VI: Rotos

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Dando comienzo a las pruebas parciales cada uno se encontraba en su mundo, aún así, dándose un tiempito para el otro cada vez que podían.

Clara no tenía idea de lo que estaba sucediendo... Pero ese algo le hacía sentir feliz y, supongamos que era eso lo que valía: Ser feliz.

Se sentía feliz cuando estaba con Mati por encima de ese tejado de madera, él le hacía vibrar el corazón e incluso la hacía tocar las estrellas sin mover un dedo siquiera. Como si una película de romance se tratara, eran solo ellos dos y el cielo.

Pero habían ciertos temas que la hacían sentirse incómoda y desilusionada un poco, la hacían perder las esperanzas con respecto a un futuro entre ambos.

Clara salió del colegio a tropezones debido a el tumulto de estudiantes que allí se encontraba, se movían tal cual estampida de elefantes provocando que algunos se chocaran entre otro, especialmente los más chicos. Los parciales los tenían nerviosos a todos, haciendo que cada estudiante se encerrara en su mundo.

Entre tanta gente logró vislumbrar a Matías, con su particular mochila en tonos azules. Clara casi pierde un zapato por llegar a su lado, pero aún así, lo hizo.

—Espérame un poco que nadie te está corriendo. —rió ella mientras acomodaba su uniforme y su mochila.

Él esperó unos segundos para contestarle mientras la miraba en su totalidad, luego a sus alrededores.

—La única que corría aquí eras tú... Chica agitada y con uniforme desaliñado, anotada en el cuaderno de disciplina. —hizo alusión a una de las profesoras de filosofía del colegio, ambos se rieron al recordar lo chiflada que estaba esa señora.

—No tiene cura Leti... Dicen por ahí que siempre fue así.

—Mi primo la tuvo hace unos 5 años, justo antes de que se graduara. Según él, sigue repitiendo las mismas porquerías que en aquel entonces.

Clara hizo el amague de tener escalofríos, pues a ser sincera, esa profesora no era de sus favoritas. No culpaba el que fuera estricta, ya que siempre se había llevado bien con profesores así, sin embargo, con esta no lograba congeniar. Creía que había una gran diferencia entre ser estricto y simplemente ser del asco con los alumnos.

El camino a casa transcurrió silencioso pues notaba a Matías un tanto distante, a Clara no le daba el valor suficiente para preguntarle qué le sucedía. En cada ocasión que ella intentaba acercarse, él simplemente parecía alejarse un poco más.

No quería sacar sus propias conclusiones, en realidad prefería creer que eran imaginaciones suyas y que estaba exagerando todo, pero la situación le daba mala espina y no podía negarlo.

Matías parecía apurado y a Clara le costaba seguirle el paso, pues la diferencia de altura era algo que influenciaba en ello, además del poco deporte que ella realizaba comparado con toda la actividad que él hacía.

Por cada noche (a tu lado) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora