22. El futuro

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EL FUTURO EL FUTURO
Las investigaciones acerca de la comunicación humana tienen aproximadamente veinte años de antigüedad,
pero solamente en los últimos ocho o nueve años los científicos y el público en general, en especial los jóvenes,
han comenzado a sentirse atraídos por los secretos de la comunicación no-verbal. Nos preguntamos: ¿Por qué
ahora?
Una respuesta podría ser que, especialmente entre los jóvenes, existe hoy una tendencia a no confiar en las
palabras. La vida es mucho más compleja de lo que era antes; los padres y los maestros han dejado de ser las
únicas e incluso primarias figuras de autoridad y los jóvenes son bombardeados desde todos los sectores por las
opiniones más diversas: a través de la televisión, la radio, el cine o las lecturas. Cuando mi hija tenía sólo cuatro
años, solía decirme con escepticismo: "No se puede creer todo lo que anuncian los avisos de la televisión..." Los
chicos mayores oirán los discursos de los políticos en que hablan de la paz, la igualdad y la buena vida y luego en
los noticiosos se ven enfrentados con la pobreza, la furia desatada, la hipocresía, la guerra, la vida, en fin, en sus
aspectos más crudos.
Por lo tanto, nace en ellos una desconfianza hacia las palabras, juntamente con un sentimiento general de
alienación y un afán por lograr la inmediata satisfacción en sus relaciones personales. También nos hemos
transformado en individuos mejor orientados visualmente, más abiertos a la idea de la comunicación corporal
visible. En la introducción de su libro Male and Female, en su edición del año 1967, Margaret Mead escribió: Los
jóvenes se expresan mediante sus cuerpos en una forma que parece destinada a ser interpretada más a través de
la televisión que por medio de la lectura de una revista. Las demostraciones caracterizadas por extrañas y
conspicuas posiciones corporales —sentarse en la calle, acostarse, dormir, hacerse sangrar, simplemente estar o
hacer el amor (en una fuente helada al comienzo de la primavera) — han reemplazado los carteles y panfletos. La
vestimenta y el peinado se han transformado en indicaciones de vital importancia acerca de actitudes éticas y
políticas. Nos hemos desplazado hacia un período mucho más visual, donde lo que se ve es más importante que lo
que se lee y la experiencia vivida en carne propia tiene mucho más valor que la que se adquiere de segunda mano.
La terapia de grupo, asimismo, con el énfasis que pone en hacer más que decir, tocarse, olerse, mirarse
fijamente, forcejear, en general practicando la "comunicación no-verbal" en el sentido especial que ellos le dan a la
frase, han contribuido al Zeitgeist, el espíritu de nuestro tiempo.
A pesar de que la comunicación humana es todavía virtualmente una ciencia en pañales, ya ha generado su
porción de profecías ambiciosas y predicciones. Los profetas del pesimismo, por ejemplo, previenen acerca del
poder que dará al futuro demagogo el conocimiento de las comunicaciones no-verbales. Les preocupa lo que podrá
lograr un político que pueda proyectar cualquier imagen de sí mismo, cualquier emoción que prefiera,
especialmente en esta era de campañas políticas por televisión. ¿Llegará el día en que la gente emplee las
técnicas de la comunicación no-verbal para manejar a los demás? Parece inevitable; pero ciertas personas
siempre han manejado a otras. Siempre ha habido demagogos e individuos capaces de mentir en forma
convincente, como lo demuestran los estudios de Ekman. Puede ser que ahora se tornen más convincentes, más
persuasivos y más hábiles para proyectar ante los demás una falsa imagen de sí mismos; pero al mismo tiempo, el
público también será más capaz de captar las señales no-verbales, de modo que los beneficios del demagogo no
serán muchos ni durarán mucho tiempo.
A pesar de que el hombre común pueda aprender a mentir con más facilidad, dudo que pueda hacerlo a la
perfección, especialmente en encuentros frente a frente. Hay muchas señales no-verbales que operan en un nivel
subliminal —desde el juego de las palmas de las manos hasta el movimiento en micro-sintonía con los mínimos
gestos faciales— y las señales subliminales, en su mayoría, no se pueden controlar conscientemente. Hay
personas que pueden coordinar deliberadamente el comportamiento de su rostro, sus manos, sus ojos y el cuerpo,
al mismo tiempo que mantienen una conversación inteligible. Uno se pregunta si esta capacidad no estará ligada a
la habilidad de mentir y convencerse a sí mismo, más que la capacidad de controlar conscientemente el lenguaje
corporal.
En abierto contraste, frente a los que ven la "comunicación no-verbal" como un medio de aprender a mentir con
mayor facilidad, existe la tendencia entre los legos a verla como "curalotodo"; si la gente pudiera realmente
aprender a comunicarse entre sí, se cerraría el abismo generacional, se disiparían las tensiones raciales y todos
seríamos más felices y libres. Desgraciadamente, las motivaciones y relaciones humanas son más complicadas y
su cura no es tan simple. Realmente parece verdad que el hombre de bien se sentirá más confiado e interesado en
saber que existen diferencias culturales en el código corporal y que éstas son las culpables de un sentimiento de
incomodidad al enfrentarse con individuos de otras razas o culturas. Pero el verdadero hipócrita es difícil de
influenciar. La hipocresía tiene raíces profundas, basadas generalmente en temores y deseos que rara vez se
expresan abiertamente; se basa en la necesidad de dominar a otros, que sirvan de blanco para sus odios y sus
temores y en la necesidad de sentirse superior. El solo hecho de aclarar ciertos puntos en presencia física de
terceros, le hará poca impresión a un individuo de esta clase.
Sin embargo, sería tan poco inteligente subestimar como sobreestimar la potencialidad de los estudios de la
comunicación humana. En cierto modo ya comienzan a modificar nuestra manera de pensar y, presumiblemente,
en el futuro, continuarán haciéndolo. Los especialistas en lenguaje aprenderán junto con la gramática y el
vocabulario de un idioma extranjero, su cinesis, y ya se están haciendo intentos de enseñar los distintos emblemas
—vocabulario gestual específico— de cada idioma y cultura en particular.
Los arquitectos y diseñadores de ciudades son cada vez más conscientes de la reacción del hombre al espacio
que lo rodea. Tienen una tendencia a diseñar edificios más cómodos y ciudades más habitables. Las
investigaciones acerca de lo que Edward Hall llama el micro-espacio han llevado a un campo de investigación
nuevo —la psicología ambiental—. Dentro de los límites de lo que estamos dispuestos a gastar —en investigación
y desarrollo— ésta podría llegar a ser una nueva ciencia importante e influyente.
Al hacerse posible la comparación de los gestos mínimos del hombre con los de otros primates, podremos
comprender mejor la evolución y la verdadera naturaleza del ser humano. De la filmación de películas y su
adecuado análisis, se podrá aprender mucho acerca del desarrollo correcto de los niños y sus relaciones
familiares.
Pero, ¿qué representa la nueva investigación no-verbal para el individuo?
Durante los dos años que he estado en estrecho contacto con ella, he logrado descubrir que ciertas partes del
lenguaje corporal constituyen algunas veces todo un argumento. Recuerdo, por ejemplo, una vez que viajé en
ascensor con un caballero distinguido de edad madura, al que conocía sólo de vista. A pesar de que nunca me
había dirigido la palabra, en esta oportunidad inició una conversación. Más tarde me di cuenta de que en realidad
había sido yo la que le había dado pie para ello. Al entrar en el ascensor, en lugar de mantenerme con la vista fija
hacia adelante y frente a la puerta, me había deslizado hasta un rincón de manera que mi cuerpo estaba dirigido
hacia el caballero. A pesar de que en realidad no lo miré, aparentemente mi posición fue índice suficiente para él.
Desde entonces, he utilizado en algunas oportunidades la dirección de mi cuerpo como una triquiñuela para iniciar
una conversación. No obstante, me considero una principiante que sólo conoce una docena de palabras de un
nuevo lenguaje; las empleo tentativamente a veces, esperanzada y ansiosa, pero en realidad no confío en lograr
resultados espectaculares y siempre me siento sorprendida y encantada cuando la gente me comprende. Sé que
estoy muy lejos —como dice Ray Birdwhistell— de poder "comunicarme exprofeso".
Lo que realmente he logrado mejor hasta hoy es descifrar mi propio comportamiento. En medio de una
conversación, descubro que estoy compartiendo cómodamente posiciones con un amigo o que acabo de pasar la
mano por mi cabello, en un gesto de atildamiento y colocando las palmas hacia arriba; o me doy cuenta de que he
tratado de evitar la mirada de alguien o que me estoy echando hacia atrás mientras me protejo con los brazos
cruzados. Otras veces, me he encontrado repitiendo como un eco ciertas frases o gestos, tomando ritmos ajenos y
escondiéndome por los rincones debido a diferentes motivos.
También logro captar señales acerca del comportamiento de otras personas, pero soy cauta en su interpretación.
La comunicación humana es extremadamente compleja —no tiene reglas fijas y simples— y en ausencia de tales
reglas, sé que yo, como tantas otras personas, tendré una tendencia a ver solamente lo que quiero ver y prestar
atención a lo que considero conveniente saber. Por otra parte, ahora, cuando siento un súbito "ataque de intuición"
—un claro sentimiento de que he descubierto realmente cómo reacciona una persona o los fines que persigue—
me dejo llevar por él, especialmente si puedo señalar algunos de los emblemas corporales en que está basada esa
intuición.
Tal vez, lo mejor que se pueda decir de las comunicaciones no-verbales, desde el punto de vista de un lego, es
que resulta muy entretenido estudiarlas. Las personas son enorme y bellamente sensibles a otras personas, sin ser
siquiera conscientes de ello. Cuando comienzan a moverse al unísono, cuando son atrapadas en un fluir de
palabras y movimientos comunes, se transforman en un sistema de respuestas altamente afinado. A medida que
aumenten nuestros conocimientos sobre este tema, y crezca nuestra sensibilidad, encontraremos fuentes de
placer, entendimiento y relaciones compartidas que en este momento sólo podemos presentir.

FIN

El lenguaje de los gestos. Flora DavisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora