¡Sorpresa! Especial 3K

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El día era cálido, me encontraba en el jardín de la casa de mi padre, mi nana me miraba desde dentro de la casa, esa mujer no se alejaría del aire acondicionado por nada del mundo, no sé por qué mi padre la contrató, seguramente hace buenas mamadas, ¿Qué? Que tenga siete no significa que no sepa nada de eso, los adultos siempre hablan porque creen que no entendemos... Ilusos, parece que olvidaron lo que se sentía tener nuestra edad.

Hice que el coche azul chocara con el amarillo, mientras el rojo lo perseguía, el conductor del rojo sacó su pistola por la ventanilla y disparó a los neumáticos del azul que perdió el control y explotó volando por los aires. Levanté la vista al percibir un movimiento en la puerta que daba a la cocina. Mi padre se encontraba parado en el umbral del ventanal mirándome con el ceño fruncido.

-Jason ya eres mayor para estar jugando con coches de juguete, a partir de mañana comenzaras a entrenar con un instructor de artes marciales- Sentenció mi padre.

-Pero padre, yo quiero aprender a disparar- Lo miré suplicante, sabía que eso lo pondría de buen humor, él siempre se ponía contento cuando quería hacer algo que se relacionaba con sus negocios.

-Lo arreglaremos, pero practicaras artes marciales también- Sonrió amable –Pero ahora vete a cambiar que iremos a ver a Diana al hospital.

-¿Diana está bien?- Mi voz salió más débil de lo que debería y mi padre lo noto ya que endureció el gesto.

-Por supuesto que sí Jason, nació el bebé- Movió su mano para incitarme a apurarme.

-Entonces es un niño- Pregunté con ilusión.

-No lo sé Jason, espero que sí- Me contestó volviendo a ser el hombre frío que siempre fue.

Diana es... Una amiga de mi padre, su única amiga. Una amiga real, no de esas que a los niños se les presenta como amigas para intentar engañarnos y en realidad los padres se las están tirando, pero decirlo así suena feo así que es entendible que usen esa palabra... Creo...

Como decía Diana es una amiga de mi padre, es una hermosa mujer y la persona más amable que conozco. Su sonrisa es dulce y sincera y cuando te mira te llena con calidez, hace unos meses nos enteramos que estaba embarazada y me sentí un poquito mal, ella siempre me cuida, ahora tendría a alguien más a quien querer.

El trayecto hasta el hospital fue silencioso, a mi padre nunca le gustó el ruido, al llegar nos llevaron de manera inmediata a la habitación que ella ocupaba, ventajas de ser un Maronni, mi padre me permitió pasar primero mientras sostenía la puerta para que no sé cierre. Diana estaba pálida y despeinada, sin una gota de maquillaje pero con una sonrisa hermosa en su rostro. En sus brazos una mantita roja se envolvía en un pequeño bulto.

-¡Jason! Cariño tanto tiempo- Saludó la mujer con ojos cansados -¿Quieres sostener a la bebé?

-¿Es niña?- Pregunté decepcionado –Entonces no.

Diana me miró con una sonrisa triste pero asintió. Palmeo suavemente la silla a su lado para que tomara asiento.

-¿Podrías sostenerla sólo un momento que necesito ir al baño? No le pido a tu padre que lo haga porque no es muy bueno con los bebes, pero tú ya eres mayor como para ayudarme un momento ¿verdad?- Alzó una ceja mientras yo asentía resignado, no me gustaban las niñas, a ningún niño de siete años les gustan.

Me dio el pequeño bulto y me enseño como sostener su cabecita, la bebé abrió lentamente los ojos y miró directo a los míos, ¿era posible enamorarse de una bebé con sólo ver sus ojos? Una sonrisa tonta apareció en mi rostro, no sabía si era posible o no, solamente sabía que la amaba más que a mi cochecito rojo.

Un carraspeo me devolvió a la realidad, otro niño de mi edad estaba en el cuarto, lo había visto con anterioridad, creo que se llamaba Kyle, no me caía muy bien, y ahora que veía como miraba a la bebé me simpatizaba menos que antes. Su mirada era de odio e indignación, supongo que si se podía amar a una bebé se podía odiarla también. Por un momento temí, pero no, nada le pasaría a ella, yo no lo permitiría, ese día juré que como me llamo Jason Maronni nada le iba a suceder a ella, la cuidaría con mi vida.

-¿Cómo se llama?- Le pregunté a Diana cuando volvió. Ella me dijo su nombre pero era largo y complicado, intenté repetirlo varias veces pero no lograba pronunciarlo.

La castañita comenzó a llorar, mi padre empezó a ponerse nervioso.

-Jason dale la niña a Diana para que la calme- Me ordenó mi padre. Miré con ojos suplicantes a la mujer para que no me sacaran a la bebé de mis brazos.

-Greg, déjalo, es una bebé si quiere llorar llorará en mis brazos también, lo está haciendo muy bien, los bebes lloran- Agregó con una sonrisa.

-Jason no lloraba- Diana lo miró de manera desaprobadora -¡Está bien!

-Gracias Greg, deberías dejar ese mundo en el que vives- Diana le sonrió con melancolía.

-Tu esposo es un imbécil- Respondió mi padre, nos enteramos que al saber que estaba embarazada las dejó a su suerte.

-Lo es- Asintió Diana

La bebé en mis brazos no paraba de llorar, mi padre estaba al borde de la histeria.

-Creo que no le gusta su nombre- dije luego de varios intentos inútiles de calmarla.

-¡No digas tonterías Jason! Es un bebé no entiende su nombre todavía- Me gritó fuera de quicio mi padre.

-Te llamaré Anna- Le dije a la bebé acariciando su nariz.

Todo el cuarto quedo en silenció sorprendido cuando Anna dejo de llorar y me sonrió.


Nota de la Autora

Espero que les guste!

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Bye!

Bel <3


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