Capítulo 9: Comenzando desde cero.

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Son aproximadamente las diez de la noche, las estrellas brillan y la luna resplandece más hermosamente que nunca. Zarún, Anubis, Sonia, Saúl y su nuevo acompañante peludo Zeus, el pequeño perro husky, se encuentran acostados alrededor de una fogata en la playa. El eco de las olas se escucha tan claramente que los relaja con su son hipnotizante.

Unos minutos después, los muchachos charlan y ríen alrededor de la hoguera mientras comen unos bocadillos. Zeus, por su parte, come algunas golosinas en forma de pequeños huesos que Anubis y Zarún compraron en una tienda de mascotas antes de ir a la playa.

— ¿Y cómo te fue en España, Zarún? — Pregunta Sonia. — ¿Te divertiste?

— Fue placentero. — Contesta el ojos miel. — Estuve todas mis vacaciones con mis padres, a penas y salí de casa.

— ¿Y eso por qué? — Pregunta Saúl un poco confundido. — ¿No fuiste a algún antro o con amigos?

— Casi no me gusta ir a antros... — Contesta Zarún. — Y mis mejores amigos allá en España se habían ido de viaje.

— Qué aburrido... — Dice Saúl con voz monótona.

— Para ti todo es aburrido si no hay alcohol y viejas, wey... — Dice en tono burlón Anubis, quien saca de su mochila una botella grande de cerveza. — Lo que me recuerda que traje a este bebé.

— Es cierto, se me había olvidado. — Acto seguido, Sonia agarra su mochila y saca también una botella de litro y medio de cerveza junto a un pequeño paquete de vasos desechables. — ¿Con esto nos bastará?

— Yo digo que sí, — Responde Anubis, — Zarún y yo tenemos que trabajar mañana, no podemos ir crudos al trabajo.

— En especial yo, — Continúa Zarún. — que tengo que ir temprano a trabajar.

— Está bien, — Dice Sonia. — Entonces dejen les sirvo.

La morena se dispone a servir las bebidas mientras hablan y hacen bromas.

Doce de la noche. El cuarteto se encuentra un poco más... ''feliz'' que lo habitual ahora con unos tragos encima. No fue mucho lo que tomaron, pero sin duda el alcohol está haciendo su buen efecto.

Saúl era el que más hacía alboroto, debido a que fue el que más bebió, pero una vez que se recostó sobre la arena se relajó tanto con el arrullo de las olas que se durmió casi instantáneamente.

Ahora sólo quedan Sonia, Anubis y Zarún despiertos, y no hacen más que jugar con Zeus, enseñándole que el agua de mar puede ser fría, pero no hay nada de qué temer. Y al parecer a Zeus le gusta.
Los muchachos chapotean como niños en el agua mientras ven al pequeño cachorro correr en el agua fría y juguetear con el reflejo de la luna en el mar, lo cual les causa mucha gracia.

Una y media de la madrugada.

Las tiendas de acampar están levantadas. En una se encuentra dormida Sonia, mientras que en la otra llevaron a Saúl a rastras para que durmiera un poco más cómodo.

Zarún y Anubis, por su parte, se encuentran aún despiertos afuera de las tiendas de acampar, acostados sobre la fría arena, pero luce como si no fuera ninguna incomodidad para ellos. Los muchachos charlan y pasan un buen momento mientras Zarún acaricia a su nueva mascota, quien se ha quedado dormido sobre el pecho del muchacho.

— ¿Y después de él no saliste con nadie más? — Pregunta Anubis, continuando su conversación.

— Con otro joven, sí. — Responde Zarún. — Pero terminó siendo un abusivo. Era demasiado celoso, muy posesivo. Casi siempre me gritaba si se enojaba... Al principio se comportó bastante lindo conmigo, pero fueron pasando las semanas y se fueron revelando sus verdaderos colores...

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