo tú supieras y sintieras un poco de lo que yo siento por ti, tal vez me entenderías...
     Lloro aún más. Yo no puedo sentir lo que él... Yo no puedo quererlo... Lo amo demasiado...
     — ______________ — besa mi mejilla delicadamente.
     Separándose de mi, me da la vuelta y quedo frente a él, a sus preciosos ojos verde avellana que ahora se están tornando miel de lo rojizos que están. Pone sus manos en mis mejillas, se acerca más a mi y susurra:
     — Te amo... Te amo con todo mi corazón. Ya no puedo callar más este inmenso amor que siento y sentiré siempre por ti. Te amo, te amo, te amo y te amo...
     Sus palabras, esas maravillosas palabras que tanto había añorado escuchar me rompen el corazón en mil pedazos. Esperó tanto para decirlas y siento que no puedo más... No puedo... Limpia mis lágrimas con sus pulgares e intenta acercarse a mis labios. Sin medirme, le suelto una fuerte bofetada en la cara que lo alejan de mi y grito:
     — ¡Largo de mi vida, Gianluca Ginoble! ¡Te odio!
     Lo saco de mi cuarto a empujones y le cierro la puerta en la cara.
     Grito, maldigo y lloro como una niña pequeña. Lo detesto tanto por no confiar nunca, nunca en mi. ¿Quien demonios se ha creído?, ¿Piensa que puede humillarme y luego venir aquí como si nada hubiera pasado?, ¿Como si nunca me hubiera tratado como la peor de las mujeres?. ¿Cree que con un simple "te amo" solucionará las cosas?
No... No... Me niego que sea así, me niego a amarlo, me niego a pensar en él día y noche. ¡Me niego! ¡Me niego a que mi corazón sea suyo! A que mi cuerpo y toda yo lo desee tanto desde el momento en que le conocí... Me niego a haberme enamorado de ese estúpido y romántico imbécil... Me niego... Me niego a estar sin él... ¿Que pasa conmigo? ¡¿Qué?! ¿Porqué, a pesar de todo lo malo lo sigo amando? No quiero que se vaya... No quiero... Estoy muy enamorada de él, como una verdadera idiota.
     Salgo de mi cuarto corriendo, esperando encontrarlo en el pasillo... Pero no está... Gianluca se fue... Yo lo corrí... ¿Que esperaba? Quizá no me ame tanto como yo pensaba...
     Camino de vuelta a mi recámara con el corazón encogido de dolor y las lágrimas corriendo por mis mejillas a mares. Voy a cerrar la puerta, pero algo lo detiene. Alguien me abraza por detrás y me aprieta con delicadeza a su pecho.
     — Te amo más de lo que piensas — murmura en mi oído la hermosa voz de mi amado, amado y mil veces amado Gianluca — aquí estoy, nunca me daré por vencido contigo, bella. Siempre lucharé por tu amor, no importa lo que tenga que enfrentar...
     Otra vez comienzo a sollozar, pero de alegría y enojo contra mi misma. Mi amor me da la vuelta y sin pensarlo, lo abrazo con toda mi fuerza. Lloro, lloro y lloro... Mi Puddin acaricia mi cabello delicadamente y lo besa. Su embriagante aroma masculino inunda mis fosas nasales, enviando un cosquilleo por todo mi cuerpo. Sus fuertes brazos protectores hacen que en mi estómago revoloteen esas incontables especies de mariposas y aves que sólo Gianluca ha despertado en mi.
     — No existe un momento del día — comienza a cantar la melodiosa, sensual y varonil voz de mi hombre — en que pueda apartarme de ti... El mundo parece distinto, cuando no estás junto a mi...
     Más enamorada que nunca, escucho a mi amor cantar nuestra canción. Aquella con la que me pidió que fuera su novia... Creo que esa canción será siempre nuestra. Me encanta cómo mi amor la canta, con tanto sentimiento y amor...
     Cuando termina de cantar, mi llanto a cesado, pero sigo abrazada a su cuerpo. Mi Gian da un largo suspiro, me separa con cuidado de su cuerpo y hace que lo vea a esos maravillosos ojos seductores que tiene.
     — ¿Me perdonas?, ¿Regresarías otra vez conmigo? — pregunta con voz entrecortada.
     Asiento sin dudarlo. Mi amor sonríe. Besa mi frente con tanto amor y luego se acerca a mis labios.
     — Te amo — me besa — Te amo, pastelito.
     — Yo te amo más, Puddin.
     Mi amor sonríe y nos besamos con adoración. Nos volvemos a decir te amo, a besarnos y viceversa hasta que, entre tanto beso y te amo, me entran las ganas. Me lame el labio inferior y retrocedemos hasta la cama, no sin antes chocar contra una mesita y tirar todo lo que hay en ella.
   ...
     Jadeo. Jadeo. Jadeo y jadeo al sentir el elixir de mi hombre llenando mi interior descontroladamente. Mordisqueo su hombro y suelto un pequeño grito cuando me da una última embestida y se sale de mi interior. Se tumba a mi lado y me lleva hasta sus labios. Su pecho sube y baja muy rápido. Lo había extrañado tanto...
     Tres magníficos orgasmos me ha dado mi hombre que me dejan agotada. Tocando su erección llena de mis fluidos y los suyos, me quedo dormida en su pecho. No pasa ni una hora cuando siento un dolor agradable. Mi vientre se contrae. Al abrir mis ojos, me encuentro a mi hombre devorando mis pechos con ferocidad. Los lame, los chupa, tira de ellos, los aprieta y los junta. Cuando escucha mis jadeos, sonríe. Con una mano comienza a acariciar mi cuerpo. Baja hasta mi centro de placer. Mete un dedo. Gimo. Mete dos y grito enloquecida, más aún cuando empieza su ataque.
...
     — ¿Que fue eso? — pregunta mi hombre un poco confundido.
     Me pongo un poco roja y me encojo de hombros.
     — Fueron mis tripas... Me estoy muriendo de hambre.
     Mi Puddin suelta una ruidosa carcajada y nos besamos. No estaba bromeando, enserio, me muero de hambre... A esta hora ya he acabado con todo lo del refrigerador. Mi hombre se levanta de la cama completamente desnudo y dice:
     — Iré a prepararte la cena, corazón.
     — ¿TÚ? — pregunto incrédula.
     Gianluca asiente sonriendo y poniéndose sus jeans, sin bóxer... Mmm...
     — Soy tu novio, tu hombre y tu todo. Como te amo mucho, pues es hora que yo te cocine algo.
     Ahora la que ríe a carcajadas soy yo.
     — Está bien, Puddin. Si necesitas ayuda, no dudes en llamarme.
     — No soy tan inútil — murmura mi hombre con un puchero — te prometo que te la vas a comer toda.
     Alzo mis cejas. Eso se escuchó perverso.
     — Hablo de la cena, depravada. No tardo mi amor...
     — Te estaré esperando hambrienta, Gian — digo mordiendo mi labio inferior. Mi hombre suspira y sonríe. — No me vayas a quemar la cocina entera, por favor.
     — ¡Ja, ja! Tan graciosa...
     Mi hombre se va de la habitación y yo me quedo echada en la cama. Me siento muy relajada... Tener sexo siempre me pone de un muy buen humor. Huelo a Gianluca... Huelo a sexo salvaje... Todo mi cuerpo vibra aún. Me revuelco en la cama como perrito y me encuentro con el teléfono de mi amor. Rápidamente lo cojo y me sorprendo cuando me encuentro con una foto de los dos muy acaramelados de bloqueo. Me sorprendo más cuando en la pantalla de inicio aparezco yo solita muy sonriente. Me encanta que mi amor me tenga a mi de fondo. Sin dudarlo, pongo la cámara y me hago unas fotos exclusivas para él solito. Después de unas diez fotos, dejo el teléfono en el buró y me encuentro su camiseta negra y me la pongo. Huele riquísimo... Huele a mi hombre, a su olor corporal, a su fragancia que tanto me excita y me vuelve loca. Unos diez minutos después, en los que mis tripas no dejan de sonar y pedir a gritos algo de tragar, entra el motivo de mi excitación con una bandeja en sus manos. Huele... Huele delicioso. Me quedo con la boca abierta cuando veo que en la bandeja trae unos sándwiches tostados con queso derretido y jamón. ¡Comida!
     — ¿Tú solito hiciste esto? — pregunto sorprendida.
     Mi hombre asiente orgulloso y colocando la bandeja en medio de la cama, dice:
     — Yo solito. No quemé nada... Espero que te gusten, mi amor.
     — Se ven deliciosos... — digo observando el bulto que ha crecido en su jeans.
     — Espera a que lo tengas todo en tu boca y verás — suelta en un tono pervertido.
     Su doble sentido me hacen mojar, pero primero es la comida. Cojo un sándwich, lo muerdo y jadeo. Está de muerte... Beso a Gianluca en los labios, me como unos cuatro sándwiches y bebo del rico jugo de naranja que trajo mi hombre.
     — Que bueno que hice muchos. Eres una tragona de lo peor... Por cierto, ¿a que no adivinas quien aún está aquí y platicando con Gaby? — pregunta mi hombre canturreando.
     Lo miro desconcertada.
     — ¿Ignazio?
     — Sip. ¿porqué pones esa cara? ¿no te da gusto que por fin esté con Gaby?
     — No — respondo arrugando mi frente.
     Gianluca que es todo un celoso, levanta una ceja y me ve enojado.
     — Y no es por lo que seguramente te estás imaginando, si no por que Ignazio se merece a alguien que de verdad lo ame y lo adore... Creo que no hay mujer en esta tierra que merezca a ese maravilloso y gran hombre.
     — ¿Ni siquiera Gaby? — pregunta mi hombre bebiendo de su jugo.
     — ¡Nombre! Esa menos... No es que tenga algo en contra de ella, pero no creo que sea lo mejor para Ignazio... En fin, el sabrá lo que hace. Por cierto, aún tengo hambre.
     Mi hombre me ve alucinado y yo río a carcajadas. Tengo hambre y no precisamente de comida...
     — Iré a prepararte otro sándwich, no tardo mi amor.
     Mi hombre toma la bandeja con los platos sucios y antes de que de un paso, me pongo de pie, le quito la bandeja, la dejo en la mesa y lo beso en los labios.
     — Después la comida... Ahora quiero el postre...
     Beso el cuello de mi amor, lo lamo, lo chupo. Bajo con mis labios por todo su abdomen y, al llegar a la bragueta de su pantalón, lo bajo lentamente.
     — Bella... Oh si nena... Si... Mi amor... Así... No pares... No pares... ¡Ah!
     Mi amado hombre se termina corriendo en mi boca y yo sonrío triunfante. Al fin le pude hacer lo que tanto he deseado...
   ...
     Pasa alrededor de una semana en que mi hombre y yo estamos imparables. Afortunadamente, Michael salió de viaje y no he tenido que ir a trabajar. Mejor... Así la paso con mi amor todo el día...
     Sebastián llama, me dice que ya todo está de maravilla con la tal Selena... O Helena, cómo sea que se llame. Incluso me la presenta en una vídeo llamada en Skype. Me dan ganas de matarla tan sólo verla... Pero extrañamente, me agrada. Es muy bonita. Su cabello es muy castaño claro y ondulado, sus ojos son miel y tiene un cuerpo muy bonito. Para amargar también a Sebastián, le cuento que mi hombre y yo ya regresamos. Casi le da un infarto. Lo mando a la mierda cuando me amenaza.
    ...
     Estoy jadeando enloquecida, con mis piernas en los hombros de mi amor, cuando la puerta se abre y escucho un grito espeluznante.
     — ¡Ave maría purísima!
     Quito mis piernas de los hombros de Gianluca y me abrazo a él mientras nos cubro con una sábana. Voy a reprender a Sebastián, pero cuando voy a hacerlo, este cae despanzurrado en el suelo. Creo que se desmayó... Vaya mierda, la que me espera luego...
...
     — ¡¿PORQUÉ NO TOCASTE LA PUERTA?!
     — ¡PORQUE TAMBIÉN ES MI CUARTO Y MI CASA! ¡NO PUEDO CREER LO QUE ESTABAS HACIENDO EN NUESTRA CAMA! ¡POR DIOS _____________ AHÍ DUERMO!
     — ¡Pues debiste avisarme que vendrías hoy para que no me encontraras así!
     Sebastián está rojo, rojisimo, lo que le sigue de rojo. Lo entiendo. Debe ser muy traumante para él haber visto semejante pornografía en vivo y en directo. Casi mata a Gianluca. Casi nos quedamos atorados como perros en celo gracias al escándalo que armó. Por suerte, no pasó a más. Pobre Sebas...
     Sebastián me regaña y me amenaza casi toda la tarde al igual que a Gianluca. No le gusta para nada que estemos juntos, pero nada puede hacer.
     — y si él es tu Puddin, ¿que soy yo entonces? — pregunta Sebas indignado.
     — Mmmm... ¡Tú  eres mi arroz con pollo!

...
     Mi relación con Gianluca va de maravilla. Que Sebastián y todo el mundo sepa que él y yo somos novios es increíble. Los pingüinos me arman uno de sus dramones al enterarse de la verdad, incluso van a buscar a Gianluca para amenazarlo de muerte si se pasa de listo conmigo. Mis pingüinitos me quieren mucho, tanto como yo los quiero a ellos. Nos conocemos desde el jardín de niños y desde entonces han sido como mis hermanos. Siempre me han cuidado de los depredadores. Otro que me hace un dramón es Michael. Ya tenía sus sospechas pero no le hace nada de gracia que Gian y yo seamos pareja.
     Un fin de semana, que siempre los paso con Gianluca, salimos a comer a un bonito restaurante de comida rápida que está en el centro comercial. Como es de esperarse, me trago absolutamente todo lo que me cabe y lo que no. Gianluca me regaña. Lo mando a la mierda. Nos besamos, nos susurramos barbaridades al oído y mi hombre intenta arrastrarme al baño para hacer el amor. De no ser por un mesero que nos lleva la cuenta, hubiera aceptado encantada.
     Salimos del restaurante riendo a carcajadas. Nos detenemos un momento para besarnos y lo empujo contra la pared.
     — Eres un depravado y pervertido de lo peor...
     Mi hombre ríe con picardía y me da la vuelta para él acorralarme contra la pared.
     — Depravada tú por aceptar.
     Los dos sonreímos y nos devoramos a besos. Casi que nos desnudamos.
     Ante la mirada acusadora de la gente metiche, abrazo a mi amor y murmuro:
     — Gian... ¿me prometes que nunca me volverás a romper el corazón? Te juro que no volvería a resistir una desilusión más.
     Mi hombre besa mis labios con dulzura y pegando su frente contra la mía, dice:
     — Te lo juro. No volveré a lastimar tu corazoncito que tanto trabajo me ha costado ganar...
     Asiento. Es hora de empezar una nueva vida junto a mi hombre.
     — Por cierto — murmura sonriendo — el cumpleaños de alguien se acercaaaa...
     Sonrío encantada. Aunque Ignazio va a cumplir años también, se que Gian se refiere al mío. En unos días cumpliré mis 18 años. Lo que más me emociona es saber que lo pasaré con las personas que más amo.
     — Lo mejor de todo es que estarás conmigo, Gian...
     — Me envolveré en papel de regalo para ti. Luego me meteré en una caja completamente desnudo para que hagas lo que quieras conmigo.
     Me río a carcajadas. Apretando el trasero de mi amorcito, digo:
     — ¿Y no puedo usar mi regalo antes? Es que tengo tantas ganas de hacer tantas travesuras en la cama...
     Mi hombre gime. Me besa apasionadamente.
     — No hay tiempo que perder, nena. Vamos a usarme.
     Nos tomamos de las manos y caminamos en busca de su auto. Estoy tan feliz, tan, tan feliz que nada puede arruinar mi felicidad.
     De pronto, Gianluca se para en seco y aprieta mi mano con toda su fuerza. Me lastima...
     — ¡Gianluca! — protesto. Él parece no escucharme — ¿Gian?
     Al ver sus ojos abiertos como platos y su mirada clavada al frente, volteo a ver lo que él ve. Arrugo mi entrecejo. Una rubia curvilínea y alta está saliendo de un coche deportivo color gris. Trae un vestido demasiado corto. Me tenso.
     Cuando ella cierra la puerta, voltea a ver donde nosotros y se quita sus lentes oscuros.
     — ¿Gianluca? — pregunta sorprendida.
     Ahora la que aprieta la mano de Gianluca, soy yo. Él afloja la suya y sonríe.
     — ¡No lo puedo creer! — chilla la maldita rubia — ¡Eres tú Gian! Ven acá y dame un abrazo amor.
     — Mónica...
     Gianluca suelta mi mano y corre donde la rubia para abrazarla. Siento mi cuerpo temblar y las lágrimas bajar por mis mejillas. Soltó mi mano... Se fue con ella... Ella es Mónica...
     Su abrazo parece eterno, interminable... Incapaz de presenciar un minuto más aquella dolorosa escena, me voy corriendo con el corazón más destrozado que nunca.

———————

Nota:

Hola! :D hasta acá llegamos con Una Vida Juntos. Espero la hayan disfrutado y de antemano, agradecer a todos/as los lectores fantasmas y no fantasmas xD
Espero poder empezar con la segunda temporada pronto y también espero que voten y sigan votando por todos los capítulos.
Mis agradecimientos, sin ustedes no hubiera sido nada mi novela :'( y creanme que ha sido difícil terminarla, pues me robaron el teléfono en donde ya la tenía escrita toda :( pero menos mal tenía la mayoría de capítulos en cuadernos xD
Fue un placer :3
Ah, tengo otro proyecto en mente (aparte de la trilogía de Una Vida Juntos)  es una novela de Piero :3 se llama... Bueno, mejor no les digo y espero subirla también 😂

Pdt: les tengo una sorpresa más adelante :3

¡Ciao a tuti! ♥♥♡

~Una Vida Juntos~  (Gianluca Ginoble Y Tú) TEMPORADA IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora