Pasión y letras (Camren)

Capítulo 30

Narra Camila

No sabría cómo explicar lo que sentía en ese momento. Lauren se me declaró estando las dos completamente desnudas luego de salir corriendo de Simon  y, además, lo había hecho sin un anillo. No podría afirmar que fue así como me imaginé a mi amada declarándose, pero sus palabras y mi amor por ella bastaron para darle el sí. Se me arrugó el corazón al escucharla y ahora la amo mucho más que antes; con todo mi corazón. Sentía amor, miedo, cansancio, frío, nervios y emoción. Todo mezclado como si fuese una bomba a punto de estallar.

Casi llegábamos a la cabaña y Lauren me empujó hacia atrás. Me golpeé el trasero y me ensucié todo el cuerpo con arena. Digamos que entró mucha arena por donde no debía.

–Simon.

Escuché a Lauren y comprendí que él ya estaba allí. No podía entrar. Entonces, me levanté y miré a todos lados. ¿Cuánto más podría estar desnuda a la intemperie? ¿Cuánto tiempo se tardarían esos dos en hablar? Empecé a asustarme así que decidí entrar a la cabaña de al lado y robar algo de ropa, aunque luego la devolvería. Abrí la puerta deslizante con mucho cuidado. Pasé a la habitación. Todo estaba a oscuras y recé con todas mis fuerzas para que nadie estuviera allí. Me moví recordando que todas las habitaciones son iguales y supuse que el closet debía estar en el mismo lugar que el de mi habitación. Palpé la madera y abrí las puertitas. Sentía las telas pero no podía diferenciar qué era qué. Decidí tomar un montón de ropa y llevarla afuera para vestirme con el brillo de la luna. De repente, alguien encendió la luz y di un salto de susto. Me giré con los ojos desbordados de terror y vi a Mary parada al lado de la puerta mirándome sorprendida y con la boca abierta.

–¿Camila? –preguntó enarcando una ceja.

–Mary...hola...–encogí un poco el cuerpo para tapar mis partes con mis brazos y manos –Yo...estaba...est...buscando...Esta, esta, ¿no es mi cabaña?

Intenté parecer confundida.

–Es la mía –contestó sin quitarme la vista de encima –¿Por qué estás desnuda?

–Ah...esto –fingí una pequeña sonrisa –Es algo gracioso...estaba con Lauren en la playa y una enorme ola me revolcó y se llevó mi ropa. Vine a mi...bueno, pensé que esta era mi cabaña. Vine para tomar ropa.

–Pero no estás mojada.

Joder.

–Ahmm–intenté hablar pero ya no se me ocurría nada. –Está bien, me atrapaste. Necesito ropa. Pasó algo y ahora no puedo hablar de eso. Te la iba a devolver, te lo juro.

–Está bien...–caminó hacia mí y levantó las prendas que estaban cerca de mis pies –Tal vez esto te quede.

Me enseñó una blusa suelta de tela ligera y unos pantalones de algodón muy cómodos.

–Puedes dejarlos allí, por favor –le dije sin apartar mis manos de mí cuerpo.

–Oh, cierto.

Dejó las dos prendas sobre la cama y dio unos pasos hacia atrás. Esperé varios segundos y ella seguía mirándome.

–¿Te puedes girar?

–¡Oh! Lo siento. –Se puso de espaldas.

Me puse la ropa lo más rápido que pude y ya volvía a respirar tranquila.

–Entonces...–Se acercó y se sentó a mi lado sobre la cama. –¿Qué fue lo que pasó exactamente?

Levanté la cabeza. No podía decirle nada de lo que había pasado, eso sería descubrir a Simon y a mí.