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Dalia:

Me levanté como de costumbre era la primera semana de escuela.

--- lista para otro día --- lo digo en forma sarcástica sentandome en el borde de la cama mirando el reloj, siguiendo las manecillas caminar.

Pérdida en mis pensamientos escucho que alguien entra, abriéndose la puerta y veo a mi tía lucy ya lista para llevarme.

--- lista Dalia, porqué hoy no podré llevarte y tendrás que ir en...

--- tía, prefiero ir caminando --- interrumpo soltando un bostezo.

--- ok, apresurate --- dicho eso sale de la habitación cerrando la puerta.

--- ok --- digo eso para mí. Me doy una ducha rápida, terminé de arreglarme y salgo de la casa.

Apresuro el paso, pues se me a hecho tarde. En el camino el gruñido de mi estómago va molestando. Gracias a que no encontraba mi zapato, salí tarde de la casa y no alcance a desayunar...

Ahora tendré que esperar a la hora del receso, para poder comer algo. Siento que será un día muy difícil.

Saliendo de las dos primeras horas, voy a mi casillero para dejar mis libros, que ya no voy a ocupar en el trancurso de la jornada y me dirijo a la cafetería.

Tomo una bandeja y me acercó a la barra de comida. Para escojer lo que hoy comeré, desafortunadamente a mi costado escucho a dos porristas parlotear, Ana y Carla.

--- Carla, ya te enterastes que entró un chico nuevo --- susurró Ana mientras sostenía su bandeja con solo gelatina y dos manzanas en ella. Yo moriría de hambre si, sólo como eso.

--- si, dicen que está guapísimo, y tiene un aureola misteriosa. Espero que se una al equipo. --- respondió Carla mordiendo sutilmente su labio inferior, y moviendo un poco sus caderas, haciendo ondear sus falda con pliegues.

--- y sino, lo podemos convencer ¿ó no? --- dijo Ana en un tono seductor, copiando el gesto de su amiga, con los labios. Pero le sale horrible y termina por moder su manzana para disimular que jamás será cómo Carla Cooper.

--- Enserio ... no se cansan de andar de ofrecidas. --- musitó, mientras pongo un poco de carne con chile en mi bandeja. Ignorando su asqueroso aspecto.

--- y a tí que te importa Tania --- dijo Carla, girandose a mí, levantó los ojos hacia ellas. Fingiendo inocencia pura.

Ups si me escucharon

--- en realidad es DALIA --- resalte mí nombre con una sonrisa forzada, odio que me cambien el nombre. Y más si son esas taradas.

--- déjala Carla, ya quisiera ser como nosotras --- agregó Ana dándole otro mordisco a su fruta

--- prefiero morir lentamente, y agonizar en mi lecho de muerte que ser como ustedes --- dije molesta, tome mi charola con la respectiva comida que elegí y salí de ahí.

Voy distraída viendo mi comida, nada apetitosa. Pero es mejor ver como la carne no parece carne. Y es que si pudiera, le pagaría unas clases de cocina a Lulú, la cocinera, esto no parece comestible. Sin embargo es mejor pensar en esto, que la absurda conversación con las porristontas.

De repente chocó contra algo o alguien, haciendo que mi charola se derrame en mi ropa.

Reaccione unos segundo después, levantando la cabeza para ver de quien se trata y me encuentro con unos ojos cafés.

Por un segundo me pierdo en ellos. Hasta que una voz dulcemente me pregunta.

--- ¿Estas bien?

--- si... gracias --- contesto un poco aturdida, esto no puede empeorar ¿o si? pienso eso mientras escucho las risas.

El chico inmediatamente intenta decir algo, pero antes de que pueda hacerlo yo me retiró.

Me dirijo rápidamente a mi casillero y tomo la ropa de repuesto, afortunadamente siempre tengo un cambio, extra.

Voy al baño a cambiarme para después ir a clases.

Entro al salón, el maestro de literatura ya había llegado.

--- disculpe se me hizo algo tarde --- dije tímidamente.

El maestro sólo hace una mueca de disgusto.

De pronto hace una señal, a alguien para que entré.

¡¡Maldicion!!

Es él, el chico que me tiró la charola. Se me vienen las últimas palabras que dije, sobre que no puede empeorar pues al parecer si.

El maestro hace que se presente ante todo el salón y que tome asiento, desafortunadamente solo hay un lugar disponible a lado mío y él, lo toma.

Me dirije una sonrisa y se la devuelvo, pero solo por cortesía.

Siento unos penetrantes ojos clavados sobre mí, que no se si voltear a ver de quién se trataba.

De pronto el maestro se acerca al chico nuevo y este se sobré salta, lo que provoca que se me escape una sonrisa.

Nota mental: porque me rio

Regresando a la realidad veo que el maestro habla con él.

--- ¿joven es más interesante su compañera --- dice poniendo sus manos sobre su cintura --- que mi clase?

Así que de él eran esos ojos que me observaban.... ¡demonios! ¿y porqué? de seguro por dentro debe de seguir burlándose de mí, ¡es un estúpido!

--- Ah... --- se aclara la garganta --- No señor

--- Entonces, ponga atención --- dijo el profe

El resto de la clase ya no sentí esos ojos sobre mí, fue un ¡gran alivió!

Saliendo de la clase me dirijo rápidamente a las últimas clases, pues me urge que se terminen para llegar a casa.

Mi tía Lucy me marcó y me dijo que no podía venir por mí ya que tiene cosas que hacer en la oficina.

Decido caminar para aclarar mis ideas por todo lo que ha pasado, de pronto se me vienen esos ojos cafés y lo que me provocó.

Y de la manera de cómo me sonrió y como me hizo reír fue algo extraño, no lo puedo explicar.

Por fin llegó a casa después de darme un buen baño, y terminar de hacer mi tarea mi mente divaga de nuevo en lo que pasó en la cafetería. Esos ojos de un color tan común, son algo fuera de lo normal y esas pupilas me hacen acordarme de alguien ¿pero a quién será, que no logro recordar? sin darme cuenta me quedo dormida.

Besos InmortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora