Capítulo 27. "Un niño bueno"

465 16 7
                                    

   Hot, hot, hot 😏👌

____________(tn) *

    Cuando me despierto, me siento un poco desorientada. Estoy en una cama que no es la mía y estoy recostada sobre un lindo pecho con algunos vellos. Mi hombre. Rápidamente levanto la mirada para verlo. Aún está dormido... Parece un ángel muy guapo y sensual cuando duerme...
    Hicimos el amor toda la noche, hasta quedar rendidos y satisfechos. Bueno, yo nunca estoy satisfecha... Siempre deseo más... Se que me comporté como una mierda con mi hombre y que no se lo merecía... Por eso, importandome un verdadero carajo lo que Sebastián dijo, no dudé en venir y quedarme con mi amor...
    Hablar con Ignazio siempre me hace entrar en razón. Si, amo a Nick pero... Estoy con Gianluca ahora, lo amo y es mi hombre... Es mi presente ahora mismo. Quiero estar con él y no me importa dejar mi estúpido orgullo con tal de recuperarlo. Así de enamorada estoy.
   Mi Gian puede ser el hombre más patán e imbécil del mundo... Pero así mismo es un verdadero amor, el hombre más romántico que pueda existir... Lo amo.
    Estoy admirando su cara como una verdadera estúpida, cuando Gianluca curva la comisura de sus labios, abre sus ojos y murmura:
    — Buenos días, osito dormilón...
    Sonrío, me estiro un poco y beso su mejilla.
    — Buenos días mi amor... Y para oso dormilón, tú... Llevo despierta casi una hora y tú seguías roncando como camión viejo.
    Mi hombre suelta una carcajada, abre mejor sus ojos y besa mi mejilla.
     — Eres una mentirosilla. Te despertaste hace cinco minutos y la que ronca eres tú.
     — ¡Yo no ronco! — chillo — y no me desperté hace cinco minutos.
     — Claro que si. Estoy despierto desde las cinco de la mañana...
     — ¿Enserio?
     Pregunto acomodándome mejor en su cuerpo. Mis pechos quedan al descubierto y Gianluca que es un mano larga, comienza a acariciarlos.
      — Si mi amor, enserio. Siempre que tú y yo dormimos juntos, me despierto antes... Amo verte dormir... Me encanta como haces ese puchero tan precioso y como te chupas el dedo.
     — Yo no me chupo el dedo.
    Murmuro haciendo un puchero. Mi puddin sonríe ampliamente, me besa en los labios y dice con su cara de pervertido:
     — Estabas chupando el mío esta vez... Sabrá dios que estabas soñando mujer. Aunque... Si quieres podemos hacer realidad tus sueños... Por mi encantado mi amor. Llevo rogándote mucho tiempo para que me lo hagas y creo que este es el mejor momento.
     — ¡¿El qué?!
     — Tú sabes de lo que hablo... Anda mi amor, baja tu cabecita a la mía y hasme muy feliz... Dame la mejor de las ma...
     — ¡Maldito pervertido!
   Chillo riendo, pero claramente muy excitada. Nunca le he practicado sexo oral a mi hombre. Nunca lo he hecho y no se como se hace... Además, como que es algo demasiado morboso... Me encantaría hacerlo, pero lo haré hasta que él se lo merezca.
     — ¡¿Como me dijiste?!
   Pregunta abriendo sus ojos como platos.
     — Maldito pervertido.
    Repito con una sonrisa. Gianluca cambia su gesto y en su cara aparece una mirada que me calienta. Me sujeta de la cintura, me pone debajo de él y dándome la vuelta, se pega a mi, con su enorme erección empujando sobre mi trasero, murmura acariciandolo:
    — Me las vas a pagar... Pastelito. Y te juro que te va a doler...
    Suelto un chillido cuando separa mis piernas, acaricia mi trasero, da unos fuertes azotes a cada lado y comienza a mover su erección de arriba hacia abajo. ¡Me quiere dar por atrás!
     — Te digo pervertido todos los días, Gianluca... ¡Deja a mi pobre trasero en paz!
     — Corazón, te voy a castigar muy duro... Y no es precisamente por lo que me acabas de decir.
     — ¡¿Ah no?!
     — No. ¿Quieres saber porqué será?
   Asiento tragando muy asustada y excitada.
     — ¡Número uno!: — me da un azote — me calentaste en la cena con mis padres... Me estabas masturbando con tu lindo piecito. Casi me vengo y... ¡Me golpeaste! ¡Me pateaste como si fueras un caballo! ¡Me dolió todo el pe... Ya sabes. ¡Número dos!: — me vuelve a dar otro azote que me hace chillar — ¿Ignazio? ¿Hombre perfecto? ¿Hamburguesito? ¡Ja! Como no... ¡Número tres!: — otra vez me vuelve a dar otro azote más fuerte — me dejaste con las ganas en la bodega... Además, has estado muy rara conmigo. No querías ni verme si quiera... En verdad me estabas matando bella. Por eso, es justo que recibas tu merecido por tu mal comportamiento. Así que... Te aguantas corazón, que luego me harás lo que tanto deseo...
    Mi vientre se contrae e instantáneamente me mojo. Parezco una cascada.
    Gianluca me vuelve a azotar, besa mi espalda, muerde mis costillas y tras abrir lo suficiente mi trasero... Comienza a introducirse en mi... Tengo que morder las sábanas para no gritar. Empieza a moverse lentamente cuando ya está ensartado por completo y me voy acostumbrando a tenerlo muy dentro de mi... Duele... Duele mucho pero unos segundos después, empiezo a disfrutar cuando lo hace más rápido. Mis pies golpean su bonito trasero y, tras escuchar mis gemidos, comienza a acariciar mi centro de deseo con dos de sus dedos. Gimo. Baja hasta mi interior... Y los mete, los saca, me arranca jadeos y gemidos. El calor comienza a subir por todo mi cuerpo hasta mi cabeza y cuando me voy a correr, Gianluca saca sus dedos de mi interior y su erección de atrás. Maldigo, protesto. Él me da la vuelta, abre mis piernas lo más que puede y mete su cabeza allí. Jadeo. Jadeo repetidas veces al sentir sus labios, su boca y su lengua introducirse en mi interior. Pongo mis manos en su cabeza y la aprieto contra mi. No tardo en llegar a un devastador y delicioso orgasmo mientras Gianluca sigue comiendo y tomando todo lo que quiere y se le antoja de mi.
   Tardo unos minutos en calmar mi agitada respiración. Mi hombre sube por todo mi cuerpo, dejando suaves besos en mi vientre, en mi estómago, en mis pechos, mi cuello, introduce su erección en mi y se viene. Limpio sus mejillas llenas de mis fluidos y luego me lo como a besos.
     — Pastelito de mi vida...
    Murmura mi Gian apachurrando repetidas veces sus labios en los míos.
     — Puddin de mi corazón...
     — Mi Pastelito de fresas y caramelito...
     — Mi Puddin de chocolate y vainilla...
     — Ti voglio bene, amore mío... Tú sei il mio único grande amore.
     — J'ai t'aime beaucoup mon amour. Mon cœur. Mon tou...
     — No entendí una sola palabra de lo que dijiste, pero se escuchó muy precioso mi amor... ¿Sabes bella? Me encanta saber que soy el primero y el único que ha probado y ha tocado este cuerpecito tan delicioso y precioso que tienes...
    Besa mis labios con sensualidad y yo me atraganto. Debería decirle que... No es el único... Pero ya me imagino su reacción...
     — ¿Porqué me ves así?
    Pregunta mi hombre al ver mi mirada de que he hecho una travesura. Muerdo mi labio inferior y no contesto. Gianluca arruga su entrecejo y sale de mi. Jadeo.
     — Será mejor que me digas que estás escondiendo, bella. Conozco esa mirada de pillina que tienes.
    Sonrío un poco incómoda. Necesito decirle la verdad a mi hombre...
     — Gian... Tengo que confesarte algo... Quiero ser muy sincera contigo.
     Mi enojado Puddin arquea una ceja. Me mira tratando de adivinar lo que quiero decirle y justo cuando voy a decirlo, jadea y gruñe:
    — ¡¿No me digas que no fui el primero que te hizo mujer?!
    — Mujer siempre lo he sido Gianluca, que te quede claro que el sexo no me hace ni menos, ni más mujer... Pero si fuiste el primero...
     Gianluca suspira aliviado y antes de acobardarme, le suelto:
    — Pero no has sido el único con el que he tenido... Intimidad...
    El gesto de mi Gian cambia completamente. Parece como si quisiera asesinarme... Trago saliva. No debí decírselo...
  Gianluca se levanta de la cama, se pone sus bóxers y comienza a caminar de un lado a otro como león enjaulado. Hasta acá puedo ver el humo salir de sus orejas...
     — Gianluca... ¿Estás enojado?
    Murmuro. Gian detiene sus pasos y sin verme sisea:
     — Será mejor que te vayas para tu casa, ___________…
     — ¡¿Porqué?!
     — ¡¿Porqué?! — sisea al fin viéndome a los ojos. Uiii... — ¿Todavía te atreves a preguntarme del porqué?
     — Si.
     — Eres una cínica... Te atreviste a meterte con otro hombre en la cama, ¿y todavía quieres que esté de lo mas campante? ¡No! ¡Estás muy equivocada ____________! No te creí capaz de eso...
   La indignación y el enfado mezclados en mi no es bueno... No lo es... Y ahorita estoy más que furiosa.
     — Está bien imbécil — siseo poniéndome de pie y mi ropa interior — pero algo si te voy a aclarar. Si yo tuve relaciones con otro no es algo que a ti deba enfadarte, pues tú y yo no éramos ABSOLUTAMENTE NADA en ese entonces. ¿Quieres que te recuerde el motivo por el cual estábamos separados?
    Gianluca levanta su mirada y me ve como si estuviera loca.
     — ¿Si te acuerdas que lo nuestro era solo placer en ese entonces? Fueron tus propias palabras. ¡Además, yo te ví con otras mujeres! ¿Acaso tú no te revolcaste con otra tipa?
    Asiente lentamente y cambiando su mirada.
    — ¿Y yo te estoy reclamando a ti?
    — Mmm No... Pero lo mío es diferente.
    — ¡¿PORQUÉ?!
    — Pues, por que yo soy hombre y yo puedo acostarme con cualquiera... Pero tú...
    — ¡¿YO QUE?! ¿YO QUÉ, GIANLUCA? ¡¿NO PUEDO ACOSTARME CON OTRO QUE NO SEAS TÚ POR EL SIMPLE HECHO DE QUE SOY MUJER?! ¡ESO ES LO MÁS ESTÚPIDO QUE HE ESCUCHADO! ¡MALDITO MACHISTA DE MIERDA! ¡Y PARA QUE TE LO SEPAS, NO LO HICE NI UNA, NI DOS VECES! FUERON MUCHAS, ¡MUCHAS!
    — ¿Quieres dejar de gritar, bella?
    — ¡NOOOO! ¡NO SE ME DA LA PUTA GANA DE HACERLO! ¡ME VOY A MI CASA! ¡CUANDO MADURES, TAL VEZ TE LLAMO!
    Grito como una verdadera loca. Me importa un reverendo pepino que me escuchen hasta en china. Jamás en mi vida había escuchado a alguien tan machista como este pedazo de mierda... Jamás...
    Estoy poniéndome mis tacones, cuando las manos de Gianluca me toman por la cintura y vuelvo a gritar:
    — ¡SUÉLTAME IMBÉCIL!
    — Mi amor... Tienes razón... Toda la razón del mundo, preciosa... Perdóname, por favor bella...
    — ¡NO! — Le doy un buen codazo en el estómago — ¡SAL DE MI VIDA!
    Grito más fuerte que antes. Gianluca me suelta y yo me giro para verle a la cara. Si me dice otra de sus estupideces, le estampo un jarrón en la cabeza.
    Gian me ve asustado, sin saber muy bien que hacer conmigo... Cualquier cosa que me diga, seguro me hará enojar aún más. Pone sus manos en su cintura, me ve haciendo un lindo puchero que me llena el alma y descongelando mi frío corazón, murmura:
     — Pimienta de mi corazón...
     Al principio no entiendo ni un rábano a que se refiere, pero cuando lo hago, no digo ni hago nada más que pestañear repetidas veces. Mi gesto aún sigue fruncido... Pero ya me ha ganado el corazoncito...
     — Me dijiste: "Sal de mi vida" — se acerca a mi, colocando sus manos en mi cintura y apretandome a su cuerpo — Si yo soy la sal de tu vida, pues tu eres la pimienta de mi corazón... O mejor aún, eres el azúcar de mi corazón... Perdóname mi amor... Tienes razón, mucha...
    — ¡TODA LA RAZÓN!
    Gruño sin quitar sus manos de mi cuerpo.
    — Bien, toda la razón... Soy un cavernícola, un estúpido machista... No debí reclamarte nada si yo he hecho lo mismo... Pero ya sabes que soy muy celoso, pero es por que te a... Por que te adoro y te quiero mucho corazón... No es muy bonito imaginarte con otro hombre... Pero no me importa, tú eres mía ahora y eso nada lo va a cambiar... Te quiero bella... Pastelito de mi vida, mi chiquitita hermosa, mi muñeca, mi conejita playboy, mi amor, mi calentura, mi emoción, mi felicidad, mi erección... — sonrío. Maldito pervertido... — Di que me perdonas, mi conejita sexual... Di que perdonas a tu Puddin que tanto te adora, te quiere y te desea...
    — Eres un tontito Puddin... — murmuro apachurrando mis labios contra los suyos — y te perdono, mi conejito. Pero no vuelvas a decir esas idioteces que a la próxima, no hay pimienta que te salve...
     — ¡Lo prometo!
    Me da un azote en el trasero que me hace jadear y reír. Su manota se mete debajo de mi mini falda y sacándome las bragas, me lleva contra la cama mientras reímos.
    — Gian... — jadeo juguetona y metiendo mi mano bajo su bóxer, saco su delirante erección — si te portas bien, te ganarás un premio...
    — ¡¿Premio?!
    — Ajá...
    — ¡¿Que clase de premio?!
    Sonrío macabramente, giro en la cama dejando a mi Puddin debajo, a mi merced, y susurro bajando mi cabeza a su erección:
    — Uno muy delicioso que has estado esperando...
    Acerco mi boca lentamente y las pupilas de mi hombre se dilatan. Saco mi lengua y repaso levemente la punta. ¡Diossss! ¡Que bien sabe!
    — ¡Bella, nena! — jadea poniendo sus manos en mi cabeza — Más... Quiero más... Por favor...
    — No...
    Intento mover mi cabeza, pero las manos de Gianluca me tienen inmovilizada. Veo fijamente su paquetote y me saboreo... Quiero hacerlo... Quiero... ¡Pero no se lo merece!
    — Mi amor, te juro que seré un niño bueno, me portaré muy bien contigo mi amor... Por favor... Por favor... Házmelo... Hazme feliz...
    — No. Y quita tus manos de mi cabeza, Puddin.
    — ¡Bella!
   Protesta quitando sus manos. Sonrío.
    — Hasta que no vea lo buen niño que eres, no hay premio... Así que...
    Me encojo de hombros, vuelvo a sonreír y, masajeando su niño, meto la mitad que a penas y cabe de lo hinchada que está a mi boca, lo succiono, haciendo que mi hombre gima y se recueste en la cama cerrando sus ojos. Mueve sus caderas para meterlo más, pero como ya dije que no, por más delicioso que sepa mi amor, lo saco de mi boca, le doy un lametazo y, poniéndome a horcajadas, hago que entre en mi y susurro en su oído:
    — Ya te dije que no...
    — Mi amor... Lo haces tan delicioso...
    — Sigue siendo no. Pórtate bien conmigo, y ya veremos...
   Mi hombre me da una buena nalgada y hacemos el amor como animales en celo.
     ...

~Una Vida Juntos~  (Gianluca Ginoble Y Tú) TEMPORADA IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora