Capítulo 15: Partida y cosas extrañas

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CRISTAL

Salgo de mi habitación con una gran sonrisa, con una franela manga corta y unos shorts, descalza porque ¿Quién necesita zapatos? Bajo las escalera corriendo saltándome algunos escalones debido a mi entusiasmo matutino. Termino con la escalera y me dirijo hacia el comedor, el ruido se escucha desde el pasillo pero no es nada fuera de lo normal. Abro la puerta y todos los niños del orfanato me miran y me dan un cálido "Buenos días"

Elisa me sonríe desde el otro extremo de la mesa y me pasa unos pancakes para empezar a desayunar.

Agradezco asintiendo y me sirvo una cantidad extrema de miel con pancakes, tengo demasiada hambre.

Es un día normal.

Con mi vida normal y mis compañeros normales.

En el orfanato, que es mi hogar normal.

...

En un universo paralelo.

¿Quién me creería algo así?

No existen los días normales y la felicidad es siempre temporal, afirmación que comprueba la partida de Harry.

Harry...

Bajé la mirada hacia su mano entrelazada con la mía y no pude evitar pensar en cómo me sentiría cuando ya no estuviese ahí.

Era temprano y, como siempre, hacía frío en los pasillos de la Academia, por lo que Johnnson y yo llevábamos cada uno un abrigo y una bufanda gruesa. Caminábamos en silencio hacia la puerta de salida, que hoy fungiría de portal para los Guerreros destinados a la nueva misión; Alexander y Marco, junto a Harry debía partir hoy mismo hacia una locación desconocida para mí y para cualquier persona fuera del grupo de combate formado para cumplir con las expectativas del Consejo, a combatir criatura muy peligrosas que ningún otro grupo había podido vencer correctamente.

¿Por qué? Esa pregunta continuaba repitiéndose en mi mente.

No era justo.

En el segundo en el que una persona empezaba a apreciarme, en el momento exacto en que alguien me hacía feliz por primera vez en toda mi vida, alguien lo apartaba de mí para ponerlo en peligro mortal...

¿¡En serio!?

ERA EL COLMO.

Sin darme cuenta apreté la mano de Harry con fuerza dejando de avanzar.

-Cris... Bella...- Me llamó Harry buscando mis ojos con su mirada, trayéndome de vuelta a la realidad.

-¿Uh?- Un poco confundida por su mirada preocupada.

Harry había pasado los últimos días casi desaparecido por completo, encerrado en algún lugar el cual se negaba a compartir conmigo; igual no me molestaba, si me lo ocultaba debía ser un por una razón lógica y yo respetaba eso. Sin embargo, no podía ignorar el hecho de que había aparecido ojeras bajos sus ojos, y que su rostro alegre no era tan cálido como una semana atrás, su rostro estaba más delgado y su pelo despeinado. Su ropa desaliñada, como si no tuviese tiempo de arreglarse correctamente.

Hacía un par de noches lo había visto por los pasillos apurado por regresar a su habitación, con una camisa rasgada, a la cual le faltaban unos botones, con la cara llena de rasguños y moretones, con una expresión sumamente cansada y con su negro pelo cubriéndole los ojos. Esa noche tuve que correr a abrazarlo para que no cayera contra el suelo, pues sus piernas parecían fallar, lo llevé a mi habitación y le ayudé a cambiarse, le di tiempo de que se lavara y dejé que se recostar un momento, esperando pacientemente que me contara la razón de por qué estaba así... Pero sólo me miró con una expresión vacía.

Academia de ProdigiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora