Capítulo 27: Corazón hecho añicos

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No.

No puede ser.

No.

No quiero.

Me alejo de él despacio, hacia atrás, sin apartar mi mirada de su cara ahora cabizbaja, esperando un "era broma" o algo por el estilo, pero esa respuesta no llegó. La lágrimas formaban un rió en mis mejillas de un gran caudal en el cual no cesaba de correr agua debido a mi nulo pestañeo.

-No.- negaba con la cabeza mientras seguía avanzando hacia atrás.

-Si, fui yo.- por sus mejillas empezó a transcurrir lo mismo que por las mías -Cuando me di cuenta no quería aceptarlo, tenía miedo de perderte, Berto yo...lo siento, yo...- hizo el ademán de acercarse a mi.

-NI SE TE OCURRA ACERCARTE A MI, NUNCA MÁS MONSTRUO.- dije con toda la fuerza que me proporcionaban mis pulmones y mi corazón roto, pude oír otro crujido saliendo de su pecho. Ahora todo encajaba, yo en mi interior ya lo sabía, mi subconsciente lo sabía y no quería que me diese cuenta, así que hacía que me costase decirle la pesadilla a Dani. Todo se nublaba a mi alrededor, todo oscuro y mi cerebro en un acto de autodefensa contra el dolor dejó de funcionar y dejo que mi cuerpo, sin vida alguna, actuara. Así que corrí, primero escaleras abajo saliendo de ese lugar que de por vida me recordaría el día que morí en vida, y luego por la calle, corría con todo lo que quedaba de mi, que no era mucho. Corría, no sabía a donde ni me importaba, lo más lejos que pudiera de ese lugar. Una duda salió de mi cerebro apagado: ¿Cuánto puede permanecer viva una persona sin el latir de su corazón? No tenía ninguna respuesta, solo esperaba que poco para poder terminar con todo, y si no, lo terminaría por mi cuenta.
Llegue a un puente, nunca había estado ahí pero mi daba igual, me puse en el borde y pude ver que debajo había un río.

-Cómo he podido ser tan estúpido, cómo me he dejado engañar. Debí haber aprendido la lección entonces, nadie nunca, nunca va a quererme, nadie.- esa era la respuesta para mi, la moraleja de la historia de mi vida que dentro de poco llegaría a su fin. Soy feo, torpe, no soy inteligente, no se aprender de mis errores, soy inútil, no sirvo para nada y todo el mundo desearía que no existiera, ahora estaba de acuerdo con todas esas cosas y con más aun peores. Que yo viviera era una carga para el mundo y yo no quería ser una carga. Todas esta razones justificaron el salto que di. Por un momento el tiempo se detuvo en el aire y mi cerebro reaccionó pasando mi vida en diapositivas, todos los momentos que había vivido a lo largo de mi existencia, muchos eran amargos, tristes, o en los que tenia como máscara una sonrisa para ocultar al mundo mi estado. Entre todos estos recuerdos se colaron algunos cálidos y confortables como cuando la primera vez que hice reír a alguien, buenos momentos con Andreu y Ana...y entre estos había algunos que brillaban con una luz especial: el primer beso que me dio Dani, cuando veíamos pelis con una manta en el sofá, la primera vez que hicimos el amor...
Todo esto pasó por mi mente antes de que mi cuerpo se hundiera en el frío agua en el que simplemente cerré los ojos y...todo se apagó.

Y Si... -Berto Romero & Dani RoviraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora