VII: Segundas oportunidades

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No podía permitir que sus sentimientos le nublaran el juicio, así que decidió hablar

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No podía permitir que sus sentimientos le nublaran el juicio, así que decidió hablar.

Clara temblaba, lo cual era extraño teniendo en cuenta que no hacía mucho frío y ella estaba abrigada, llevaba puesta una campera y una de esas chalinas viejas atadas al cuello, las mismas que solían ser de su madre. Sin embargo, no temblaba por frío, sino por miedo a no recibir la respuesta adecuada, incluso cuando ni siquiera sabía cuál podría ser esa.

—Mati... —interrumpió el momento, con su voz casi inaudible. Se sentía demasiado pequeña allí, como si no tuviera las fuerzas suficientes para hablar más alto.

Él la miró, expectante a que ella prosiguiera.

—Últimamente te he sentido distante y no puedo permitirme el lujo de ignorar cosas que me afectan.

Quizás aquello había sonado un poco egoísta, pero eso era algo que no podía evitar serlo de vez en cuando. Así se había criado al ser hija única y al vivir en una familia tan minúscula.

—No es nada —le aseguró él, finalmente—, simplemente no me conoces en época de parciales. Me vuelvo alguien completamente distinto y eso es algo que no lo puedo controlar. Lamento si he actuado así contigo...

Matías tomó una de sus manos entre las suyas, dándole leves caricias para así tranquilizarla.

En realidad, tuvo la certeza de haberlo logrado, a pesar de que Clara, en su mente seguía machacándose la cabeza debido a todo su montón de inseguridades.

Ella dudó, pensativa. No era de confiar mucho en las personas, aunque en él lo había hecho desde un principio, ¿por qué esa vez tenía que ser diferente a las otras?

—De verdad. —Volvió a insistirle tras no recibir ninguna respuesta de su parte.

Clara creyó que con tal respuesta se conformaría, pero para desgracia suya no fue así. Pues el nudo en su pecho se mantenía intacto y eso no le traía muy buena espina, un mal presentimiento comenzaba a apoderarse de ella. Si algo sabía, era que ella nunca se equivocaba con sus intuiciones.

Durante época de parciales, Clara se levantaba increíblemente temprano. A pesar de que, normalmente su alarma sonaba a las 6:40 a.m. para poder llegar a tiempo al colegio, durante esas semanas hacía pequeñas excepciones, viviendo como un vampiro, pues si no era para asistir a clases, tampoco salía mucho a ver la luz del sol.

Su alarma sonaba a las 5:30, cuando ni siquiera había amanecido y ella luchaba contra el sueño para poder releer los esquemas que se preparaba, aquellos que nadie entendía más que ella, y no solamente por la complicada letra que muchos solían comparar con jeroglíficos egipcios.

Se había prometido que ese año sería mejor que los anteriores, se esforzaría por todo lo que no había hecho en el pasado y en realidad, le estaba dando buenos frutos últimamente.

Por cada noche (a tu lado) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora