AfterDeath

18. Sorry

Nota: para que se entienda mejor una parte de la historia les dejo arriba una imagen del vestuario que cada uno trae.

🌸

-Reiden- escuche mi nombre y me gire a la dirección de donde había provenido el llamado. Sabía quién era. Su voz se había grabado a fuego en mi cabeza lo suficiente para responder a él de forma inmediata pese a que lo último que quería hacer era obedecerla.

Detuve mi marcha justo antes de doblar en la esquina del pasillo que me llevaría a la que era mi habitación y mire a Becker, quien me escaneo de arriba a abajo en un vistazo rápido antes de hacer una señal con su mano y encaminarse a su despacho. Lo seguí de cerca sin mediar palabra sintiendo las miradas de mis ''compañeros'' sobre persona.

Entre, cerrando la puerta detrás de mí, esperando su aprobación para que, de ser necesario, me acercara más a él. Lo observe, con papeles en mano y un enorme mapa con ciertas anotaciones en tinta roja sobre ella extendido sobre el escritorio de madera oscura.

- ¿Cuál fue el resultado de la expedición? -pregunto sin mirarme, alternando su mirada de los informes que tenía al mapa y viceversa, concentrado.

- Logramos neutralizar al pequeño grupo de supervivientes que habían causado algunos destrozos en uno de nuestros depósitos de provisiones -relate con voz neutral, lo suficiente alta para que me oyera claramente- Capturamos cuatro mujeres y seis hombres, dos de ellos mayores y... un menor -concluí, dudando un poco si debía haber mencionado lo último- Se les fue retiradas todas sus armas. Estamos en espera de órdenes -termine, tratando de aparentar frialdad ante él.

- ¿Órdenes? Creí que ya sabías todo el proceso -me miró por sobre las hojas con obviedad. Trate de mantenerle la mirada, respirando lentamente. Era cierto, era plenamente consciente de lo que debíamos hacer, pero como usualmente sucedía, tenía la ligera esperanza de no tener que presenciar más cosas atroces.

- Lo sé -afirme -Pero... -un estruendo sonó y pare mis palabras, apretando mis manos y desviando mi vista frustrada al suelo.

- Te he dicho que no intervengas en cosas que ya están establecidas. Adivinare, ¿Es por el niño que hay en el grupo? ¿Qué piensas hacer con él, cuidarlo? No me sirve absolutamente de nada, solo para carne de carnada, nada más. Además te recuerdo que mataron un par de mis hombres ¿Crees que voy a pasar por alto eso? -hizo una pausa antes de cambiar su expresión completamente a una sonrisa un tanto retorcida- además tenemos que alimentar a todos aquí. Un niño no es gran cosa, pero la carne es mucho más tierna.

- ¡Basta! -no pude controlar mi grito en un intento de parar lo que decía mientras un asco enorme se acumulaba en mi cuerpo. Lo mire, conteniendome. Si ellos habían matado a sus hombres era en defensa propia, sus perros no eran santos, de hecho eran lo contrario a ello, eran unos hijos de puta que se habían ganado su final.

Sin embargo discutir de ello era correr hacia un callejón sin salida que terminaría en un buen castigo, por lo que en ese momento lo más sencillo era salir de ahí, mandando todo a la mierda momentáneamente. Yo podía servirle, pero no compartía sus ideas, mucho menos sus actos inhumanos. Era asqueroso, cruel, algo que una persona con conciencia o con un poco de empatía no podría tolerar.

Pero si, lo sabía, él no era una persona.

Era un jodido enfermo.

Soltó una risita sin gracia antes de dejar los papeles a un lado y negar con la cabeza- Esa mirada otra vez. Te lo he repetido mil veces, no me retes, Raiden. ¿Necesitas que te muestre de nuevo qué es lo que sucede si me desobedeces? -mi espalda entera ardió al solo recordar los azotes que había recibido hace talvez una semana antes y sentí mi garganta sofocarse al imaginarme de rodillas frente a él, intentando no ahogarme con las embestidas cuando me forzó a colocarme entre sus piernas y dejarlo profanarme la maldita boca.