01
Bienvenida a la jungla.Observé mi reflejo en el espejo por última vez esa tarde, puliendo los detalles finales en mi vestimenta.
Desde pequeña eso de la femineidad o los estereotipos enlazados a la belleza femenina no van mucho conmigo. Prefería usar camisetas holgadas antes que vestidos; los zapatos de tacón nunca le ganaron a mis clásicas zapatillas y el cabello largo siempre fue una molestia para mí (en especial los días calurosos), por lo que prefería dejarlo corto, casi a la misma altura que el de Alex. Y eso vino de la mano con algunos problemas en la secundaria y en la vida cotidiana, como el hecho de que algunas chicas se me declararan su amor o que las mujeres de edad avanzada me decían "disculpa, niño" en los supermercados, pidiendo ayuda al muchachito algo afeminado para leer algún precio... no era algo muy agradable que digamos. Tío Rubert una vez me dijo que tengo rasgos faciales de hombre, papá lo regañó y luego comprendí que tenía bastante razón.
Tras cortar mi cabello y deshacerme del poco maquillaje que usaba, Chloe me llevó de compras y juntas elegimos un nuevo estilo para el recién bautizado Luke Wortie.El plan era simple: infiltrarme en la universidad, esmerarme con los estudios, figurar en las mejoras notas y lanzar la bomba. Y luego, ya saben, rogar que no me apresen (o en casos extremos, decirle a Alex que pague la fianza).
Bueno el problema fue que el plan era fácil, concretarlo no tanto.
Encogí mis hombros y tomé mi mochila antes de salir del cuarto, para encontrar a mi primo.
—¿Estás lista? —me preguntó antes de cruzar el umbral de la puerta de nuestro departamento.
—Nací listo —repliqué con algo de arrogancia.
Por alguna razón creí que el National Howard Spencer College estaría a una gran distancia de mí: en otra ciudad, en otro reino del cual no conocía nada. Me gustaba pensar que aquel lugar jamás se cruzaría en mi camino y que sólo sería un sitio al que mi primo asistía, una mala anécdota. Pero nunca fue así, estuvo siempre ahí, a menos de cinco calles de nuestro apartamento.
Lo peor de todo era que había escuchado miles de rumores, miles de afirmaciones y miles de negaciones; pero nada era comparable con la realidad. La universidad H.S era... Magnífica. Y yo aún no podía darme cuenta.
Apenas echabas la primera mirada, notabas la inmensidad del edificio, con más de tres plantas; lo que podría denominarse "campus" estaba repleto de árboles y un pastizal natural que te hacía sentir reconfortado. Incluso contaba con estacionamiento para coches, bastante ocupado. Desde el lado de afuera podrías notar la excentricidad del gran cartel colgado sobre la puerta principal, con las iniciales de la universidad en plateado.
—Así que... esto es tu college —mencioné y acto seguido tragué saliva.
Era casi imposible no sentirme intimidada estando ahí.
—Es tu última oportunidad, Steph —dice mirándome—. ¿Quieres arrepentirte de esto y volver a casa?
Sonreí.
—Claro que no.
Di algunos pasos hacia adelante, dejando a mi primo atrás. Estaba muy segura.
Ni bien entré, noté que la universidad era mucho más espaciosa que lo pudo aparentar desde afuera. El color que predominaba era blanco, lo que parecía calmarme bastante, y algunos cuadros de reconocidos pintores adornaban las paredes. Todo estaba perfectamente organizado, contando que lo primero que vieras al entrar sería la sala de junta de los profesores (lo descubrí porque en la puerta decía eso, literal), a su lado la oficina del rector, y luego el ancho pasillo que conduce hacia los departamentos de las distintas carreras que el H.S ofrecía.
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She's the only Exception
Teen FictionLuego de una peculiar apuesta y un inminente deseo de cambiar un sistema, Stephanie Muller se atreverá a pasar un semestre entero en el Howard Spencer Collage; una universidad única y exclusivamente para hombres. Después de todo, demostrará que ella...