11. Autopista al infierno.

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-Entonces quedamos a las 3.- Agi sonrió.

- Sí, entre más pronto, mejor. - le respondió del otro lado de la bocina, Harry.

- Para ser sincera- hizo una pausa para soltar un suspiro. - Estoy emocionada.

La risa de Harry inundó los oídos de la chica.

- Me imagino. Te dejo, seguro tienes cosas que hacer y mi madre está aquí, mirándome para que deje el teléfono y me siente a comer. - se burló.

Agi sonrió y se despidió para después cortar la llamada. Continuó caminando por la acera, esa tarde el Sol no estaba tan fuerte, y el viento corría un poco fresco. Era perfecto para regresar caminando a casa, al menos hasta que se cansara y decidiera pagar un taxi.

Era martes, y el jueves sería el primer ensayo con Snowmelt. Tenía una sensación en el estómago, tenía muchas ganas de que llegara ese día, sería una nueva experiencia y ansiaba que llegara también el concurso. Por un segundo se imaginó el momento, reflectores, la gente aplaudiendo, un presentador, las cámaras de televisión grabando el momento, sonaba perfecto. Debía reservar ese día en su calendario de una vez, le preguntaría a Harry la fecha del concurso.

Los siguientes dos días pasaeon en una eternidad. Por fin era jueves y tanto Harry como Agatha estában impacientes, Agi por conocer la canción de la que Harry le hablaba mucho, la que cantarían en el concurso, y Harry por ver a Agi y cantar junto a ella.

En cuanto el timbre de salida salvó a los estudiantes de la clase del señor Rickson, Agi guardó sus cosas, sin siquiera prestar atención a lo que el señor Rickson dijo por último. Salió del aula con cuidado, atravesándose entre la multitud de estudiantes que se dirigían a la salida o a su siguiente clase.

Agatha caminó a la salida, entusiasmada pasó la entrada mientras buscaba en su bolso dinero para el pasaje del autobús. Mientras caminaba encontró el dinero y lo sacó, elevando la vista pudo apreciar a Harry de pie a unos metro de ella, sonriéndole como siempre lo hacía. Ella río y se acercó a él.

- ¡Qué atento!- le dijo.

Harry se encogió de hombros.

- Quería llevarte yo mismo... O en el autobús.- terminó con una media sonrisa.

Ambos se marcharon a la parada del bús. Los ensayos eran en casa de Liam, y puesto que Agi no sabía donde vivía Liam, le había caído de maravilla que Harry fuese por ella a la Universidad. No tardaron mucho en llegar, y cuando lo hicieron Agi sintió un nudo en el estómago. ¿Qué pasaba? Recordó que tendría que cantar, y normalmente no le ponía nerviosa ¿Por qué en ese momento lo estaba? Quizá el hecho de que fuera la única mujer entre cuatro hombres a lo cuales no conocía bien, sólo de nombre, a parte de Harry claro.

Sentía un nudo grueso en la garganta, tan notorio que Harry le preguntó un par de veces si se sentía bien, a lo que ella solo asentía con una sonrisa. Harry no quedaba conforme con su respuesta, pero decidió no decirle nada más.

- ¡Llegamos!- gritó Harry antes de atravesar la puerta del garaje.

Los chicos tenían una conversación alegre, tenían dos cajas de pizza sobre una mesa al fondo, apiladas, dos grandes ventiladores mantenían fresco el lugar, y las ventanillas superiores en dos de los muros del garaje le daba luz, además de un enorme foco colgando del techo. Las paredes eran grises oscuro, y una repisa dedicada a la banda llamaba mucho la atención, en ésta, yacían los trofeos de los concursos ganados, algunas fotografías enmarcadas del grupo, algo que parecía que habían ido a la tv. Ese era como el santuario de Snowmelt, el sitio sagrado de la banda, y se sentía casi una intrusa allí, aunque las sonrisas de los chicos le levantaron bastante el ánimo.

Perfecta Armonía. (H.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora