III: Te querré siempre

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La siguiente noche, Clara no quiso asomarse, no quiso siquiera sacar la cabeza por la ventana para saborear un poco de la brisa de la noche

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La siguiente noche, Clara no quiso asomarse, no quiso siquiera sacar la cabeza por la ventana para saborear un poco de la brisa de la noche. A pesar de ser los primeros días del otoño, aún se podía sentir algo de verano.

Clara no quiso asomarse y eso no tuvo nada que ver en lo absoluto con el sueño que la venía persiguiendo desde la noche anterior, era una fecha especial... Más que especial, dolorosa. Una noche de la cual no podía pasar página para seguir adelante.

Tenía miedo de defraudar a Mati y rezaba para que él pudiera entender la situación, aunque no recordaba haberle detallado sobre el tema; él solo sabía lo suficiente de esa parte: la madre de Clara había fallecido hacía unos años y Clara aún no se sentía preparada para hablarlo con él, pues ni siquiera se sentía cómoda para hablarlo consigo misma.

Llegadas las 00:00 a.m, Clara se encontraba acostada leyendo un libro, no es que esperara ver lo que sucedía si ella se ausentaba esa noche a sus encuentros, sino que la poca costumbre de acostarse temprano no se lo permitía. Ella ya se había acostumbrado a Mati, a sus noches, a aquello que les pertenecía.

Se sintió nerviosa e instintivamente comenzó a morderse las uñas. Se sintió angustiada por defraudar a su mejor amigo y no lograba apartar la mirada de la ventana.

Minutos después era él quien golpeaba el cristal.

Clara apenas abrió la ventana, lo suficiente para que Mati pudiera escucharla. —No saldré esta noche, no puedo. —dijo de manera cortante, incluso sin buscar hacerlo.

Mati miró a las afueras. —No está ni tan frío...

—No es eso, simplemente no puedo. —dijo, determinada a quedarse durmiendo y que Matías se marchara.

— ¿Estás en tu período? —preguntó él, con los ojos abiertos como platos y mirándola de arriba abajo, ¿acaso estaba buscando alguna que otra mancha de sangre? Clara se rió para sus adentros.

¿Por qué los chicos siempre mantenían las mismas suposiciones cuando la chica en cuestión actuaba de forma extraña o en tal caso, diferente?

Y eso que Clara, desde el momento que conoció a Matías, había pensado que él era completamente diferente a los demás.

—Tengo tarea que hacer...

Excusas, excusas, excusas.

—Sé que no, no quieras verme la cara de bobo. —se rió y el pecho de Clara se apoderó de una pequeña emoción inquietante, era ese lado detallista que al parecer le encantaba; Clara una vez le había mencionado que lo primero que hacía al volver a casa era terminar sus trabajos.

Matías la había atrapado y ya no hubo excusas.

—Mati, es la noche, es el aniversario de esa noche. —lo miró detenidamente esperando que él se diera cuenta de lo que ella intentaba decirle y que, de una vez por todas, se fuera y la dejara en su propia soledad.

Por cada noche (a tu lado) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora