11. Delusion

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Los constantes e imparables murmullos terminaron de despertarme de un descanso nada bueno.

Ignorando el hecho de que mi boca estaba completamente seca y el estómago me gruñía con fuerza, me enfoque en la pequeña reunión que se llevaba a cabo no muy lejos de mí; sin embargo sin contar con mi presencia.

-Debes estar bromeando...- fue el primer comentario nítido que pude captar mejor espabilado, reconociendo la voz de quien parecía ser el menor de todos -Esa enorme estructura... no puedo imaginarlo- Gire mi cabeza desde mi posición sobre el suelo, captando rápidamente rostros completamente consternados y sorprendidos en un ambiente serio.

¿Porque nadie había sido capaz de despertarme?

Ahora estaba perdido del hilo de toda la historia y eso era ciertamente problemático y frustrante. Yo también estaba metido en esto, debían considerarme.

-¿Sabes que no puedo imaginarme? El hecho de que si no fueron sujetos de prueba originales, ¿Qué diablos hacen aquí abajo?- el tono de voz usado por la ojimiel denotaba incredulidad falsa, que rápidamente se transformó en uno amenazante -¿Quiénes son ustedes?

-Un momento, no tienes por qué hablar de esa forma- salió a dar la cara Shaiel al momento en que un golpe sobre la superficie de madera se escuchaba, en un intento de poner orden -Nosotros no pedimos ser encerrados aquí.

-Por un momento creí que no era la única a la cual esa maldita droga no le había hecho efecto- murmuró para sí misma, sin embargo, había sido lo suficientemente fuerte para escucharla a la perfección.

-¿Que droga?

-No saben la profundidad de esta mierda. El mundo entero es completamente ajeno a esto.

-Tal vez si nos explicaras en lugar de abrir la boca inútilmente, serias de más ayuda- en el momento en que esa voz me llegó a los tímpanos, mis ojos sin querer se desviaron a la alta persona de piel morena que había hablado, lanzándome una extraña corriente que recorrió mi cuerpo entero.

Los recuerdos de una noche rara me invadieron y mis mejillas se tiñeron de rojo de forma automática cuando mi mente recreó la sensación de la respiración ajena sobre mi piel y el efímero y casi imperceptible roce de labios.

¿Cómo había terminado aquella situación de esa forma?

El nerviosismo repentino inundo mi cuerpo y, en un tonto impulso de levantarme, los costados me pulsaron de forma aguda y mi pecho se comprimió, bloqueándome el aire.

Un ahogado quejido resonó en la habitación y la atención entera cayó sobre mí.

Me removí, torpe e incómodo sin tener éxito en la tarea de incorporarme, soltando un suspiro y resignado a morir de vergüenza en ese momento.

-¿Duele demasiado?- La voz de Shaiel se hizo escuchar en la ahora silenciosa habitación, llamando mi atención el hecho de que ella supiera que estaba en malas condiciones.

-Sabemos lo que pasó. Debes descansar- Dante de forma tranquila se acercó, extendiéndome una botella de agua. No sabía dónde la habían conseguido, ya que prácticamente habíamos sido despojados de todas nuestras pertenencias, entre ellas, las mochilas llenas de cosas.

Una vez incorporado y con la garganta renovada, con un gesto indique que siguieran la entonces inconclusa conversación que mantenían. Largos segundos pasaron con todas las miradas en mí antes de que nuevamente aquella voz que tanto me revolvía el estómago sonara.

-Debemos movernos- sentenció, volteando a ver con una mirada filosa a la ojimiel -Si es cierto lo que dices, debo verlo por mí mismo. Por otro lado, aun si llegamos a aquel lugar, no dejas de estar sobre la mira- hablo con cierta brusquedad. Con una postura firme y un amago de sonrisa queriendo escapar de sus labios, la ojimiel le mantuvo la mirada, profunda y brillante.

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