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Casi me atragantaba con la comida, ese tipo estaba loco, no lo conocía. Aparte ¿ Por quien me tomaba? ¿ A caso enia un letrero en la frente que dijera disponible solo para una noche?  Negué con la cabeza, lo miré de una forma poco amigable
- ¿ Tu silencio es un si?
- ¿ A caso me veo urgida?
- Eres virgen- dijo con sarcasmo.
Exhale - Mi vida privada no te concierne así que me voy
- Espera-  cuando casi me levantaba me tomó del brazo- Sera solo cuando ambos tengamos ganas
-¿ Que no entiendes?
- Me has dicho que no tienes novio a menos que...- me miro de forma interrogativa- ¿ A caso tienes novia?
Sonreí ante esa conclusión suya, pero me dio una muy buena idea- Si - dije al fin. Su cara cambio a asombro y un poco de asco ante mi mentira. - Bueno entonces esto no tiene caso
- No, Dorian no lo tiene me voy. Ahora que sabes esto no me busques
- Tenlo por seguro Danna  y no me llamo Dorian
- Entonces ¿ cual es tu nombre?
- Damian
Tenia bonito nombre, sentí un poco de arrepentimiento por haber mentido aunque primero que nada aun estaba mi salid mental, tenían cosas que superar y el solo serían un estorbo para mi.
Me soltó -¿ Cuanto es de los ravioles?
- 35 dólares.
- Claro- saqué dinero de mi mochila y se lo di - Grafías
Asintió y sin más que decir me fui del lugar, al menos había salido con mi dignidad intacta y un poco de culpa por lo que había dicho...

Ya había sido un mes desde que lo había visto, me centraba en el trabajo pera no pensar en el, lo bueno era que ya trabajaba de lleno en la cafetería. Entablé una muy buena relación de amistad con Amber, era una muy buena chica, la verdad que en ocasiones hacia que mi mal humor desapareciera. Por otro lado le conté lo que pasó con Damian, realmente no lo podía creer e hizo como que se alegraba que rechazara esa propuesta, aunque en el fondo yo sabia que el le gustaba, y no me interpondría a eso, al contrario la apoyaba.
Era tarde estaba sentada en el sillón de la cafetería, escuchaba musica mientras pensaba en las secciones con mi psicóloga, pero al pensar en ello venían a mi mente los recuerdos de aquella habitación fría y obscura, el estar atada y lo peor que me pudo haber pasado en la vida.
Aunque también sólo quería recordar una cosa que mi mente había borrado y por mas que quisiera no podía recordar, dicen que es el paso mas grande de una mujer y yo solo no recordaba mi primera vez, en fin deje a un lado todos esos pensamiento que no me llevaban a nada y solo me hacían pasar un mal rato. Aparte fueron interrumpidos por la puerta que fue abierta con cierto aire de superioridad. Levanté la cara y pude verlo ahí venía vestido de una manera informal, pero bah!!! Todo le quedaba bien a ese hombre, me quité los audífonos, me iba a levantar y preguntar su orden- No es contigo Danna - dijo de manera cortante, me limite a asentir. Seguí ahí ahora solo me preocupaba por beber mi coca cola, mi brazo fue golpeado suavemente - Hola- dije con cierta alegría
- Danna ¿ cómo estas?
- Bien Iker y tu? - Iker era un buen amigo que había hecho hace sólo unas semanas, a el le gustaba Amber y me preguntó cosas a las cuales solo dije que no la conocía bien.
- Pues un poco celoso
- ¿ Porque?
- Mira - Señaló a Amber y a Damián
- Ah eso
-¿ Eso? Lo dices con tanta naturalidad- dijo un poco enojado
Reí un poco ante aquella situación- Eres un buen chico el sólo es un cliente además tu eres muy lindo algún día......- no pude terminar de hablar ya que tomó mis mejilla y me beso, su boca era tan cálida, el beso era lento pero excitante, por último antes de separarnos mordió mi labio inferior,  casi soltaba un gemido pero me contuve.
Estaba segura que tenía mil colores en la cara, pero también quería más, sin pensarlo dos veces me coloqué a horcajadas sobre el, comencé a besarlo de una forma tan urgida, prácticamente lo estaba violando a mitad de la cafetería. Un carraspeo fue lo que me  devolvió a la realidad para así poder encontrarme con esas orbes de color miel. - Buenas tardes Danna
- Damián buenas tardes
- Estas muy roja
- Si hace mucho calor
- Tienes un poco corrido el labial - tomó un pañuelo y me limpió un poco
- Gracias
- No hay de que ahora si le permites- fue hasta la barra con Amber. Ese hombre me confundía, hubiese podido jurar que estaba celoso, se le podía notar en la cara
-¿ Que fue eso Iker?
- Bueno yo... estaba celoso y estabas tu y creó que funcionó
- Lo dudo
- Al menos para ti, ese hombre se puso celoso, ahora si me permites- Me bajó de su regazo
- Lo siento Iker
- Lo siento mas yo
- Después hablamos ahora, me rengo que ir, adiós te quiero.
Tomé mis cosas y salí de ahí, debía al menos pensar en lo que había sucedido, iba tan inmersa en mis pensamientos que solo pude reaccionar cuando me tomaron del brazo y pide volver esas orbes de color miel....

El MasajistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora