Capítulo 21

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Narra Camila


Desperté con Lauren a mi lado. Ya había anochecido. Sonreí al recordar lo que hicimos ese día. Lauren me había hecho suya en varias partes de la casa, puedo asegurar que fue una de las experiencias más sexys y excitantes que he tenido en mi vida.

Estaba sedienta. Me moví con cuidado para no despertarla. Sentí mi cuerpo adolorido, como si hubiese salido de una sesión de ejercicios de cardio intenso. Me puse una bata de baño y bajé a la cocina. Abrí la nevera y tomé una botella de agua. Al darme la vuelta, vi a la mujer que nos había visto a Lauren y a mí teniendo sexo en la mesa del comedor. Inmediatamente me puse roja de vergüenza y miré hacia otro lado.

–Lamento lo que vio esta tarde –me disculpé.

–No se preocupe, señorita –dijo ella y vi que fingió una terrible sonrisa falsa –Es con Dios con quien debe disculparse.

–Oh...–exclamé sorprendida. Nunca creí que me enfrentaría a una persona homofóbica. –No le debo disculpas. Porque hice el amor, no fue que haya matado a alguien.

–Me va a disculpar, señorita –contestó borrando su sonrisa –Pero es casi el mismo pecado. Son los mismos demonios.

–Qué curioso. Entonces tú estás trabajando para el mismísimo demonio...–dije fingiendo curiosidad–Lo digo porque mi novia es tu jefa y ella fue quien me metió todos estos demonios que llevo dentro. Ya debe saber cómo lo hizo: con la lengua y los dedos.

–No es necesario que me dé explicaciones.

Reí bajo en cuanto se persignó.

–No quería molestarla –me expliqué comprensiva –Comprendo su miedo. Yo también sentí mucho miedo cuando descubrí que me gustaba Lauren, pero luego me dejé llevar y ahora soy muy feliz. Además, no le hemos hecho daño a nadie, solo nos amamos y ya.

–Lo siento, señorita –Noté el arrepentimiento en sus ojos. –No quería insultarla. Es que la escena me sorprendió mucho.

–Por eso le pedía disculpas.

Ella afirmó sonriendo.

–Acepto sus disculpas, señorita.

Terminé de beber el agua y salí al jardín. Estaba corriendo una brisa fresca y reconfortante. Guardé ese momento en mi memoria. Me sentía plena y muy feliz. Deseaba con todo mi corazón que no terminase, nunca.

El sonido de mi celular me sacó de mis pensamientos.

–Hola, Simon –lo saludé con simpatía.

Me puedes explicar, ¿qué carajos haces en la casa bote de Lauren? –su tono de voz era seco y se notaba que estaba muy molesto.

–Yo...–No sabía qué decir. ¿Cómo se enteró? –Su hermana nos invitó a...

Me importa un carajo si las invitó la reina de Inglaterra–Me interrumpió –Se supone que las dos deberían estar aquí para mañana en la mañana y, en cambio, estás en una mansión pasándola bien...

–¿Qué? –Estaba asustada y confundida. –¿De qué estás hablando? ¿Cómo que mañana en la mañana?

Lauren terminó el manuscrito. Y ¿no lo sabías? O solo ¿decidiste tomarte unas malditas vacaciones?

–Ella no me dijo...–balbuceé –No...no sabía que lo había terminado. No me dijo nada.

Pues es mejor que la controles porque hablé con ella hace dos días y me dijo que estaba terminado. Me aseguró que tú ya te habías encargado de los pasajes y que vendrían mañana. Pero no entiendo cómo lo harás si estás en una mansión pasándola bien.

Pasión y letras (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora