Capítulo 35: Melancolía e iluminación

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Y pasaron días y semanas y ni rastro de la persona más importante de mi vida, estaba desesperado y más débil cada día que pasaba sin él. También estaba preocupado por Andreu al que se le estaban acabando las ideas (incluso los guionistas estaban en una crisis creativa) para rellenar el programa, la gente empezaba a pensar que había dejado el late y, como consecuencia, todo el mundo se quejaba o pedían explicaciones.
No lo entendía, según Dani el había crecido aquí pero todo el mundo al que le preguntaba por el solo lo habían visto por la tele o simplemente no lo conocían. Algunas personas hasta reaccionaban de mala manera cuando les preguntaba con el, como si les ofendiera... era tan raro.

Ana también estaba agotada, aunque lo disimulaba muy bien, no quería que me deprimiese más y siempre intentaba subirme el animo, no se en que momento pensé en hacer esto solo, sin ella ya me habría hundido en mi depresión de nuevo.

Seguían pasando los días, la esperanza de encontrarlo cada vez encogía más y se me escurría entre los dedos. Si tan solo supiera que lo estoy buscando... que lo quiero, que le he perdonado lo que ha hecho y que quiero pasar mi vida con él, reírme con él, hacer el amor con él, tener hijos con él...

Estaba tumbado en mi cama pensando todo esto después de otro día de búsqueda y lo único que podía hacer era pensar en Dani. Buscando en mi memoria recordé la forma en la que me di cuenta de mi sexualidad, cuando Edu me confesó su amor hacia un hombre, fue cuando me lo empecé a replantear. Cualquiera podría pensar que su sexualidad debería estar clara a una edad más o menos avanzada, pero a mis 33 años empecé por primera vez en 17 largos y tortuosos años a deshacer en mi mente ese tabú de pensamiento que me impedía pensar en ello y por fin mi di cuenta. Pero cuando realmente me convencí de ello fue al conocerlo a él, a su bondad, su intelecto, esa forma tan estraña y maravillosa que tiene de ser, esa sonrisa que me dedicaba siempre y que me decía "todo va a estar bien", acompañada de su mirada que decía después "porque estoy a tu lado". Era la persona que me hacía ser 1000 veces mejor de lo que era en todo, me daba esa confianza en mi mismo y afecto que necesitaba tanto como respirar. Andreu supo muy bien ver su talento y sus cualidades, siempre se le dio bien fijarse en esos pequeños detalles que marcan la diferencia y en juntar personas (hacer de Cupido le encantaba)... menos mal que lo encontró en ese bar haciendo ese monólogo, si no nunca lo habría conocido... si lo encontró en un bar... en Málaga.....ostias.

Me levanté rápidamente y llamé a Andreu. Como pude ser tan estúpido de no ir a ver si seguía haciendo monólogos en ese bar. Berto estás agilipollado, te lo digo ya.
Después de un minuto alguien por fin coge el teléfono.

-¿Sí?- dice Andreu.

Y Si... -Berto Romero & Dani RoviraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora