Capítulo 28. "¡VACACIONES!"

370 10 0
                                    


____________(tn) *

    — Y entonces, el imbécil llevó a Gaby como su novia.
    — ¿Gaby?, ¿La oso?
   Pregunta mi amigo Charlie abriendo sus ojos como platos.
    — Si. ¿Puedes creerlo?
    — Pues... — se rasca la cabeza — es raro... Es la oso. En fin... Lo bueno de esto es que ya te arreglaste con ese novio tan celoso que tienes __________… que genio el que se maneja.
    — Gianluca es un amor, tonto — digo riendo y golpeando a Charlie en el hombro — es un poco torpe, bastante estúpido para algunas cosas... Como para echarlo todo a perder... Pero fuera de eso, Gianluca es un dulce andando. Es muy romántico y aunque le falta ser detallista... Pues lo amo...
    — Te oigo y no te reconozco, Mavis. Con lo frío que es tu corazón...
    — ¡Que tonto! — chillo y lo golpeo — ¡y no me digas Mavis!
    — Mavis. Te pareces mucho a esa linda vampirita. Por cierto, ¿Ya le dijiste a Drácula que Jhony-Luca es tu novio y no Ignazio?
    Mi carcajada hace reír también a Charlie y que este, me saque una fotografía con su cámara.
   — No. Aún no le he dicho... Es que, todavía no he encontrado el momento adecuado para hacerlo.
   — Mavis, Mavis, Mavisniega con su cabeza repetidas veces — yo que tú, se lo decía pronto. Ya sabes cómo es Drácula de enojón y violento.
   — Sebastián nunca me golpearía, él no sería capaz de hacerlo...
   — Quien sabe, mini Noyer... Quien sabe. Pero yo pienso que lo mejor sería que se lo dijeras a Sebastián. Hablar con la verdad es una cosa muy importante en la vida. Si Sebastián tuviese una novia, ¿te gustaría que te lo dijera?
  Me atraganto con mi capuchino. ¿Sebastián, una novia? ¡Ni de broma!
    — ¡Sebastián no puede tener una novia! — gruño golpeando la mesa — ¡él no puede!
    — ¡ah cacahuete!, ¿y porqué no?
    — ¡Por que no! Él me prometió que jamás tendría una novia... Y si la tiene, Sebastián ya no hubiese regresado de Francia, ¿no crees?
    — ¿Porqué piensas que Sebastián no regresaría de Francia, solo por tener una novia?
    — Por... Por que... Por que yo ya no sería nadie importante en su vida... Si Sebastián tuviera una novia, ya no me querría más... Estoy segura de eso...
    — Mini Noyer... — murmura Charlie acariciando mi mejilla — no seas tontita, ese Sebastián no dejaría te quererte nunca, ni por todas las novias del mundo...
    — ¿Tú crees?
    — No lo creo, estoy seguro... Yo tampoco dejaría de quererte nunca, Mavis. Eres importante en mi vida. Nos conocemos desde el jardín de niños, y aquí estoy todavía, soy tu amigo incondicional y lo sabes...
    — ¿Tú nunca te irías?
    Pregunto levantando mi rostro. Charlie me ve con esos lindos ojos marrones que tiene. Retira mi cabello de la cara y lo acomoda tras mi oreja.
    — Aun que yo estuviera lejos, no dejaría de quererte. Se que no te llamé estos últimos meses que he estado fuera, pero creeme que siempre me he acordado de ti y de lo mucho que te quiero. Siempre veía ese montón de fotos que tenemos juntos y de nuestros amigos. Cuando estábamos pequeños, en las fiestas de cumpleaños de cada uno, en el colegio y también tengo esas fotos que te tomé cuando cambiaste tu look por completo, ¿recuerdas? — asiento mordiendo mi labio inferior — admito que te veías jodidamente hermosa vestida solo de negro y con tu cabello hasta los hombros... Pero no quiero verte así de nuevo... Siempre estabas triste, siempre...
    — No podía estar de otra manera... Sebastián se había ido a Francia y... Nick también se fue, quien sabe a donde...
    — Lo se... Pero no era nada lindo verte cada día peor... Me estaba muriendo de la angustia por ti,  y no solo yo. Los demás también estaban preocupados por ti. Con lo que hiciste aquella vez, pensamos que cualquier día de esos te suicidarías...
    — No estoy tan loca, Charlie — lo corto apretando sus manos — se que estuvo muy mal lo que hice, pero te juro que no fue un intento de suicidio. Lo hice por que pensé que Nick regresaría con eso... Solo quería llamar su atención...
    — Pero no volvió, no lo hizo y no lo hará... Tienes que entender eso... Ese tipo no puede simplemente llamar cuando se acordó que existías y exigirte que lo "esperes"... Ya lo hiciste dos años. No más __________ , no más... Si él se hubiera quedado y no te hubiera hecho lo que te hizo, no hubieses pasado por todo esto. Lastimosamente no fue así. Nick permitió que otro hombre llegara a tu vida, que ese hombre se metiera en tu corazón y que ahora lo ames... Que asuma las consecuencias.
    — ¿Que no estábamos hablando de Sebastián?
   Digo divertida. Charlie tiene razón... Pero no quiero hablar de ello.
    — Si, pero quería hacerte ver las cosas como son. Tú estás enamorada de otro, eres muy feliz... Me gusta que estés feliz; desde que ese tipo está contigo, no dejas de reír y de sonreír... Me cae mal, no por lo celoso que es él, si no por lo celoso que soy yo. Te apuesto a que si los otros pingüinos estuvieran aquí, pensarían como yo y le harían la vida imposible a tu novio.
    — ¡oooh mis pingüinos! Deseo ver tanto a esos imbéciles... Los extraño mucho...
    — Pero aquí me tienes a mi, Mavis. Recuerda que soy tu pingüino favorito.
    — Muy cierto, ¡te adoro Charlie!
   Me arrojo a mi amigo y lo abrazo con toda mi fuerza. Nos hacemos muchas fotografías él y yo juntos e insiste en sacarme varias a mi sola. Yo sonriendo como una niña, haciendo pucheros, sacando la lengua, mostrando mi dedo del medio por que me dijo gorda y otras posando sexymente.
    A las 3 de la tarde, Michael me llama a su oficina. Voy dando saltitos como conejo en pascua.
   — ¡Hola, Hola!
  Canturreo. Mike me sonríe y me indica que me siente.
   — Hola mi amor, tengo unas cosas que decirte. Uno: me gusta tu gran sonrisa traviesa. Dos: ya te puedes ir a tu casa... O donde sea que te vayas cuando sales temprano. Ya me ha reclamado Sebastián que varias veces has llegado muy tarde a tu casa por mi culpa. — mierda... — pero no te preocupes, te he cubierto el trasero muy bien y no le he dicho lo que creo que vas a hacer y no precisamente con Ignazio. Te conozco y se que no es él con quien en verdad sales.
   Sooopas... Que listo es este imbécil.
  Pestañeo repetidas veces como una niña mimada y Mike pone los ojos en blanco. Prosigue:
    — ¿Que era lo otro? Oh si... Mi amor, ya vienen las vacaciones.
    — ¡VACACIONES!
   Chillo.
    — Si, y me preguntaba si quieres ir a pasar la semana de vacaciones conmigo a mi rancho.
   Alzo mis cejas lo más que puedo. ¿Que clase de proposiciones indecentes me está haciendo?
    — ¡Espera mujer! — alza sus manos — puedes llevar a tu novio y los amigos de tu novio y a quien quieras.
    — ¿Enserio?
    — Si mi amor. Entre más gente, pues mejor. Se lo pregunté a Sebastián y él está mas puesto que un calcetín.
    — ¡Entonces si! ¡Te amo Michael!
  Besuqueo a Mike en las mejillas y me voy corriendo como loca a buscar un taxi e ir a la casa de mi Puddin a decirle lo del viaje.
    No hace falta que lo convenza con sexo, aceptará en el momento en que le diga que Michael irá. Pero como ya lo conozco, se hará del rogar y tratará de chantajearme para que al fin y le haga sexo oral. No me equivoco.
    — Puddin... Vamos mi amor...
    — No lo se corazón... Convenceme de ir...
    — ¿Como?
   Mi hombre jadea y se saca su erección del pantalón y comienza a masajearla de arriba hacia bajo. Diooosssss... Me encanta... Es tan gruesa...
    — Vamos pastelito... Hazlo...
   Asiento. Jugaré con él un rato y espero ser capaz de detenerme.
   Empujo a mi hombre para que se siente en la cama y lo hace. Caigo de rodillas ante él. Sujeto su erección con mi mano y la comienzo a masajear. Mi hombre gime. Acerco mi boca y le doy un besito, luego un lametazo. Repaso mi lengua en lo largo. Mi hombre jadea. Pone sus manos en mi cabeza y la aprieta. Yo, abro mi boca lo más que puedo, meto hasta el fondo lo que me cabe y lo succiono, lo lamo como si de un delicioso y rico helado se tratara... Mmmm... Helado sabor a mi hombre...
   Repito la misma hazaña de succionar y lamer, hasta que siento que la erección de mi amor comienza a palpitar. La saco de mi boca y pregunto:
    — Entonces, ¿vamos a ir a vacacionar, mi amor?
    — ____________ — protesta — luego... Luego hablamos de eso... Ahora, termina lo que estabas haciendo...
   Gimotea. Sujeta mi cabeza con una mano y su erección con la otra y trata de meterla a mi boca.
    — ¿Has sido un niño bueno, Gianluca?
   Ronroneo como gato y lamo la fina tela de la punta. Mi hombre jadea.
    — ¡Si! Si he sido un niño muy bueno, mi amor... No pares, nena... No pares...
    — Lo siento, Puddin... Pero aún no te mereces tu premio...
   Le doy el último lametazo a su paquete y me pongo en pie. Gianluca maldice.
    — ¡Entonces no iré a ese estúpido viaje! — Gruñe y trata de guardarse su erección en el pantalón, pero no puede... Está demasiado hinchada y potente. Lista para hacerme feliz — ¡Maldición _________! Mira lo que provocas...
    — Entonces no vayas. De todos modos, irán los demás chicos... Será una larga semana de vacaciones fuera de la ciudad, en un rancho, rodeado de mucha naturaleza, alberca, tinas... Enormes tinas... Y ni te cuento lo enorme que son las camas... Hace un frío terrible por las noches.
   Me saco la camisa y bajo los tirantes de mi sostén. Como aún traigo la falda puesta, saco mi teléfono y pongo una hermosa canción de George Michael, Careless Whisper. Me comienzo a bajar la falda sensualmente, al ritmo de la canción. Moviendo mis caderas, me acerco a mi hombre y le ofrezco mis pechos. Los sujeta con ambas manos y se los lleva a la boca los lame, los besa y termina de bajar mi sostén para morder mis pezones. Jadeo cuando siento su erección empujando en mi centro de deseo, por encima de mi braga.
    — Creo que voy a extrañarte estas vacaciones, mi amor... — murmuro revolviendo su cabello y apretando su cabeza en mis pechos — como ya te dije, será una larga semana... Y sin ti...
    — ¡¿Una semana?!
   Jadea mi hombre soltando mis pechos. Comienza a besar mi cuello y a lamerlo.
   — Si...
   — Entonces, vamos...
   Busca mis labios desesperadamente y los devora. Sus manos se mueven enloquecidas por todo mi cuerpo. Las pone en mi trasero e intenta bajar mi braguita. Le doy un azote en las manos.
    — No Puddin... Ningún vamos... Ya dijiste que no irás y, como has sido un niño muy malo y berrinchudo, pues no hay ni premio, ni viaje, ni sexo para ti... Ya me voy a mi casa, necesito hacer mis maletas.
   Intento levantarme, pero mi hombre me lo impide sujetando mi cintura y apegandome a su cuerpo. Su ceño fruncido me indica que no le ha hecho mucha gracia lo que le he dicho.
     — ¡¿Porqué no quieres que vaya?! ¡¿A quien demonios piensas llevar contigo?! ¡¿Con quien piensas pasarla bien?!
   La sangre se me espesa de tan sólo escucharlo. Siento que mi corazón late a mil, y no precisamente de amor... No se si estoy enojada o desilusionada...
    — De verdad Gianluca, eres el más imbécil que he conocido en toda mi vida. Eres un experto arruinando los momentos...
   Intento safarme de sus brazos, pero no lo logro. Gianluca me aprieta más a él y me abraza. Su cuerpo tiembla...
   — Lo siento, lo siento, lo siento... ________… no se que me pasa.
   — ¿Tanto trabajo te cuesta confiar en mi? ¿Porqué siempre piensas lo peor? ¿Porqué crees que te engañaría con otro? ¿Cuando lo he hecho?
   — No lo has hecho, nunca lo has hecho mi amor... Perdóname, por favor, perdóname...
   — Gianluca. Tengo el leve presentimiento que las cosas serán siempre así contigo. No me gusta la desconfianza en una relación. La confianza es algo fundamental para mi... Y si tú no puedes confiar en mi, lo mejor será pensar seriamente si tú y yo debemos estar juntos.
    — ¡¿Que estás diciendo _________?! ¡Te quiero! Te adoro, ¡eres lo más bonito que ha podido llegar a mi vida! ¡No quiero estar sin ti! Te juro que... Que, que confiaré en ti siempre, ¡siempre!
   — No prometas cosas de las cuales no puedes cumplir, Gianluca.
   — ¡puedo hacerlo! Puedo hacerlo... Puedo hacerlo, por ti lo haré, bella... Trataré mi amor, te lo juro... Te lo juro...
   — Está bien. Y por favor, suéltame que me quiero ir a casa...
   — No... No... No mi amor... Por favor, no... No te vayas... Te necesito...— pega su frente contra la mía y sin poder evitarlo, las lágrimas salen de mis ojos como cascadas — No mi amor... No llores... Maldición bella... No llores...
   Mi estúpido amor limpia mis lágrimas con sus labios, con pequeños, suaves y tiernos besos. Me abraza con fuerza, me estruja entre sus brazos.
    — Si supieras todo lo que significas para mi, corazón... Si supieras cuanto te adoro y te quiero... Si supieras cuánto me aterra perderte algún día por mis celos, por mis estupideces...
    — sólo... Sólo trata de confiar en mi, Gian... Solo te pido eso...
    — Lo haré mi amor, te juro que intentaré creer en ti como tu crees en mi...
    — Te quiero Puddin...
    — Yo te quiero más, mi pastelito de fresas, caramelito y chocolate... Te adoro... Mi ___________ ...
   La forma en que dijo mi nombre, fue como un susurro cariñoso.
...
   ¡El día llegó!
  Hoy por fin nos vamos de vacaciones al famoso rancho de Mike. No tienen idea de lo difícil que fue convencer a Nacho para que viniera con nosotros... En primer lugar, se negaba a acompañarnos por que según él, no podía dejar su restaurante a la deriva. Según yo, tenía que acompañarnos si o si. Y en segundo lugar, no quería toparse con Gaby. Al parecer aún está enojado con ella.
   Este Nacho es igual o más orgulloso que yo.
   Y como yo soy experta en convencer a la gente, pues le regalé unos dulces riquísimos, le hice un exagerado puchero y lo convencí de dejar al buen Filipo al frente. El chico es un excelente trabajador. Ignazio aceptó a regañadientes. A Piero, pues sólo le dije que Vanessa estaría de viaje en Italia y aceptó venir encantado.
  Francesco fue convencido por Jocelyn... Así que... Aquí estamos, en pleno estacionamiento esperando a que Mike llegue.
    — ¡Vamos a la playa, oh, oh, oh!
    Canturreamos Sebas y yo al mismo tiempo. Los dos llevamos dos maletas gigantes. Será una semana y yo necesito muchas cosas para estar allá, además, llevo a mi hermoso peluche conmigo... Por si extraño de noche a mi hombre.
   Unos diez minutos después, al fin y llega Michael en una enorme camioneta gris, obviamente una Toyota Hilux. Como ya les he mencionado muchas veces, mi tío es dueño de esa marca y Mike su heredero.
    — ¡Mi amor! ¡Ya estoy aquí!
   Chilla bajando de la camioneta. Detrás de él viene el maravilloso Joelito meneando su cola y saltando de un lado a otro. Aiiiinnn... Adoro que también venga con nosotros...
    — ¡Bien chicos, en vista que ya vino el señor ocupado Hilux, es hora de irnos!
    Digo pegando un salto desde donde estaba sentada. Me siento muy cómoda con la ropa que traigo puesta. Un short blue jeans ajustado, una blusa negra de tirantes y una a cuadros roja encima. Me calcé unos Nike SB color gris.
    — ¿Y como demonios nos iremos en los autos?
   Gruñe Gaby. Odio su actitud gruñona. Debí hacerle caso a Sebastián y dejarla amarrada en el departamento.
    — Pues, tú, Sebas, Joel y Mike se van en su camioneta. Piero y Gian se van juntos y obviamente yo me voy con mi amorcito Nacho!
    — ¡¿Y quien demonios decidió eso?!
   Gruñe de nuevo Gaby.
    — ¿Que no escuchaste que fui yo? ¡Deja de hacer drama!
    — ¡Pero no me quiero ir con estos dos tontos!
    — ¡Jaaaa! — jadea Sebastián — ni quien quisiera llevar a otro animal pulgoso en la camioneta.
    — Diiisculpaa — dice Mike indignado — pero mi Joel no tiene ni una tan sola pulga en su bello cuerpo.
    — ¡Si no lo digo por él!
    — ¡Bueno ya! Nos vamos como yo dije y me importa una mierda les guste o no. Al que no le parezca, pues que se quede o que pague un maldito taxi. ¡Vámonos! Muero por llegar a tu rancho, Mike.
    Al final, Gaby no tiene más remedio en irse con Mike y mi Sebas. Para mi bendita suerte, la camioneta de Mike es la primera en arrancar y salir del estacionamiento. La de Nachito es la segunda. Cuando entro, lo hago por la puerta segunda.
    — ¡Hola Nachito! — beso su mejilla — ¡adiós Nachito!
    Salgo de su camioneta cerciorandome que Sebastián no me vea.
    — ¡Eres una infiel pequeña!
   Chilla Nachito y yo me pongo a reír. Corro al ferrari de mi amor, abro la puerta y...
    — ¡Hola Piero! — beso su mejilla — ¡Largo Piero!
    — Pero dijiste que yo iría con este pitufo gruñón...
    — ¡Largo Barone! ¡Te vas con Ignazio!
    Gruño y lo saco a empujones del auto.
   Cierro la puerta y beso a mi hombre en los labios... Mmm...
    — Hola mi amor...
    — Hola preciosa... Eres una traviesa, ¿sabías?
    — Algo había escuchado de eso...
   Digo divertida. Termino de comermelo a besos y me acomodo en el asiento, sin abrochar mi cinturón. Me coloco mis lentes oscuros y la gorra recta que trae mi hombre puesta. Conecto mi IPhone en el estero y pongo algo de música. Eminem.
    — Corazón, no tienes idea de lo deliciosa que te ves con esa ropa...
   Murmura mi hombre tomando mi mano. Comienza a acariciar la palma con dos dedos, como si estuviera hurgando en mi interior. Jadeo. Siento mis mejillas arder y mi vientre contraerse de la excitación. Sin pensarlo dos veces, me siento en las piernas de mi hombre y nos besamos como si no hubiese un mañana, como si mi amor no fuera conduciendo.
    — Mmmm... ____________… ésta ropa me estorba tanto, mi amor...
    Dice mi hombre desabrochando el botón de mi short. Baja la cremallera y comienza a meter su mano debajo de mi braguita...
    — ¡Gianluca!
  Protesto.
    — Dioooossss nena... Estás tan húmeda... Y solo por y para mi... Anda _________, desnudate de una buena vez...
    — ¡¿Qué?!
   Jadeo abriendo más mis piernas para que mi hombre tenga mejor accesibilidad en mi interior. Juega con mi centro de deseo... Gimo.
    — Que te desnudes, pastelito.
    — ¡Estás loco Gianluca! ¡Estás conduciendo! ¡Vamos a chocar!
    — ay mi amor... No seas exagerada. Además, si morimos, moriremos juntos... Bella, si he de morir algún día, que mejor que hacerlo a tu lado... Con la mujer que tanto adoro, la que me tiene loco hasta las narices y por la cual yo iría hasta el espacio, bajarle la luna  y las estrellas con tal de hacerla feliz. Bella, si morimos, moriremos haciendo lo que más nos gusta... Y moriremos juntos, amor mío...
    — Eres un tonto muy dulce, Gianluca.
    Murmuro sacando su mano de mis bragas y besándolo con todo el amor del mundo. Tal vez y mi hombre y yo muramos esta tarde, pero como dice mi amor, la mejor manera de morir, es juntos. Amo a mi Gian y encantada, moriría en sus brazos.
  

~Una Vida Juntos~  (Gianluca Ginoble Y Tú) TEMPORADA IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora