6. The Other Side of the Story

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-¡Raiden!- escuche una voz desconocida gritar desde afuera, fue entonces ahi que me percate que el mencionado no me seguía.

De un movimiento seco y rápido gire la cabeza de un infectado, habitante antes en la cabaña, y corrí regresando sobre mis pasos hasta asomarme por la puerta principal y ver a Raiden apunto de tocar el suelo.

Una silueta, en definitiva de una persona, se alcanzó a divisar desde mi posición. Su cuerpo se acercó rápidamente tomando al chico antes de que cayera por completo al suelo.

Me acerque rápidamente con arma mano dispuesto a reventarle la cabeza a quien fuera el idiota que quería llevárselo.

No era que me importara mucho lo que pasará con él, pero no había pasado un sin número de estúpidas situaciones soportando todo tipo de berrinches de su parte sin romperle la cara, para que de un momento a otro alguien viniera y se lo llevara.

-Raiden- escuche que volvieron a pronunciar, extrañandome que la persona supiera el nombre. A unos pasos más cerca logre divisar claramente el rostro y rasgos de la persona de quién se trataba, lo conocía.

-Entonces, tu eres Hyuk- hable una vez que estuve frente a ellos destensando los músculos y dejando de apretujar el arma. Sin preverlo mi voz provocó un sobresalto al otro que claramente disimulo bien -¿No deberías de estar con Dante?- enarque una ceja mirándolo de arriba a abajo buscando algún indicio del que me debiera preocupar. Si el estaba bien, Shaiel y Dante también lo estarían.

Inmediatamente me pregunté exactamente qué hacía él aquí y como nos había encontrado entre todo el extenso bosque.

¿No estaría yo alucinando? ¿Inconsciente tal vez?

-¿Y tu no deberias de cuidarlo?- me devolvió la pregunta con un tono de voz seco y con el ceño fruncido mientras sostenía a Raiden. Chasquee la lengua mientras negaba, yo no era ningún niñero, solo me limitaba a que siguiera vivo.

En medio del silencio, el chico de ojos rasgados comenzó a hablarle a Raiden dándole ligeras palmadas en las mejillas, casi como caricia. Trate de evitar soltar cualquier comentario ante tal cuidado de su parte, de esa forma él jamás despertaría.

-¿Qué le pasa?- Una tercera voz se unió de la nada. El aire en mi sistema salió en una exhalación tranquila, lenta, mientras una sonrisa trataba de escapar de mis labios. Era Dante.

Un golpe en mi costado me hizo doblarme de manera imperceptible antes de sentir un cuerpo rodearme por la cintura. Fruncí mi ceño mientras giraba ligeramente la cara solo para ver aquellos peculiares cabellos verdes pertenecientes a la única mujer que de verdad había querido en toda mi miserable vida

-Estas bien- afirmó en un susurro cuando por fin pude regresar el abrazo.

-¿De dónde diablos han salido?- comente cuando se alejó y de reojo veía a Dante inspeccionar a Raiden.

-Llevábamos horas buscandolos. Escuchamos hace no mucho disparos y seguimos un pequeño rastro de huellas hasta aquí- Explico mientras volteaba a mirar al chico que venía conmigo -¿El esta bien?- lanzo la pregunta al aire, captando por fin la atención de todos.

-Sólo está agotado- contestó Dante resolviendo las dudas mientras se levantaba y dedicaba una mirada fugaz a Hyuk, quien pasó un brazo debajo de las piernas del más chico y otra se deslizaba por su espalda hasta llegar a los hombros, levantandolo con algo de dificultad.

-O-oye, Hyuk- Dijo tímidamente Dante -No deberías tensar demasiado ese brazo, l-la herida está fresca- Habló con un tinte de preocupación en la voz. No me sorprendía, Dante siempre había sido un chico demasiado gentil e inocente. Lo que había llamado mi atención de forma automática fue aquel tartamudeo que solo surgia cuando él se encontraba nervioso o muy ansioso.

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