Capítulo 24. "mi cita con Ignazio".

370 18 2
                                    


____________(tn)*

- ¡ABRE LA BOCA!
- ¡NO!
- ¡QUE LA ABRAS!
- ¡NO QUIERO! - chillo con mi voz afónica. Me siento como la mierda, pero ese jarabe sabe horrible y me dan ganas de vomitar. Sebastián me ve reduciendo la mirada y en un pispas, ya me ha metido la cuchara en la boca. Comienzo a patalear como niña chiquita haciendo berrinche. Odio que me obligue a tomar esa mierda tan fea...
- mira que eres una berrinchuda de lo peor... Ahora minion, abre esa boquita por que es hora de la sopita...
- ¡No quiero sopa, Sebastián! ¡odio la sopa!
- no me importa. Te vas a tomar la bendita sopa... Minion, estás muy mal y creo que la sopa te caerá muy bien...
- ¡no! ¡Vete a la mierda!
- ¡mocosa! Para eso si serás buena... ¡Ignazio! ¡Ayúdame aquí! - chilla. Oh Sebastián... Que bajo caíste...
Ignazio está aquí desde muy temprano, pues el inútil de Sebastián lo llamó. Obviamente por que no sabe ni hacer un huevo.
No me importa quien sea el que me quiera obligar a comer esa fea sopa de pollo, no lo haré... Puede ser el mismísimo Ian Somerhalder, Joshua Kimmich, Tony Kroos o Mats Hummels y de igual manera lo mandaré a la mierda...
- pequeña bella... - murmura Ignazio colocándose frente a mi de cuclillas. Ese tono dulce que usa, no funcionará esta vez conmigo...- la sopa está muy rica... Anda, toma un poquito...
- ¡No!
- sólo un poquito...
- ¡que no!
- ¡pequeña! La preparé con mucho amor para ti...
- sigue siendo no...
- por el amor de dios...- sisea y yo me cruzo de brazos cerrando mis ojos.
De pronto, siento a Ignazio aproximarse a mi oído, entonces murmura en un tono muy bajito:
- si lo haces, prometo llamar a Gianluca para que venga y esté contigo toda la tarde... - jadeo abriendo los ojos - y no importa lo que diga sebastián, él estará contigo... Podrás abrazarlo todo lo que quieras...
- eres un tramposo...
- lo se. ¿que dices? ¿aceptas?
- dame esa sopa...- Ignazio asiente con una enorme sonrisa y comienza a meter cucharadas de sopa en mi boca. No sabe tan mal después de todo...
- ¿que tal está la sopa, pequeña?
- está muy rica... ¿me das más?
- ¡ay señor! ¡Sabía que te gustaría!

...

Después de que Ignazio me obligó a comer la fea sopa, (que no estaba para nada fea) me fuí directito a la ducha, allí tomé un delicioso baño de agua caliente. Sebastián insistió un millón de veces en ser él el que me ayudaría en el baño. Lo mandé a la mierda. Está loco...
Cuando salgo de la ducha, me encuentro sobre la cama una pijama muy calentita. Un pantalón gris de algodón, un suéter azul, calcetines suaves y un gorrito con orejitas de oso. Bendito sea mi Sebas...
Al bajar a la sala, no me siento para nada mejor, sigo igual de afónica, pero la fiebre se me quita cuando veo a mi amado hombre sentado en el sofá... Dios, lo que lo necesito...
- ¡Bella!
- ¡Gianluca! - nos vemos a los ojos sin pestañear... Las ganas de abrazarlo y besarlo son inmensas... Pero no puedo, Sebastián está aquí... Y por su cara, creo que no le agrada que Gianluca esté tan cerca... Me muero por besarlo...
- oye Sebas, ¿me ayudas en la cocina? Me gustaría prepararle algo de comer a la pequeña...
- ¿yo?
- si, tú... Recuerda que ya una vez intoxiqué a la pequeña sin querer. No quiero que eso pase de nuevo. Quien mejor que tú para decirme que es lo que no debo usar. Anda, apúrate...,- Sebastián piensa y piensa unos largos y eternos minutos sin apartar la vista de Gian y de mi... Pero al final, accede con un puchero de niño enojado.
- está bien...- murmura. Antes de irse, le dedica una oscura mirada a mi Puddin. ¡te amo Ignazio! ¡te amo!
- mi amor...- susurra mi hombre. Nos hundimos en un gran y profundo abrazo de oso. Dios... Cuanto amo abrazar a Gianluca... Es uno de mis placeres de la vida...
- corazón... Te ves muy mal mi vida...
- estoy bien, amor... Estoy bien ahora que estás conmigo Gianluca...- levanta mi barbilla para que lo vea a los ojos. Le sonrío lo mejor que puedo, pero él no lo hace, lo intenta y no lo logra... Su mirada es angustiada. En ese instante se me escapa un estornudo que alcanzo a cubrir con mis manos. No quiero contagiar a mi hombre...
- dios corazón... - me abraza y besa mi frente con delicadeza. - ven - se sienta en el enorme y espacioso sofá tirando de mi. Por un momento me quedo sentada en sus piernas... Pero de pronto, me siento fatal. Mi nariz parece estar más congestionada que antes, el frío se vuelve insoportable y el dolor de cabeza vuelve a mi... Me acomodo en el sofá, recostando mi cabeza en las piernas de mi amor... Las beso y me aferro a ellas...
- tu nariz está muy roja al igual que tus mejillas, mi amor...
- parezco un reno de santa con mi nariz roja... ¿me la aprietas, Puddin? - al fin y logro que sonría ampliamente. Me aprieta la punta de la nariz. Luego, empieza a acariciar mi cabello con tanta suavidad, que, sin notarlo, me quedo profundamente dormida por un largo, largo tiempo...

~Una Vida Juntos~  (Gianluca Ginoble Y Tú) TEMPORADA IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora