Capítulo 16: "Epifanías"

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CRISTAL

Un dolor de cabeza...

Un dolor de cabeza más grande...

El dolor de cabeza más grande que he tenido en toda mi vida....

Abrí los ojos y me senté de golpe, mala idea cuando te duele la cabeza porque genera la segunda peor cosa tu cerebro a parte del horrible dolor...

Mareo...

Balanceé mi cabeza de lado a lado intentando orientarme... Me sentía horrible.

Miré a mi alrededor...

Mi habitación estaba desastrosamente desordenada... Con papeles esparcidos por todo el piso... Al parecer mi espejo de cuarto se había roto y alguien había dejado la ventana de mi habitación abierta...

¿Ah?

...

Yo no tengo un espejo de cuerpo completo... Ni mucho menos montones de papeles esparcidos por el suelo...

Oh... no... no no no...

La paredes de mi habitación no eran azules... ni mucho menos mi cama era tan espaciosa... Y que yo sepa Anthony y yo no compartíamos cama...

...

. . .

Oh no...

Esto no es verdad... Es una pesadilla

Mi cabeza dolía aún más...

¿Qué rayos hacía en la habitación de Anthony?

¿Y POR QUÉ ESTABA DURMIENDO A SU LADO?

Por un momento en mi confusión me vi babeando por el rubio a mi lado... Si lo miraba lo suficiente me daría cuenta de que no se veía nada bien... Su rostro demacrado y pálido conservaba sus ojos cerrados, y su expresión  era relajante a la vista... ¿Ese era Anthony realmente? O era simplemente  una broma de mi mente, parecía enfermo... pero se veía feliz...

Me sentí triste... Al verlo así... su cuerpo sufriendo y él sin darse cuenta...

¿Nadie lo había ayudado? ¿Nadie lo había visto tan desecho y había decidido hacer algo?

¿Pero por qué? Anthony tenía buenos amigos, amigos que se preocupaban por él... Amigos como Alexander y Harry...

Harry...

¡OH DIOS SANTO HARRY!...

Oh... Esto era malo, muy malo...

Un gruñido me saca de mis pensamientos y mi cabeza de gira para ver al rubio revolverse en la cama y levantarse lentamente frotándose los ojos.

Anthony Müller miró a su alrededor con flojera y reparó en mi presencia, por un momento su mirada se llenó de sorpresa pero rápidamente se relajó para construir una sonrisa, sin saber por qué, mi corazón pareció correr desbocado, pero se lo atribuí a la confusión y a la culpa. El rubio se despegó de la cama sin quitar su mirada de encima mío y por un momento estuve bastante consciente de mi sonrojo. De pronto parecía que vivía un universo de mariposas en mi estómago y antes de que pudiese darme cuenta ya estaba delante mío, un rubio de pie y con una sonrisa ladeada que casi me obligó a ignorar por completo su deplorable estado... Caminó hacia donde estoy y posó sus manos en mi rostro, sujetando mis mejillas.

-Buenos días...- murmuró Anthony juntando su frente con la mía y cerrando los ojos.

No pude moverme. Mi corazón estaba corriendo una carrera.

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