El sol de la mañana me despertó acariciando mi rostro con sus suaves rayos mientras los pajaritos cantaban dulcemente en el alfeizar de mi ventana. Nah! Pero me quedó poético, ¿No?
Me desperté porque la maldita alarma no dejaba de sonar, prometo que algún día le voy a disparar a esa cosa, mi cuerpo estaba entumecido y mi cuello adolorido, dormir en el piso no era lo más cómodo del mundo, pensar que hubo un largo tiempo de mi vida en el que lo hacía todos los días, y no precisamente sobre una alfombra como ésta.
Me levanté, recogí mi improvisada cama y me estiré, sabía que no podía salir a correr, o Anna correría de mi departamento, la idea de dejarla encerrada resultaba tentadora, pero podría usar su imaginación para escapar y lastimarse en el intento, como saltando de la ventana o algo así, vaya uno a saber lo que se le podría llegar a ocurrir hacer a esa mujer. Tal vez podría atarla a la cama, para que no se ponga en peligro solamente, claro.
Ajam... Sí, claro, hagamos como que creemos eso...Si la atamos a la cama yo quiero hacer otro tipo de ejercicio...
¡Tú te callas!
Descarté la idea de salir, al menos haría los ejercicios básicos en la sala, una vez que terminé puse a preparar el café, revisé las alacenas buscando algo para preparar el desayuno, opté por tostadas, que preparé en el momento, con nutella para poder molestar a Williams.
Me dirigí hacia la habitación, con un vaso de agua en la mano, para despertarla, pero me encontré con ella ya sentada en la esquina de la cama estirando sus brazos sobre su cabeza. La camiseta que le había prestado se levantaba peligrosamente por su cuerpo, no enseñaba realmente nada, aunque la visión de lo que no se mostraba era realmente erótica. Envidié por un segundo a la tela que podía acariciar su cuerpo mientras se iba subiendo suavemente por sus muslos. Hay mujeres que creen que dejando sus atributos al aire libre se ven más sexies, no me malinterpreten, como hombres les agradecemos, sin embargo una pequeña provocación puede resultar mucho más llamativa y hacer estragos con nuestras cabezas.
Eso sonó mal.
Eso sonó exactamente como quería.
Ella estaba jodiendo mi cabeza, yo sólo quería devolverle el favor y joderla a ella...
La ratoncita sintió mi presencia y se volteó para mirarme directamente a los ojos, un nudo se formó en mi garganta, para intentar desarmarlo bebí toda el agua que tenía en el vaso de un solo trago. Anna siguió mis movimientos y se mordió la mejilla para no sonreír, intuía el efecto que estaba logrando en mí.
-¿Me pensabas despertar con eso?- Frunció el ceño y alzó una ceja.
-Sí, d-digo ¿no?- Tartamudeé al ser atrapado -Digo era por si tenías sed Houdini- Me aclaré la garganta intentando que mi voz sonara más segura.
-Clarooo, ¿y por eso te lo has tomado tú?- Volvió a alzar esa ceja.
-Ya está listo el desayuno- Sonreí tímidamente mientras que me rascaba la nuca. Me di media vuelta y volví a caminar hacia la cocina. Cobarde.
-Gracias, ya voy- La escuché gritar.
Luego de desayunar en silencio, a excepción de las bromas con la nutella, me fui a bañar, después de todo hoy había universidad. No, no estoy loco, yo sé que dejarla sola luego de lo de ayer podría parecer una estupidez pero esta vez tomé algunos recaudos. Cerré la puerta con llave y me la traje al baño conmigo, ¡a la llave mal pensadas!
Cuando salgo del baño con sólo una toalla rodeando mi cintura escucho una melodía que empezaba a sonar desde la sala, así que así como estoy decido investigar, sí como pensé es Anna jugando con mi estereo, al sentir mis pasos se gira con una sonrisa socarrona en sus labios.
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La Nerd Perfecta
General FictionÉl es el nuevo chico malo en la ciudad Ella una nerd que raya en lo antisocial Él la busca porque la necesita Ella cree que necesita alejarse de él Sólo el tiempo hará que se den cuenta que es lo que realmente necesitan el uno del otro. Si estas bus...