Capítulo 3: Perdido

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Tsuna había tenido problemas de claustrofobia desde la infancia tras una mala broma de uno de sus compañeros, quienes lo habían dejado encerrado en el armario de la limpieza en la escuela. Una tarde entera rodeado de olores a utensilios de limpieza y con falta de iluminación, ¡eso sí que había sido horrible! desde entonces no podía soportar los espacios pequeños y cerrados. Esa era la razón por la que intentaba "madrugar" para usar las escaleras y bajar esos tediosos seis pisos

Desde el incidente con su tenebroso vecino decidió que durante esa semana evitaría el ascensor ya que no quería encontrarse con aquel azabache de mirada metalizada. Aún si estaba retrasado prefería tomar las escaleras, solo así logró recuperar su rutina normal. Ya más tranquilo podía disfrutar de la vida universitaria con ayuda de sus amigos, Gokudera y Yamamoto, compañeros en algunas clases

Cierto día mientras platicaba con aquel par, escuchó "deberías tener un trabajo de medio tiempo... después de todo tenemos algo de tiempo libre en las tardes" esa sugerencia por parte del peliplata le había hecho reflexionar. Si quería ser independiente lo mejor sería empezar al menos con eso, lo discutió con su tío de la forma más seria que pudo y con un "Dame-Tsuna, eres demasiado torpe para tener un trabajo.... Además yo puedo darte todo lo que necesites, tu deber solo es concentrarte en tus estudios" transcurrió una típica charla con su tío. Tras varias analogías estudiando los pro y contras, finalmente Reborn lo permitió "será bueno que madures un poco, ¿Dónde trabajarás?", de mesero en un café en el centro de la ciudad. No parecía mala idea, además no estaría solo sino que Yamamoto también trabajaría ahí. Entrevista, charlas informativas, preparación y al fin, le dieron el empleo, tardó un poco en adaptarse pero era muy agradable sentirse útil, era feliz, ¿qué más podía pedir?



Y de nuevo su mala suerte....



La puerta de la cafetería se abrió mostrando a un alto azabache de ojos metálicos junto con otro hombre con un peinado extravagante. Se ubicaron en una de las mesitas, en cuanto Tsuna divisó a aquel hombre se escondió intentando auto-convencerse de que todo era un sueño nada más, pero era la más pura y sensual verdad. Siendo que la cafetería estaba llena a esas horas no tuvo más opción que tragarse el miedo y atenderlos con una de las más realistas sonrisas que tenía en su repertorio



-Buenas tardes, sean bienvenidos, ¿en qué les puedo ayudar? – sonrió algo nervioso al sentir la penetrante mirada del azabache

-Dos cafés – el otro hombre fue el que realizó el pedido al notar que su jefe se mantenía callado

-¿Desea acompañar su orden con un postre?...- por fuera se mostraba calmado y gentil pero por dentro solo podía gritar como loco. Se sentía prisionero de sus miedos y recuerdos "¿Por qué Hibari-san está aquí?"

-Solo dos cafés, herbívoro – interrumpió el azabache con su voz apacible pero firme

-Enseguida – rápidamente preparó el pedido y atendió a sus "distinguidos" clientes. Por Dios solo rogaba no temblar al servir las tazas, ese hombre sí que podía ponerlo al límite

-Disfruten su pedido –mencionó cordialmente sonriéndose y preparándose a retirarse

-No me trates con tanta cordialidad y formalismo, Sawada –mencionó el azabache con enojo poniendo nervioso al castaño

-Lo lamento pero son políticas de la cafetería – una reverencia pequeña y rápidamente se retiró de ahí, escondiéndose en la cocina y respirando ante la sonrisa de su amigo que trataba de calmarlo un poco. Tsuna rogó porque se fueran rápido y así fue. Suspiró cansado, nunca pensó encontrarse con su vecino en su actual empleo, "al menos no lo veré más" pensó con ingenuidad... ¡por supuesto que no fue así! La rutina del policía se repitió varias veces frecuentando el café, casi a la misma hora, en ciertas ocasiones el azabache venia solo y otras la acompañaba otro hombre. Tsuna al final logró perder el miedo y se acostumbró a tenerlo frecuentemente como un cliente más



Ayudándote a superar tu claustrofobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora