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viernes, 2003

Empujó una gran puerta que se abrió con un crujido espeluznante. Asomó lentamente la cabeza y observó con horror el interior de la habitación. Las paredes se encontraban llenas de palabras que Jimin recordaba con tristeza, aquellas que su padrastro y compañeros le gritaban.

Gritó, cada vez más fuerte y con más dolor, dio una media vuelta y, se vio a sí mismo.

Vio su cuerpo colgando de una soga.

—Te lo mereces. —dijo alguien a sus espaldas, el pequeño giró bruscamente, observando a Jeongguk. —Nadie te quiere, Jimin.

El sonido de la puerta obligó a Jimin a saltar de la cama, despertando de su horrible pesadilla. —Jimin, es hora de... ¿Cariño? ¿Estás bien? —Su madre lo miraba desde la puerta, preocupada, el menor se limitó a susurrar un "sí" en respuesta.

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Los dos pequeños abrieron un libro de pasta azul, observando con maravilla cada una de las ilustraciones y explicaciones. Sonreían y archivaban cada una de esas bellas imágenes en sus recuerdos. Ambos se encontraban en la biblioteca, sentados en el suelo del pasillo de Astronomía, gracias a que Jimin lo había pedido. Sus manos estaban fuertemente entrelazadas y, de vez en cuando, se daban ligeros apretones después de besar la mejilla del otro. Jeongguk trataba de observar disimuladamente a Jimin, y cuando este le devolvía la mirada, inmediatamente miraba a la página.

Una de las tantas imágenes llamó la atención del más bajo, lo que hizo que sus ojos brillaran y una pequeña sonrisa se formara en sus labios.

—¡Ese es Stephen King! —chilló el más alto, señalando hacia otro lado mucho más allá de donde estaban. Jimin giró su cabeza rápidamente, tratando de buscar al escritor mientras Jeongguk arrancaba la página que su amigo estaba viendo, guardándola en su bolsillo. —Oops... Creo que era otra persona. —se excusó el menor, levantando los hombros con indiferencia.

Jimin hizo un puchero y volvió a dirigir su vista hacia el libro. Jeongguk se rio por lo bajo, besando con ternura la mejilla del contrario, para luego sentir como este recostaba su pequeña cabeza en su hombro.

Puso su mano alrededor de la cintura de Jimin, atrayéndolo más hacia él.

''

Desde el recorrido de la biblioteca a cada una de sus casas, los dos chicos no habían soltado sus manos por ninguna circunstancia.

No querían dejar de tener contacto el uno con el otro.

Porque se querían.

Se querían de una forma linda y especial. Se amaban de la forma más pura.

—Jimin... Esto es para ti. —Jeongguk sacó de su bolsillo el pedazo de papel, extendiéndoselo al chico, quien lo tomó dudoso. Lo desdobló y admiró detenidamente las constelaciones. Sus ojos se humedecieron cuando vio como Jeongguk le sonreía, por lo que lo envolvió en un abrazo inmediatamente.

—Gracias. —susurró entre lágrimas. —Gracias por estar aquí, Jeonggukie.

Porque Jimin ama las constelaciones.

Pero no tanto como ama a Jeongguk.

BODY DYSMORPHIC [kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora