Nunca en mi vida fui testigo de un silencio tan ensordecedor. Ella estaba sentada en un sillón frente a mí con sus manos en el regazo, su mirada vagando por cualquier punto de la habitación, excepto en el que yo me encontraba. Yo, la imitaba, aunque de vez en vez me permitía observarla de reojo.
Cada uno se perdía en sus propios pensamientos y teorías, sabía que no era bueno dejar que de rienda suelta a sus elucubraciones; pero mi propio ser era un caos, y no lograba encontrar las palabras adecuadas para dar inicio a la conversación. Sus ojos comenzaron a ser demostrativos y transparentes, desde el momento que ingreso al baño con el cuchillo sujeto entre sus dedos índice y pulgar; como si no tuviera la fuerza necesaria para camuflarla, como siempre lo ha hecho. En ellos podía percibirse temor, angustia y tantas otras cosas, que de tan rápido que la ratoncita saltaba de un sentimiento al otro, no lograba distinguirlos.
El reloj de pie se burlaba de nuestra situación, con su tic tac emulando a un metrónomo, marcando el tempo de nuestro mutismo. Ni yo mismo me daba una idea de lo que estaba haciendo, alargando lo inevitable. Ella se alejaría, y yo deseaba retenerla a mi lado por el mayor tiempo posible.
Con disimulo, intentaba memorizar sus facciones para poder recordarla cuando ya no esté. Me arrepentía de nunca haber usado el celular para tomarle una fotografía; en eso, Anna había sido, también, más inteligente.
Trataba de inspirar despacio, ya que el aire ardía al ingresar en mis pulmones. Eso al menos me consolaba. Los días siguientes mi cuerpo eliminaría la adrenalina, y mi anatomía sufriría como nunca antes. Tal vez, sólo tal vez, eso ayudaría a mitigar el dolor que causaría su justo abandono.
Me preguntaba como había hecho de pequeño para soportar palizas peores. Sí, habían sido mucho peores, considerando que en aquellas ocasiones era un niño recibiendo la fuerza bruta de un adulto, que me doblaba en estatura y me cuadriplicaba en peso. Seguramente los narcóticos que me inyectaron esta vez, tendrían algo que ver.
En ese momento, lo supe. No había nada que pudiera hacer. Así que me rendí. Poniéndome lentamente de pie, me dirigí a la salida.
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La Nerd Perfecta
Fiksi UmumÉl es el nuevo chico malo en la ciudad Ella una nerd que raya en lo antisocial Él la busca porque la necesita Ella cree que necesita alejarse de él Sólo el tiempo hará que se den cuenta que es lo que realmente necesitan el uno del otro. Si estas bus...