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Narra Samantha

Regresamos a la sala, Santiago nos observó y después centró su mirada en la película.

—Es de terror, ¿importa?

—No—dije con inseguridad.

Odiaba todo aquello relacionado al terror, o sea en cualquier momento habría un grito, brinco o algo de mi parte. Santiago y Samuel decidieron dejarme en medio, al principio estaba disfrutando la película, pero justo cuando empezó el clímax me levanté por un cojín, no quería abrazar a ninguno de ellos por ahora. 

Después de dos horas la maldita película terminó, mi alma descanso por un momento, recogí todo y lo llevé a la cocina para después lavar los trastes. Escuché que susurraban, quise ignorarlo, pero la intensidad de la situación se estaba volviendo peor. 

—En mi casa no van a pelear, hace menos de tres minutos estábamos tranquilos y ahora ya se quieren matar, por Dios, sean un poco coherentes 

—Perdón Sam—dijo con un tono de sinceridad Samuel. 

—Vaya, no la conoces tanto, sabes que odia que la llamen así, a menos que seas su amiga—respondió Santiago. 

—¿Van a hacer una competencia o qué? —Pregunté irritada. 

—No—respondieron al unísono. 

Los dejé de nuevo solos, subí a mi habitación por mi bolsa para salir de mi casa e ir a caminar, esperaba que Samuel me acompañara para poder hablar mejor. 

—¿A dónde vas?

—Voy con Samuel a caminar 

—Está bien, yo me marcho, iré a casa

Asentí ante la despedida de Santiago, caminamos todos hacia la puerta, Samuel intentó tomarme la mano, pero lo evité adelantándome a abrir. Justo cuando estábamos afuera me despedí con un abrazo de Santiago y emprendí mi camino.

—Sam, ¿podemos hablar sinceramente?

—¿Ahora sí lo harás?

—Por favor Sam, sabes que he sido un idiota, pero en serio quiero esa oportunidad contigo

—¿Por qué?

—Porque tú significas mucho para mí

—Me heriste, jugaste conmigo...

—Sé que no merezco tu perdón

—Entonces, ¿por qué insistes?

—Porque eres importante para mí, porque quiero recuperar lo bueno que tuvimos juntos—hizo una pausa y noté en su mirada que estaba siendo sincero. 

—Si soy importante, ¿por qué no me dijiste nada?

—Porque yo no estaba seguro de cómo reaccionarías o de cómo me harías sentir con todo esto 

—¿Cómo te haría sentir? ¿Qué esperabas?, reaccioné como cualquier chica lo hubiera hecho... Me heriste cuando tú me prometiste no hacerlo, sé que es repetitivo decirlo, pero tú hiciste esa maldita promesa...

—Sam, no quería lastimarte, fuiste sincera y eso me...

—¿Por qué te callas? ¿Te qué? —Pronuncié todo con desesperación, si él admitía algo yo me iba a derrumbar por completo.

—Nada, ¿podemos intentar olvidar lo que sucedió y empezar de nuevo? 

—No lo hagas ver tan fácil por favor, aún me dueles...—Admití sin miedo a que él estuviera enterado de eso. 

LiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora