Marcus XXVIII

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Despierto antes de que suene la alarma y Carla está sentada en el borde de la ventana. Corre un poco de brisa y su pelo suelto se mueve ligeramente hacia la derecha. La llamo y se gira. Creo que no se esperaba que estuviese despierta porque se asusta y por un momento creo que podría caerse y me da un vuelvo el corazón. Se levanta y entra de nuevo cerrando la ventana. 

Las horas en el instituto se me hacen largas pero no pesadas. No quiero que llegue el medio día pero finalmente dan las tres y el timbre anuncia que es hora de volver a casa. Marcus y yo vamos de la mano todo el camino. No hablamos mucho, le noto algo raro pero decido no preguntarle. Saco las llaves del bolsillo pequeño de la maleta y abro. Soltamos nuestras cosas en el hueco de la escalera y entramos en el salón. 

Mis primos pequeños corren hacia a mí y me abrazan. Llevo meses sin verles. Están enormes. El mayor siempre fue más guapo que el pequeño pero es que ahora está guapísimo. Tiene unos ojos azules preciosos y está casi tan alto como yo, aunque eso no es muy difícil. El pequeño está mucho más rubio que antes y más guapo también. Le doy un pequeño toquecito en la nariz a cada uno y me acerco a saludar a mi tía. 

Mi tío está sentado en el sofá hablando con mi padre sobre fútbol, supongo. Me mira y sonríe. Se me agarra un nudo en la garganta y creo que voy a salir corriendo pero le sonrío y me acerco a darle dos besos. 

-Pero por Dios...mira que grande estás ya.-dice-¿Cuánto llevo sin verte? ¿Años? Estás mucho má guapa. ¿Ese que es tu novio?

-Sí.-asiento.-Marcus.

-Encantado Marcus-sonríe estrechándole la mano.-Espero que sepas como tratar a una mujer. 

-Descuida-respondo y le fulmino con una mirada de asco. Salgo del salón para ayudar a mi madre en la cocina. 

Comenzamos a comer unos veinte minutos después. Nunca se me ha hecho una comida tan larga. Los comentarios machistas de mi tío son realmente insoportables. Marcus lo nota y lo mira con desaprobación aunque sonríe a sus bromas por educación, como todos. "Las mujeres recoged los platos que es lo que tenéis que hacer. Los hombres nos vamos al salón. ¿Te vienes Marcus?" pero él ni si quiera le responde, se levanta y recoge todos los platos que puede y los pone en el fregadero. Mi tío sale de la cocina francamente ofendido y le siguen mi padre y mi primo pequeño al que ha agarrado fuertemente del brazo. Gonzalo, el mayor, sin embargo coge su vaso y el de su hermano y también lo deja en el fregadero. Sonriéndome. 

Ayudo a recoger y subo arriba para ir al baño. Abro la puerta cuando una mano se posa sobre mi hombro y me empuja hacía el interior. Me giro aguantando incluso la respiración. Fran, mi tío está ahí, delante de mí, pero no me muestro tan temorosa como de costumbre, todo lo contrario. Estoy enfadada, dolida pero no tengo miedo. 

-¿Qué?-le digo. 

-Llevamos sin vernos solos desde que tenías nueve años. Estás preciosa.-dice acercándose. 

-La diferencia es que he crecido. Me alegro enormemente de que no tengas una hija. Das asco.

Ni si quiera se como pero le pego una patada y salgo por la puerta, tan tranquila. Bajo las escaleras y le escucho quejarse pero no le echo cuenta. Me siento en el sofá con mis primos, jugando con ellos. Fran ya ha bajado así que subo con los pequeños y Marcus arriba. Lucas, el pequeño, pega saltos en la cama mientras canta una canción que suena en la radio ultimamente aunque no entiendo bien cual es. En la esquina de al lado de la venta hay una guitarra, mi primo Gonzalo la mira y me mira a mí. Asiento y el se levanta a cogerla. Está afinada y comienza a tocar unos acordes familiares. 

"You only need the sun when it's starts to snow. Only know you love her when you let her go..." Canturrea mientras rasguea la guitarra. Marcus y yo lo miramos fijamente. Tiene una gran fluidez y una voz muy dulce. Cuando ve que lo miramos se sonroja un poco y para. 

-Sigue-le digo.-Lo haces muy bien.

Mi primo vuelve a hacer sonar un acorde cuando mi móvil me interrumpe. Es Eric, había quedado con él. Lo olvidé por completo. Salgo de la habitación y descuelgo, pero no escucho su voz, solo una vieja canción....

MarcusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora