Marcus

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 Se encontraba sentado en el último pupitre de la última fila, lo más lejos de la multitud posible.

Nunca habló mucho; desconocía su nombre y creo que solo me había acordado de su existencia un par de veces que me lo crucé por los pasillos, hasta que conocí sus ojos. Eran los ojos más bonitos que había visto nunca. Su color esmeralda se mezclaba con unas betas rubias que daban una profundidad añadida al círculo negro que rodeaba al iris por fuera. Fue en ese momento cuando comencé a fijarme más en él. Era guapísimo. Tenía un pelo castaño claro, un poco rubio, ni largo ni corto, lo que le daba un aire despreocupado. Su tez era blanca, pero en la cara, por la zona de las mejillas, se le acumulaban un millón de pecas que hacían ese rostro especial, distinto. Me di cuenta de que tenía una manera de hablar aunque más bien hablaba poco, muy especial y una sonrisa preciosa.

De tanto fijarme en él, llegué a darme cuenta de que él me miraba bastante, estaba pendiente de mí y se sonrojaba al ver que le descubría cuando me miraba. Pero seguía sin saber su nombre. Pasaron semanas, y aún no había descubierto nada más de él que su apariencia física. Mis dudas acabaron cuando un día, Pedro, el profesor de matemáticas le felicitó por su examen: " Muy bien Marcus, un excelente examen, no esperaba menos de ti. " Marcus, por fin lo sabía, Marcus era su nombre. Pero con esto no había conseguido nada, me seguía dando vergüenza acercarme o hablarle así que siguieron pasando los días, las semanas, los meses... Hasta que algo cambió. Sobre mi pupitre había una nota. ¿De quién sería?

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