Capítulo 9

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Narra Lauren

Camila se quedó dormida mientras me abrazaba. Su cabeza descansaba sobre mi hombro y podía oler su delicioso aroma a vainilla que desprendía de su cabello oscuro. Camila era nueva en el asunto de estar con otra mujer, pero no lo estaba haciendo nada mal. Había logrado que nuestras miradas se cruzasen mientras me hacía el oral y yo quería lo contrario, pero no pude contenerme. Quería verla entre mis piernas, quería verla besando mi sexo. Su mirada y toda ella provocaban una aceleración dentro de mí que no podía explicar, era casi incontrolable y ninguna otra mujer con la que estuve me hizo sentir de esa manera.

Me quedé allí por un tiempo, pensando en lo que haría. Ya Camila me afirmó que comprendía mi idea de solo sexo y también le gustaba la idea, sin embargo, este impulso por quedarme abrazada a ella y a darle muchos besitos por todo el cuerpo mientras duerme, era una mala señal para las dos. Cuando ya no esté, ella sufrirá por mi culpa y no me lo perdonaría.

Levanté un poco su cabeza, con toda la delicadeza que pude, saqué mi brazo por debajo y aparté su brazo lentamente. Ella lanzó un pequeño quejido y luego se giró profundamente dormida. Levanté mi ropa y salí de su habitación.

Me puse mi pijama y caminé al estudio. Por lo general, me gustaba más la noche que el día para escribir, sentía que estaba completamente sola en el mundo y que nadie iba a molestarme. Levanté la carta que había empezado a escribir para mamá.

...sé que tú y papá se estarán preguntando por qué lo hice, "¿por qué su hija a la que creían que era exitosa y tenía una vida envidiable, decidió arrancarse la vida a tan temprana edad?" La respuesta es más simple de lo que piensan y espero que algún día me perdonen. Muchos dirán que tengo todo en la vida; éxito, dinero, salud, fama y muchas otras cosas. Pero nunca me había sentido tan sola...

Levanté la mirada.

Me concentré en buscar el sentimiento de soledad que me acompañaba los últimos meses desde la muerte de Emily, pero no lo encontraba. Algo me había quitado esa sensación de repente. Entonces, lo supe. Camila. Dejé la carta sobre el escritorio, las ganas de continuarla se esfumaron. Lancé un suspiro. ¿Qué me está sucediendo? Se supone que vine a Miami triste, depresiva, con una enorme sensación de soledad y vacío, pero cada vez que esos sentimientos intentaban atacarme o yo misma trataba de recordarlos, la imagen de Camila me sacaba una sonrisa y me hacía pensar en algo que me daba miedo: imaginármela llorando porque yo me había ido, eso me daba miedo.

Sacudí mi cabeza un poco para quitar esa idea. Abrí la portátil sobre el escritorio y entré al manuscrito que no pensaba terminar y que, ahora, tenía muchas ideas para continuarlo. Allí pasé toda la noche. Presionaba las teclas completamente concentrada. Tenía la mirada fija en la pantalla, pero no miraba las letras, mi mente estaba concentrada en las escenas que se creaban dentro de mi cabeza. Así estuve por no sé cuánto tiempo hasta que avance casi sesenta páginas en una sola noche.

–¿Lauren? –escuché la voz de Camila asomándose por la puerta –¿No has dormido?

La miré. En cuanto aparte la mirada de la pantalla los ojos me empezaron a arder.

–Hola Camz–dije y le dediqué una pequeña sonrisa. Se veía hermosa con el cabello levemente alborotado. –Aún no he ido a dormir. ¿Qué hora es ya?

–Las seis de la mañana –ella se acercó y ya tenía puesta su pijama. –No deberías desvelarte así...no es sano.

Se preocupa por mi salud. ¿No puede ser más perfecta? No es que la quisiera comparar con mi ex, pero Emily era diferente, ella me incitaba a consumir cocaína y esa fue la mierda que la mató, pero también era mi culpa por que nunca le dije que parase.

Pasión y letras (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora