Capítulo 3: Estoy confundida...

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"Me duele demasiado la cabeza" pensé "De hecho, me duele todo..."

Abrí los ojos, mi mirada se nubló unos instantes y los cerré nuevamente. ¿Cuánto tiempo había estado dormida?

-No creo que debamos despertarla tan pronto...- susurró una voz a proveniente de alguien sentado a mi derecha.

-No me interesa... si le salto encima y le grito "¡Matildaaa, despiertaa!" ¿crees que se enoje? -preguntó una voz vagamente conocida.

-me parece que se sobresaltaría un poco... Creo que sería mejor que la dejáramos dormir-

-O... podemos dibujarle un bigotito en la cara... No me mires así, hay que aprovechar que está dormida...- Era aquel chico rubio que me sacó de aquel horrible lugar... Pero ¿Qué hace él aquí?.. Mejor dicho ¿Dónde estoy?...

Volví a abrir mis ojos, esta vez con mayor lentitud. ¿¡Cómo demonios llegué aquí!? Me encontraba en una habitación bastante espaciosa. El fuego de la chimenéa iluminaba con increíble intensidad el resto de la habitación. Dentro de la confusión de mi cabeza conseguí distinguir un par de figuras delimitadas por la extraña luminiscencia. Dos chicos se encontraban sentados al fondo de la habitación en un par de sillas oscuras; uno de ellos era notablemente rubio y alto, de compelxión fuerte y rasgos afilados, su cara la conocía muy bien, no por el hecho de pasar innumerables horas con él, porque ese no era el caso, sino porque lo había dibujado desde que tengo memoria. El otro chico era delgado pero más bajo que su compañero, aún así, su atractivo destacaba bastante, era de pelo negro y ojos de un castaño claro como la miel, su piel era blanca y su mirada estaba posada sobre mi con cierto aire de curiosidad.

-Ehhh... Anthony, creo que ya despertó...-dijo el peli-negro con voz calmada.

-Arggg! ya no le podré rayar la cara...- se quejó la musa de la mayoría de mis dibujos -bueno, supongo que ya he perdido el interés en tí... me marcho- dicho esto, se dió la vuelta y salió despreocupadamente por la puerta de la habitación, dejándome sola y desorientada con un completo extraño.

-No le hagas caso... Casi siempre es así con los nuevos- dijo el chico soltando un suspiro. Al parecer ese tal Anthony tendía a ser así de molesto todo el tiempo -Me llamo Harry... ¿Y tu?-

-¿Yo..?- Genial, había olvidado mi nombre... ¿Cómo se supone que le iba a decir mi nombre a un completo extraño?..."Dile, ¿Qué es lo peor que podría pasar?"..."Te podrían secuestrar y violar, luego te dejarían embarazada y te matarían para quedarse con el hijo y venderlo... en el peor de los casos..." Gracias, eso me relaja bastante...

-¿Estás bien? Te vez pálida...-comentó Harry acercándose a mi con lentitud.

-Ehh.. si... Me llamo Cristal... Cristal White- "Genial, ahora te va a secuestrar para matarte y le diste información personal, para que la policía encuentre tu cadáver a la orilla de un río... Genio..." ¡Callate!

-Bueno, Señorita White- dijo sonriendo me parece que debería comer algo... Si mal no recuerdo usted lleva demasiado tiempo dormida ¿Le parece si almorzamos algo?-

-Yo..- Mierda, olvidé cómo hablar... "¡Dile que no!...¿Y si te droga?"-Claro... me muero de hambre- "Después no vengas llorando cuando aparezcas atada en un calabozo..."

Salí de la habitación con cierto aire de desconfianza, digo, ¿Qué haces si despiertas un día y estás en una habitación completamente desconocida con dos extraños y te ofrecen almorzar?... No lo sé, nunca me había pasado antes. Cruzamos varios pasillos y bajamos un par de escaleras, parecía que nos encontrábamos en Hogwarts* solo que con un estilo más moderno y un poco gótico... Ciertamente la única explicación es que, o me dieron una especie de droga sedante, o esto es puramente real. Lo sorprendente era la cantidad de cuadros colgados en las paredes, todos eran de ángeles o de paisajes de boques... Era prácticamente todo lo opuesto al castillo donde me habían llevado aquellas criaturas... cosas... animales verdes o lo que sea que fueran.

Academia de ProdigiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora