Capítulo 14: Decisión

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Tsuna no podía creer lo que su tío había hecho, al parecer su instinto le había fallado esta vez. Pensó que al fin Reborn encontró a alguien con el cual podía compartir su vida, que por fin se había desecho de todas esas murallas que le impedían confiar en los demás, pero al parecer estaba completamente equivocado. El castaño meditó un largo rato en la ducha de su casa, pensando en cómo pudo suceder algo así. Lambo había ingresado en la vida de su tío desde que apenas tenía 16 años, tan solo era un niño que se enamoró de un hombre adulto complicado, pero que siempre fue muy dedicado. Lambo despedía cariño en cada acción que realizaba y siempre trataba de cuidar del mayor, muchas veces Tsuna había visto a Lambo en su departamento cocinando o incluso preparando las ansiadas tazas de café para Reborn. Cuando el muchachito de ojos verdes dormía en casa, siempre ayudaba en las labores de limpieza, era devoto y nunca se avergonzó de su sexualidad, pero... Reborn era todo lo contrario, reservado, duro, nunca demostró cariño, trataba mal al que era su amante

Tsuna siempre pensó que en el fondo de ese exterior frío podría haber un sin número de emociones dedicadas hacia el más joven de aquella extraña relación, pero al parecer no existía posibilidad. El castaño estaba decepcionado... estaba desolado, ¿cómo volvería ver de frente a su tío sabiendo que fue capaz de destruir las inocentes emociones del joven Bovino?... aunque si se ponía a pensar bien, su tío jamás se mereció estar junto a Lambo, y por otro lado Lambo jamás debió dejar de lado su propia vida por un amor que tal vez no tenía futuro. Tsuna sabía perfectamente bien que el jovencito jamás continuó con sus estudios y vivía una vida liberal con el apoyo de sus padres. Todo el mundo de Lambo giraba alrededor del mayor y eso no era nada bueno... tal vez con su separación todo habría de mejorar para ambos... y si comparaba su actual situación con la de su tío... ¿podría acaso esa relación a distancia estar impidiendo el progreso de sus vidas? ¿Acaso estaba haciendo algo malo? ¿Acaso estaba impidiendo que Hibari tuviese una vida normal? ¿Estaba siendo demasiado egoísta? ... Tsuna de nuevo estaba temeroso del futuro, de nuevo estaba pensando demasiado







Tsuna estaba en medio de la calle sin saber a dónde ir. Había sido un arrebato, faltaba mucho para que la hora de regreso de Hibari-san llegara, y él estaba rondando por ahí sin ninguna intención de llegar a un lugar en concreto. Sólo pensaba. Para Tsuna había sido un duro inicio en Italia, enfrentándose a las miradas reprobatorias de muchas personas que estaban en contra de que un recién llegado tomara posesión como décimo sucesor, agregándole los incidentes con la recepcionista de la empresa, también estuvo investigando sobre las universidades en Italia y se dio cuenta de que si quería administrar las empresas debía retomar todo desde el principio. Tenía que empezar todo de nuevo, por su indecisión había malgastado su tiempo en Japón. El castaño pensaba en su sueño de ser maestro, pero siempre podría ejercer algo así, en el pueblo había muchas escuelas que a veces realizaban campamentos en donde podría participar. Su abuelo le había hablado de eso, así que lejos de su sueño no estaba, además estaban todas las personas que vivían en aquellas tierras, gentiles, amables. Tenía que esforzarse por ellas, ¡tenía que hacerlo!



-esto es muy difícil – susurró al viento mientras caminaba sin rumbo, volando entre sus pensamientos hasta que sintió algo. Su instinto saltó de pronto, pero no tuvo tiempo a reaccionar porque pronto alguien cubrió su boca para que no gritase y lo adentró a un callejón. Tsuna iba a luchar, pero...

- ¿por qué estás aquí? – aquella voz era de... ¡su azabache! – Tsunayoshi

-Hibari-san – lo soltaron de inmediato, se giró para ver aquella cabellera negra y esos iris metálicos – estoy en casa – susurró para abrazar al hombre que estaba parado en frente de él, embriagándose de aquel aroma que tanto extrañaba

Ayudándote a superar tu claustrofobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora