Capítulo cuatro.

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04
¿Puedo quedarme con ustedes?

Hay veces en las que conoces a una persona y te cae bien al instante. Bien, ese no fue el caso.

—Mark explícame, ahora.

«Soberbio. Imbécil. Desnudo».
Las tres palabras con las que, si me preguntabas, describirían con perfección a Nathan el día que nos conocimos. Realmente no las cambiaría hasta ahora.

No entendía muy bien qué rayos sucedía, pero hasta entonces iba comprendiendo que Marcus es el mánager de Nathan.
Oh, ¿no lo mencioné? Nathan Britt, el apenas famoso ("apenas" para mí. Siquiera lo conocía antes, pero comenzaba a ser una sensación en toda América. Reitero: no lo conocía en lo absoluto) cantante rock-pop estaba parado frente a mí, con su ceño fruncido hasta más no poder.

Parecía molesto. No, no, estaba molesto.

—Ya habíamos arreglado esto. No quiero compartir habitación con nadie. Él se tiene que ir —declaró firme señalándome.

Jodido maleducado.

—¿Yo? ¿Por qué yo? Vete tú.

—Yo llegué primero.

Oigan, eso siquiera tenía sentido.

—¡¿Acaso eres un niño?! —Me levanté furiosa del sofá en el que estaba sentada con Señor Infantil y me crucé de brazos—. ¡Además eso no es cierto!

—Por favor cálmate, Luke -«¿Cómo sabe mi nombre...? Bueno, mi nombre falso» pensé fugazmente antes que el pánico recorriera todo mi ser—. Nathan, esto ya estaba planeado. El director no quiso que te den privilegios por ser... ya sabes, famoso —«Pff, famoso»—. Tú querías ser normal; vas a ser como todos aquí.

Acaba de enterarme de tres cosas:
1. Su nombre era Nathan. Aún no había apellido aparente.
2. La palabra «normal» no funcionaría del todo con él.
3. Comenzaba a anochecer y el hambre me invadía.

Bueno, puede que el tercer punto no sea muy importante.

—Gary y yo hablamos mucho tiempo sobre esto y decidimos que Luke es el más indicado para ser tu compañero —continuó explicando.

—Espere. —Miré al hombre y el tipo ése me imitó—. ¿Cómo que el "más indicado"? ¿Estuvieron revisando mi historial académico?

—De hecho sí —admitió cómo si se tratara de la cosa más normal del mundo—. Revisamos todos los historiales de los alumnos y tú eres el que mejor cuadra con Nathan.

«No, esperen, ¿qué?»

—¿Eso es legal? —murmuré, aunque fue más para mí misma que para los demás y no hubo respuesta. Me preocupé aún peor.

—¡Pero Mark! ¡Yo...! —quiso hablar, pero el adulto lo interrumpió.

—Sin peros Nathan, la decisión ya está tomada —le dijo, dejándolo sin palabras.

«Jah. ¡En tu cara, pervertido!»

Dejé de prestarles atención cuando siguieron discutiendo por algunos minutos; a cada argumento que el tal Nathan arrojaba, Mark tenía algo ingenioso que responderle. Era genial verlo tan sometido.

—Ahora, por favor, cuida de Nathan, Luke.

—¿Se dirige a mí?

Ya siquiera sabía si me sentía intimidada por sus palabras o por la inquietante mirada del chico. Terminé asintiendo con la cabeza, nada de segura.

She's the only ExceptionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora