Werewolf ↭ || Liam Dunbar ||

Capítulo 9 - Perecedero

—Hola, Nirvana —saludó la madre de Liam en cuanto abrió la puerta—. ¿Qué haces aquí?

—Liam me mandó un mensaje y me pidió que viniera —respondo.

—¿A esta hora? —pregunta extrañada.

—Sí, mañana tenemos un examen y hay cosas que no entiende.

—¿Y no podía esperar a mañana para preguntarte?

—Es en la primera clase —ella asiente y se hace a un lado para dejarme pasar.

—Liam está en su habitación.

Le sonrío y voy escaleras arriba directo a la habitación del fondo, la de Liam. Toco la puerta, pero nadie contesta. Entro con el ceño fruncido y lo veo sentado en su cama mirando a un punto fijo de la habitación, sin notar nada de lo que pasa alrededor, la única luz que hay en la habitación es la que entra por la ventana pero no creo que haya notado eso tampoco. No nota cuando me siento a su lado, pero se sobresalta cuando pongo una mano en su hombro.

—Ah, eres tú —dice aliviado.

—Pues por lo menos así era la última vez que revisé —bromeo—. ¿Qué sucede? ¿Por qué querías que viniera?

—¿Cómo lo haces? —me pregunta.

—¿El qué?

—Mantenerte cuerda. Yo estoy enloqueciendo por todo lo que acaba de pasar y tú estás tan normal ¿cómo puedes estar tan tranquila? ¿Cómo es que no están todos ustedes en el manicomio? —me pregunta nervioso, tomo su mano y compruebo que está temblando.

—No lo sé—respondo con sinceridad—. Supongo que he hecho esto tantas veces que ya no lo veo el caso a dejarme enloquecer.

—¿Por qué? —me mira curioso.

—Nosotros, todos nosotros hemos estado... miles de veces a punto a morir solo para proteger a este lugar y a los que vivimos aquí. Si enloquecemos y dejamos que nos encierren y no estamos ahí para proteger la frágil estabilidad que existe en Beacon Hills —me encojo de hombros— ¿quién lo hará?

—Eso es otra cosa ¿por qué lo hacen? ¿Por qué deben proteger a Beacon Hills? 

—Tú mismo dijiste la respuesta hoy en la tarde, solo porque es lo correcto —respondo. Suspira y se echa hacia atrás, me hace un gesto para que me acueste a su lado, por lo que ambos terminamos echados en su cama mirando al techo. Suspiro.

—¿Cómo es que no les da miedo? —murmura.

—Claro que nos da miedo.

—¡¿Enserio?! —pregunta sorprendido.

—Por supuesto. ¿Quién dijo que no teníamos miedo? ¿O que tener miedo está mal? —lo miro y él a mí. Sus ojos azules conectan con los míos— Pero aprendimos a no dejarnos llevar, a ser más fuertes que el miedo, entender que el miedo te hace humano y también te hace dejar de serlo. Tú tendrás que hacer lo mismo si vas a hacer parte de la manada porque, seré franca contigo, esta no es la primera vez que hacemos algo como esto y te aseguro que no es la última.

 Suspiramos al tiempo y volvemos a mirar al techo, Liam toma mi mano entrelazando nuestros dedos. Ambos nos quedamos ahí sin decirnos nada, hasta que él se duerme y yo estoy a punto de hacerlo. Sé que debería irme pero estoy junto a él, sosteniendo su mano, razón suficiente para no querer hacerlo. Finalmente dejo que el sueño me venza.

Estoy bastante segura de que solo dormí un par de horas cuando me despierto por el movimiento de un cuerpo a mi lado. Liam se remueve nervioso, se queja, gime y suda frío, incluso dice palabras en voz baja, como si estuviera rogando o lamentándose. Tiene una pesadilla. Me incorporo y trato de hacerlo despertar.