YoonGi era un niño distinto.
YoonGi jugaba a crear su propia iglesia bajo sus propias reglas y creencias.
YoonGi sólo tenía 11 años cuando manchó sus manos con el pecado y la muerte, condenándose así, a una vida miserable y llena de desdicha.
HoS...
La semana término más rápido de lo que imaginé, en ningún momento permití que TaeHyung se acercará a mi. Si le veía en los pasillos de la universidad simplemente pasaba de largo sin siquiera dedicarle una mirada.
No, no me dolía en lo absoluto. Desde que tenía a YoonGi de nuevo no necesitaba de nadie más. A pesar de todo, debía aprovechar el tiempo que me quedaba con él.
Pasadas las 20:00hrs de la noche me encamine a la parada del trasporte público que estaba cerca de la universidad. Estaba tan sumergido en mi caminata, escuchado música, que no me percate que un chico de cabellos café caova caminaba a mi costado.
TaeHyung.
—Tsk, ¿qué necesitas? —aparté un audífono de mi oído.
—No me gusta ser ignorado —respondió con espontaneidad.
—Pues entonces no me hagas enojar y tampoco metas tus narices donde no te llaman.
Una vez que llegamos a la parada, recargue mi peso en un poste de luz mientras soltaba un suspiro.
—¿Y por qué no?
—Comienzas a fastidiarme de sobremanera, TaeHyung.
De nuevo la molesta pulsada en mi cabeza me torturaba. No me gustaba tener jaquecas tan seguido, y menos que fueran provocadas por el idiota de TaeHyung.
—TaeIl y TaeHo te extrañan.
Cerré los ojos sin pizca de molestia por aquella confesión. En el fondo no sería capaz de odiar a esos enanos.
—¿Cómo va ese par de fastidiosos?
—Pues jodiendo como siempre, pero van bien.
—Que extraño, no te perdieron la pisada —reí con sorna.
—Que gracioso...
El silencio nos rodeo como si fuéramos dos extraños sin saber que más decir. No me incomodaba, al contrario, me relajaba el silencio y más con el dolor de cabeza que me cargaba. Pero TaeHyung nunca era de quedarse con la jodida boca cerrada y menos mantenerse quieto.
—Ho, lo que me dijiste el otro día... ¿d-de verdad lo harías? —lentamente su mirada bajo al pavimento mientras su mandíbula se tensaba.
Respire hondo pensado mis palabras.
—No tengo nada en contra de tu familia TaeHyung, estoy agradecido con ellos por muchas cosas. Pero en estos momentos de mi vida, ahora todo es diferente, ¿comprendes? Si tú me jodes yo te jodere el doble aunque no lo soporte psicológica o mentalmente.
—Ya lo tengo, entonces el HoSeok por el cual me preocupe en reconstruir por años se ha esfumado, ¿no es así? El HoSeok adolescente que vivió conmigo y mi familia ya no volverá... ¿verdad? —su mirada era nublada, llena de gotas saladas que querían salir.
A lo lejos divise el transporte acercarse por lo que repuse mi postura para hacer la parada.
—Estas en lo correcto, Kim. Preocúpate por tus propios asuntos de ahora en adelante y enfócate en el mocoso de Jeon y tu familia.
—HoSeok...
—Bórrame de tu vida TaeHyung, ignórame cuando me veas y no intentes saber algo de mi el día en que ya no me veas más por estos rumbos.
El autobús estaba cerca, por lo que alcé mi mano indicando que se detuviera.
—HoSeok no seas así, no me hagas esto... Jung —su voz se volvió pastosa, melancólica y llena de dolor.
—No me meteré con tu familia nunca, puedes estar tranquilo por esa parte. En cuanto a ti, no te metas en mi vida, no interfieras en mis planes con YoonGi.
No le mire una última vez. Era el fin de ambos.
El bus aparco y abrió sus puertas. Antes de poder subir alguien bajó por lo que me dio un poco más de tiempo.
—¡HoSeok hyung! —chilló con sentimiento.
—Gracias por haberme curado un poco y ser mi mejor amigo TaeHyung. Lamento que al final de todo, tu tiempo invertido en mi no funcionara —chasqueé la lengua para luego tomar el puente de mi nariz—. Y respecto a la otra pregunta de aquel día, sí, sí te quise y demasiado, pero ahora comprendo que no era amor como el que siento por YoonGi.
Sin nada más que decir, subí al trasporte, pasando la tarjeta de pago lo mas rapido posible, hasta lograr tomar asiento en los primeros puestos desocupados, sin quererlo por el rabillo de mi ojo distinguí la figura de TaeHyung en cuclillas cubriendo su rostro. TaeHyung era fuerte y yo le volví débil. Pero estaba seguro de algo, él no iba a cumplir una mierda de lo que pedí. Pero con el dolor que seguramente sentía, se quedaría tranquilo por un tiempo.
