Paré un momento en el centro de todo, donde la escasa luz iluminaba mas y mire hacia arriba sin lograr distinguir correctamente a las sombras que se movian euforicas, lanzando gritos y maldiciones extasiados que en conjunto lograban crear un ruido ensordecedor y abrumante.
Mi cabeza estaba a punto de explotar y mi cuerpo al borde del colapso. Mi respiración era incapaz de acoplarse y mis piernas temblaban en un intento de mantenerme de pie, pero la fatiga, las heridas, el hambre y las escasas horas de descanso no lo hacían fácil.
¿Cuánto tiempo había pasado ya? Probablemente solo unos cuantos días, sin embargo se sentían como semanas o años enteros.
— ¡Dante! — escuche el nombre del menor en un grito y salí de mi letargo, capaz de observar como Nathan lanzaba algo en dirección al pelinegro quien jadeaba rápidamente. Sin mucho esfuerzo el mencionado atrapó un tubo de metal y se posiciono en guardia, esperando a su siguiente atacante que para su desgracia no se trataba de una sola persona.
Ignorando el cuerpo sin vida a mis pies y la sangre esparcida alrededor, di un paso en dirección del menor en un intento por ayudarlo, pero me fue imposible al momento en que mi cuerpo fue embestido, llevandome directo al suelo. El puñal que me servía como única arma resbaló de mis dedos manchadas de sangre ajena y maldije mentalmente. Mi cabeza pasó a estar en blanco en cuestión de segundos cuando una presión sobre ella la mantenía ahí, pegada al sucio y húmedo suelo.
— Tu... pedazo de mierda —trague lentamente, sin decir nada— ¿Ves eso de ahí? asesinaste a Buddy, el único jodido aliado y amigo que tenía —sus dedos se enredaron en mis cabellos, jalando de ellos hasta alzar mi rostro unos cuantos centímetros antes de volverlo a impactar sobre el suelo— Llevas ya bastantes víctimas cobradas. Me parece que ahora es tu turno —terminó de susurrar entre dientes.
No lo culpaba. No era de manera injustificada el que quisiera asesinarme, no del todo.
Aquella horrible sensación por mis actos pasados; por aquellas vidas que había arrebatado regresaron de golpe, acumulandose rapidamente. Mi pecho ardió, mi estómago se revolvió en una especie de vacío y mi conciencia gritaba a viva voz lo que había hecho. Mi ansiedad aumentó y pese a que sabía que todo había sido en defensa propia, mi inconsciente no parecía perdonar o justificarme.
Y lo odiaba. Maldición, yo no queria hacerlo, queria que todo parara, que todo fuera un mal sueño, despertar en mi cama, justo en mi habitación y comenzar el dia de nuevo.
¿Pero entonces cómo debía explicarlo? ¿Cómo explicar que solo luchaba por mi vida, que no aceptaba el hecho de que debía morir aquí? ¿Como debía enfrentarme a la persona frente a mi y decirle que él sería mi siguiente víctima? ¿Como debía comunicarle el hecho de que él iba a morir?
Por supuesto no había forma de decirlo, mucho menos de que lo aceptara.
Mi codo se disparó hacia atrás en un segundo de descuido. El golpe llegó limpio y directo, permitiendome arrojarlo fuera de mi.
Aprovechando esto, me arrastre, guiado por el brillo de mi arma a unos cuantos centímetros de mi, pero mis intenciones se vieron frustradas cuando justo en el instante en que mi brazo se estiró para tomarlo, unas manos me sujetaron del pie, tirando de mí hacia el responsable de aquel agarre.
Me giro, dejándome cara a cara con él, dejándome apreciar la sangre de la nariz lastimada y su evidente rabia por lo que había hecho. Fue entonces que algo captó mi atención entre sus dedos fríos y temblorosos que me hizo saber de inmediato que mi agresor tenía algo en aquella mano que alzó, listo para atravesar mi cuerpo con ella. En un acto de reflejo por evitar que lograra apuñalarme en algún punto que marcara mi fin, coloque mi mano frente a mí, cerrando los ojos, esperando cualquier cosa.
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AfterDeath
Science FictionUn mal manejo de una potencial sustancia modificada a virus, y personas que no miden las consecuencias da como resultado: completo caos. Y posiblemente el final de todo. Después de mas de un mes aislados, sobreviviendo por milagros, finalmente ocurr...