17. Sorpresa.

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Con los ojos pesados, y dolor en cuello y espalda, Harry se removió un poco. Estaba oscuro, así que no se preocupó. No tardó en darse cuenta que estaba sentado y no acostado ¿No estaba en su cama? Abrió los ojos de nuevo, de inmediato reconoció la sala de su casa, parpadeó hasta que su vista pudo adaptarse a la oscuridad, al parecer afuera llovía, pues perfectamente podía escucharse las gotas golpeando contra las ventanas y el pavimento, la televisón estaba apagada, el reloj de la cocina hacía eco. tic...tac.

No recodaba haber ido a dejar a Agi...

Sus ojos se abrieron a tope y lentamente se movió, alguien estaba a su lado. Agatha dormía cómodamente recargada en su brazo. Una expresión de sorpresa surcó su rostro, a la par con una maldición en tono bajo. Intentó no moverse más para no despertarla, pero se moría de ganas por saber qué horas eran. Podrían haber pasado treinta minutos, o incluso horas.

Notó las mejillas enrojecidas de la chica y la tentación de tocarlas le comía la mente, se contuvo y giró su vista a otro lado. Todo estaba tranquilo, el silencio era interrumpido por las suaves gotas de lluvia y el tic tac del reloj. Si tan solo tuviera la manera de contorsionarse un poco para observar el reloj por encima de la barra, esto si las ventanas de rejillas de madera estaban abiertas. Cuidadosamente tiró de la manta que los cubría a ambos para tapar los hombros de Agi.

La luz de la escalera estaba encendida, así que suponía que su madre ya estaba en su habitación, dormida. Intentó estirarse un poco pero Agatha se removió y murmuró algo que Harry no llegó a entender. Ella hablaba entre sueños, era adorable. La chica se acomodó tomando como almohada el pecho del chico. Un leve cosquilleo recorrió la piel de Harry al tener a Agatha tan cerca de él y de esa manera. Suspiró. Debían ser como las 11 de la noche.

Un relámpago iluminó por unos segundos la sala.

Además seguía lloviendo a cántaros. ¡Vaya verano!

Dado que, no tenía muchas opciones optó por volver a dormir, después de todo si tenían una manta encima era porque Anne los había cobijado, y de seguro también había llamado al tío de Agi para avisarle que ella estaba en buenas manos. Sintiendo sus ojos nuevamente pesados, se acomodó mejor en el sofá, subiendo sus pies a la mesita de centro, recorriendo cuidadosamente su brazo al rededor de Agi, quién inconscientemente en sueños se acurrucó.

Con una sonrisa, Harry volvió a dormir.

**

Suavemente sus ojos se abrieron aunque no por completo, dándole paso a su conciencia. ¿Dónde estaba? ¿A qué hora se había quedado dormida? ¿Por qué la espalda le dolía? Un momento, ¿Tenía un brazo encima suyo o era solo su imaginación? Su vista borrosa se enfocó, dándose cuenta que no reconocía el lugar, se enderezó de inmediato, alterando al individuo que tenía a su lado. Harry abrió los ojos asustado.

Agatha reconoció el lugar, y el chico a su lado ¿Qué rayos?

- ¿Qué pasa? ¿Estás bien?- le preguntó Harry, alarmado.

Confundida negó con la cabeza. Miró al rededor y pensó por unos segundos. El cantar de algunos pajarillos ya se escuchaba, la luz inundaba un poco la sala y al parecer había dejado de llover. En un silencio extraño, los segundos pasaron lento. Harry se desperezó estirando sus brazos y sus piernas, logrando que los huesos de su espalda crujieran.

- ¿Qué hora es?- preguntó Agi, consciente que era jueves y tenía clases temprano.

Harry giró su torso para observar el reloj de la cocina.

-Las 6:03 a.m.

Agatha se quitó la manta de encima y se talló el rostro, cansada.

-Tengo clases a las 8.- dijo.

Perfecta Armonía. (H.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora