Capítulo 29: Amigo

342 43 17
                                    


Las cosas estuvieron más calmadas de lo que Tsuna pensó. Habló con Kyoya en la noche, explicándole los motivos de aquella decisión, pues necesitaba el apoyo de su pareja para proseguir con ese asunto. Al principio el azabache se mostró un poco de rechazo por la idea, soltando con calma su razón para negarse



―no quiero que mis genes sean combinados con herbívoras cualquiera ― Tsuna se había reído bajito al escucharlo. Le gustaba ese lado de su azabache, sincero y hasta un poco infantil en raras ocasiones

―puedes conocer su perfil. Los laboratorios lo tienen ― le explicó con calma



Después de largas horas de plática, el mayor terminó accediendo. Tendrían dos hijos, uno con los genes de Tsuna y el otro con los genes de Kyoya, de esa forma su familia había empezado a crecer desde ese instante. Tal vez en un futuro Tsuna desearía tener un hijo más, pero eso debía esperar, por ahora se emocionaba con la idea de tener un par de pequeños rondando por la casa. Apenas unos días más tarde, ambos estaban involucrándose en el proceso, e incluso pactando la visita a las madres sustitutas para ofrecer todo el apoyo y concordar el pago por tal acto. Tsuna se impresionó por lo sencillo que resultó el inicio y esperaba que todo saliera bien



Sonrisa...



Como habían pactado hace algunas semanas, la visita de Lambo a Tsuna se llevó a cabo. Ya había pasado mucho tiempo desde su última reunión, las mismas que siempre eran en casa de los Bovino. Era el primer encuentro que se realizaría en casa de los Vongola y los motivos eran obvios, pues Tsuna nunca quiso que su tío y su amigo se vieran, pero ya eran años de separación, confiaba en que el dolor hubiese sido mitigado casi por completo.

El castaño recibió a su amigo con un gran almuerzo en la mansión. Fuuta era el más emocionado por aquello, ya que se llevaba muy bien con el joven ojiverde. Era increíble el cambio que Lambo había tenido en esos años. Se lo veía igual de atractivo que cuando era más joven, un poco más alto, de porte elegante, despidiendo un aura de seguridad que generalmente tenía un hombre de negocios. Lambo había tomado control de las empresas de su familia casi al mismo tiempo que Tsuna lo había hecho, eran socios y cada uno admiraba la capacidad del otro.

La mirada dulce de Lambo jamás se había ido, su cabello un poco más largo, sus facciones un poco más maduras, pero jamás perdiendo esa contextura delicada que lo caracterizaba. "Una tarde de amigos" fue la descripción perfecta para ellos, pues salieron por ahí disfrutando de la compañía y de las pláticas acerca de su vida, su amistad se fortalecía con cada encuentro



―¡Es Lambo-san!... me gusta Lambo-san ― la pequeña Aida se había apegado a Lambo en cierta ocasión que coincidió con que Tsuna paseaba con ella, en donde por casualidad el ojiverde los había encontrado. Era irónico, pero la pequeña mostraba gran interés en el joven de cabello rizado, sin saber que años atrás, el mismo chico había tenido un amorío con su padre

―eres tan linda, dulce. Te quiero comprar muchas cosas solo para verte sonreír ― por su parte el joven Bovino estaba encantado con la pequeña



Lambo quería demasiado a Aida, un cariño especial, igual al que mostraba hacia la madre de la pequeña. Algo que nadie se esperaba, era que Haru hubiese sido tutora del Bovino años atrás. Era un asunto enredado, pero nadie sabía la verdad sobre la relación de Lambo y el azabache de patillas, así que nadie dijo o hizo algo, era mejor vivir en la ignorancia. Nadie conocía la incómoda situación que se vivía, solo Tsuna, Hibari y Reborn percibían cierto toque de recelo al ver a Aida en brazos de Lambo mientras sonreía ampliamente. La pequeña era la prueba de que esa relación de juventud nunca tendría futuro alguno



Ayudándote a superar tu claustrofobiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora